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Uganda acelera los juicios para víctimas de violación

Decenas de sospechosos de violencia sexual comparecen ante el tribunal de Kampala el 12 de noviembre de 2018 afp_tickers

En Uganda, los tribunales empezaron a juzgar cientos de casos de violencia sexual, entre los que hay muchas violaciones de niños, para desatascar la justicia y responder a las víctimas que esperan desde hace demasiado tiempo.

En un mes, los jueces de 13 tribunales de seis ciudades quieren juzgar 700 casos de violencia sexual, crímenes que representan más del 60% de los delitos pasibles de pena de muerte en Uganda, según Gadenya Paul Wolimba, juez del Tribunal Superior, que coordina esta iniciativa.

“Los delitos de violencia sexual y sexista son los delitos más corrientes y más extendidos en Uganda y, según nuestras informaciones, solo el 10% de estos casos llegan a los tribunales”, declaró Wolimbwa.

Los datos oficiales muestran que más de 211.000 casos de violencia sexual fueron denunciados entre 2015-2016, mientras que un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicado en agosto revelaba que una de cada tres niñas ugandesas era víctima de agresión sexual.

Las vistas especiales de los tribunales empezaron este lunes con el objetivo de iniciar los más de 6.000 casos de violencia sexual que aún no han sido tratados en el país.

– Niñas de 8 años –

Durante la primera vista en Kampala, la capital, decenas de sospechosos comparecieron ante la jueza Jane Frances Abodo encadenados por pares.

Estos hombres representaban una verdadera muestra de la sociedad ugandesa: desde jóvenes en paro hasta profesores de universidad de mediana edad. Las presuntas víctimas también iban de una niña de ocho años a una rica mujer de negocios.

Algunas de las víctimas habían esperado hasta siete años antes de ver juzgados a sus agresores. Para otras, los tribunales tardaron tanto en ocuparse del caso que los presuntos autores murieron.

Rosemary Kyomugasho, una mujer de 38 años, declaró que su hermana había quedado traumatizada tras ser víctima de una violación individual y de una colectiva.

“Llevamos dos años acudiendo a los tribunales, pero el caso siempre se aplaza”, dijo.

Ante el tribunal, Chris Bakuneeta, exprofesor de la Universidad Makerere en Uganda, negó haber agredido y violado a una estudiante de 22 años que vivía en su garaje en 2016, antes que la jueza Abodo aplazara su juicio durante una semana.

Más tarde, otro acusado, Ivan Sewankambo, se declaró culpable de violar a una niña de ocho años, también en 2016, y amenazó con estrangularla si hablaba.

Para el padre de la joven, Amon Bazale, de 37 años, fue un alivio.

“La violación afectó mucho a mi hija. A veces, se despierta en medio de la noche gritando: “¡Papá! ¡Papá!¡Papá! ¡Está aquí!”.

– Una justicia con mucho retraso –

Aunque la legislación ugandesa prevé la pena capital para los violadores condenados por los tribunales, los jueces de las vistas especiales, apoyados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), impondrán como pena máxima la cadena perpetua.

En Uganda, “es difícil juzgar estas infracciones delante de tribunales ordinarios”, debido en parte a la estigmatización social de las víctimas de violaciones –los niños en particular– que los disuade de dar su testimonio. La falta de fondos también complica juzgar los casos, asegura Wolimbwa.

Algunos de los presuntos agresores también resintieron la lentitud del sistema judicial ugandés. Alice Ssewagudde Nalongo, de 56 años y cuyo hijo fue acusado de violación en 2016 y se encuentra en prisión, se alegró de la celebración de vistas extraordinarias.

“Es bueno que el tribunal esté reunido, pero no estamos contentos porque fue falsamente incriminado y acusado”, dijo. “¿Cómo puedes pasar dos años en prisión sin ser juzgado? Si ganamos el caso, ¿nos compensarán?”, pregunta.

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