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Trump se abre a un acuerdo con los talibanes tras abrupta suspensión del diálogo

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una cena de Acción de Gracias en Bagram, Afganistán afp_tickers

Casi tres meses después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, diera un portazo a la negociación con los talibanes, el mandatario se abrió a un nuevo acercamiento diplomático, pero el diálogo enfrenta importantes obstáculos para un acuerdo que ponga fin a la guerra en Afganistán.

Un tema clave es cómo abordar la creciente violencia en Afganistán, que los talibanes ven como una palanca en la negociación, aunque, según Trump, están dispuestos a suspender sus ataques.

Trump voló a Afganistán el jueves para una visita sorpresa a las tropas estadounidenses con motivo de la festividad del Día de Acción de Gracias y allí anunció que las negociaciones que él mismo había declarado muertas en septiembre habían sido retomadas.

“Los talibanes quieren un acuerdo y nos vamos a reunir con ellos”, dijo Trump.

El anuncio se produce después de un intercambio de prisioneros con los talibanes la semana pasada en el que fueron liberados dos profesores occidentales que estaban secuestrados desde hace tres años.

“Los diplomáticos estadounidenses han estado explorando en silencio cómo volver a lanzar las conversaciones”, dijo Laurel Miller, que se desempeñó como emisaria especial para Afganistán y Pakistán durante el gobierno de Trump y también para la administración de su predecesor, Barack Obama.

“Hasta ahora no estaba claro si los esfuerzos discretos eran suficientes para revertir las afirmaciones públicas de que las conversaciones estaban muertas. Ahora los ha validado públicamente”, dijo Miller, que ejerce actualmente como directora para Asia en la consultora International Crisis Group.

– Esperanzas de un cese el fuego –

Trump, que se presenta a la reelección en menos de un año, se ha mostrado ansioso por poner fin a la guerra más larga en la que ha estado involucrado su país por considerar que es un desperdicio de vidas humanas y de recursos.

Un estudio publicado este mes por la Universidad de Brown en Estados Unidos reveló que el país ha gastado 6,4 billones de dólares en guerras desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, que provocaron la intervención en Afganistán.

Una de las declaraciones más sorprendentes del presidente fue cuando anunció que los talibanes querían un “cese el fuego”.

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, exige un cese el fuego como condición previa a un diálogo, pero los talibanes se han negado tenazmente y mantienen una campaña de sangrientos ataques, lo que hace pensar que esto sería una concesión importante.

Un alto funcionario estadounidense dijo que un nuevo intento de diálogo estaría centrado en “reducir la violencia” y que las negociaciones podrían expandirse para buscar un acuerdo más amplio.

– Los riesgos de ampliar la agenda –

En septiembre el experimentado negociador estadounidense Zalmay Khalilzad alcanzó un principio de acuerdo con los talibanes tras un año de conversaciones.

Según el acuerdo, Estados Unidos se comprometía a dejar el país a cambio de que los talibanes prometieran no permitir que Afganistán fuera usado como plataforma para cometer ataques por parte de Al Qaida y otros grupos yihadistas.

Pero, en contra de las expectativas del gobierno de Ghani, se cree que ese acuerdo no incluía un cese el fuego.

Scott Worden, director para Afganistán y Asia Central del Instituto Estadounidense para la Paz, estimó que un acuerdo con los talibanes podría tomar mucho más tiempo si se suman nuevos elementos a la ecuación.

“Después de que las conversaciones fueran canceladas por el presidente Trump en septiembre, los talibanes expresaron, en mi opinión, una sorprendente voluntad de firmar un acuerdo cuando Estados Unidos estuviera dispuesto, lo que muestra que estaban conformes”, dijo Worden.

Trump dijo en Afganistán que estaba dispuesto a reducir el número de tropas estadounidenses a 8.600 efectivos, el nivel que había antes de que asumiera la presidencia.

El presidente estadounidense busca con ahínco una victoria contundente en política exterior antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, con pocas expectativas de que logre un avance en sus esfuerzos con Corea del Norte y sin novedades en Venezuela o en Irán.

Para Worden la agenda política en Estados Unidos también podría jugar un rol con el antecedente de Irak, donde, tras la retirada estadounidense, el grupo yihadista Estado Islámico irrumpió en el panorama.

“Estos son dos argumentos políticos y creo que van a pesar en los próximos meses”, dijo.

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