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Un laberinto de cuevas servía de base a los rebeldes en Siria

Un soldado ruso se encuentra en la entrada de una cueva que habría sido utilizada por yihadistas cerca de Jan Sheijun, en el sur de la provincia de Idlib, el 25 de septiembre de 2019 afp_tickers

Cientos de metros de túneles en la oscuridad conectan cuevas cubiertas de colchones en Latamne, en el norte de Siria. El ejército sirio y el ruso, su aliado, creen que era una red subterránea de los grupos yihadistas.

El laberinto fue excavado en una colina rocosa. En la pista de tierra que conduce a la entrada de la red subterránea, que pudo cobijar a hasta 5.000 pesonas, según las fuerzas rusas, hay coches y blindados calcinados.

El ejército ruso ha organizado una visita al lugar para un grupo de medios internacionales, entre ellos la AFP.

En la entrada, un muro de ladrillo con huellas de la batalla da paso a una serie de túneles, a veces tan pequeños que apenas se puede permanecer de pie. Conectan piezas excavadas en la roca: una sala de oración, un taller de fabricación de drones, baños e incluso una prisión, situada en otro flanco.

“Creemos que el complejo fue excavado hace cuatro años con herramientas sofisticadas, un equipo que no tenemos en Siria”, aseguró el coronel Rami, del ejército sirio, que visita el lugar en medio de los desminadores del ejército ruso.

“Quienes estaban aquí se retiraron hacia el norte. Primero a Jan Sheijun, en la región de Idlib, y luego más lejos cuando la ciudad fue tomada” por el ejército sirio a fines de agosto, agregó.

Según las fuerzas gubernamentales, el complejo, cuya superficie total no ha sido aún evaluada, albergaba principalmente a combatientes del grupo Jaysh al Islam y a yihadistas del Frente Fateh al Sham, ex brazo sirio de Al Qaida.

La AFP no logró verificar estas informaciones de forma independiente.

– Una decena de cuevas –

En el suelo abundan las latas de conserva junto a botellas de agua, ropa sucia, recipientes abandonados o barriles de gasolina vacíos.

Algunas paredes están decoradas con azulejos y en otras los soldados sirios escribieron lemas progubernamentales.

Una habitación incluso estaba equipada con cables eléctricos para la iluminación y el funcionamiento de una televisión vieja. Trajeron la conexión desde la localidad de Latamne, situada a poco más de un kilómetro de distancia, según el ejército ruso.

En el cuarto que los soldados sirios creen que era una prisión, a 400 metros de la entrada principal, hay manchas de sangre en el suelo, y celdas pequeñas cerradas con puertas oxidadas.

El ejército ruso dice haber encontrado “una decena” de redes de cuevas similares en la región, y otras en Palmira, que el régimen sirio arrebató a los yihadistas del grupo Estado Islámico en marzo de 2016 y de nuevo en 2017, tras haber perdido unos meses el control.

El ejército ruso estima que el complejo cercano a Latamne servía principalmente de taller de fabricación de drones para los rebeldes.

Los ataques con drones artesanales constituyen un gran problema para las fuerzas rusas en Siria. Su base de Hmeimim, en la región vecina, suele ser blanco de estos artefactos.

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