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Trump habla con líderes mundiales tras generar alarma por decreto antiinmigración

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una conversación telefónica con su homólogo ruso Vladimir Putin, el 28 de enero de 2017, en la Casa Blanca, en Washington afp_tickers

Donald Trump habló este sábado con varios líderes mundiales, entre ellos el ruso Vladimir Putin, en momentos en que crece la alarma internacional ante la ofensiva del mandatario estadounidense contra los inmigrantes musulmanes.

Además de Putin, Trump habló con el primer ministro japonés Shinzo Abe, con la canciller alemana Angela Merkel, y con el mandatario francés François Hollande.

La Casa Blanca calificó la conversación de una hora entre Trump y Putin de “significativo comienzo” para mejores lazos entre Washington y Moscú, y dijo que ambos hablaron de cooperar en la lucha contra el grupo Estado Islámico.

Más temprano, en Moscú, el Kremlin dijo habían acordado desarrollar relaciones “de igual a igual”, dando “prioridad” a la lucha contra el terrorismo y estableciendo una “real coordinación” contra el EI en Siria.

El Kremlin, que describió al intercambio como “positivo”, agregó que Trump y Putin abordaron varios temas, desde desde el acuerdo nuclear con Irán hasta Ucrania, pasando por el conflicto palestinoisraelí, la península coreana y las relaciones comerciales.

También hablaron del deseo de ambos de reunirse, señaló.

La postura amigable de Trump hacia Putin, a quien Francia y Alemania acusan de intentar socavar la unidad occidental, es mirada con lupa desde que ganó las elecciones del 8 de noviembre.

A los líderes europeos también les preocupa sobre las virulentas críticas de Trump contra la OTAN, a la que ha calificado de “obsoleta”, cuando es su principal defensa frente a Moscú.

Sin embargo, dijo en su conversación con Merkel que la OTAN es “de fundamental importancia” para la Casa Blanca.

Hollande, en tanto, solicitó a Trump el respeto al principio de acogida de refugiados y le advirtió sobre las consecuencias del proteccionismo comercial que impulsa, según un comunicado de la presidencia francesa.

En tanto, ratificó a Abe el “férreo compromiso” de Washington con la seguridad de Japón, y se anunció que lo recibirá el 10 de febrero en Washington.

Estas conversaciones también dieron a Trump la oportunidad de explicar sus nuevas políticas contra refugiados e inmigrantes, que han causado conmoción.

– Decreto polémico –

Trump firmó el viernes el decreto que suspende la acogida de refugiados musulmanes durante al menos 120 días, mientras se concreta el futuro sistema de verificación de visas, así como el ingreso de viajeros procedentes de países de mayoría musulmana -Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen- por 90 días.

Varias protestas y detenciones se producían en aeropuertos estadounidenses tras la firma del decreto.

La llegada al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, principal punto de ingreso a Estados Unidos para pasajeros internacionales, se vio perturbada por el decreto.

Los centenares de personas que venían a recoger pasajeros tuvieron dificultades para encontrar a sus allegados, pues las autoridades habían bloqueado las principales salidas habitualmente utilizadas por los viajeros.

En el estacionamiento de la terminal, varios centenares de manifestantes protestaban contra el decreto.

“¡Déjenlos entrar!, ¡Déjenlos entrar!”, gritaban los manifestantes, bajo la mirada de numerosos policías.

“Está funcionando muy bien. Se ve en los aeropuertos, se ve en todas partes”, dijo Trump a los periodistas, en alusión al decreto.

“Vamos a tener una prohibición muy, muy estricta y vamos a tener el análisis extremo que debimos haber tenido en este país desde hace muchos años”, agregó.

– Batalla legal –

Los comentarios del mandatario se produjeron en momentos en que enfrenta su primer demanda contra las medidas, anticipando lo que será una dura batalla en los tribunales estadounidenses.

La querella fue interpuesta por la Unión estadounidense de Libertades Civiles y otros grupos luego de que dos iraquíes fueran detenidos la noche del viernes en el aeropuerto JFK.

Uno de los detenidos, de origen iraquí, trabajó para el gobierno estadounidense en Irak durante 10 años y otro vino a Estados Unidos a reunirse con su esposa, que trabaja para una empresa contratista estadounidense, precisa la demanda.

El extrabajador para el gobierno, Hameed Khalid Darweesh, fue liberado poco más tarde y habló con los periodistas en el aeropuerto.

Interrogado sobre qué le diría a Trump dijo que “me gusta él. Pero no lo sé. Esta es una política que no conozco. Él es un presidente. Yo soy una persona normal”.

Mark Doss, un abogado supervisor del International Refugee Proyecto y del Urban Justice Center, comentó que la detención y posterior liberación de Darweesh demuestran que la nueva política está siendo puesta en práctica “sin ninguna orientación” sobre su aplicación.

Hablar de “‘investigaciones extremas’ es solamente un eufemismo para discriminar a los musulmanes”, estimó Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU).

Romero señaló que el decreto de Trump viola la prohibición constitucional a la discriminación religiosa al elegir países con mayorías musulmanas para un tratamiento más estricto.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró esperanzado en que estas medidas sean “temporales” ya que “la necesidad de proteger a los refugiados nunca ha sido tan grande como ahora”, dijo su portavoz Stéphane Dujarric.

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