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Los aranceles de Trump presionan a la potencia farmacéutica suiza

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Los productos farmacéuticos se ubican en la primera plaza de las exportaciones suizas a Estados Unidos. Keystone / Gaetan Bally

Los amenazadores aranceles que Estados Unidos podría imponer a los productos farmacéuticos afectarían a la población consumidora de fármacos y a la industria que los produce. En el caso de Suiza, en particular, sería además un desafío a su statu quo de potencia farmacéutica porque inmensos flujos de inversión migrarían a territorio estadounidense.

Las principales empresas suizas del sector farmacéutico, Roche y Novartis, anunciaron hace unas semanas millonarias inversiones en Estados Unidos.  Ninguna de las dos empresas mencionó los aranceles que el presidente estadounidense Donald Trump estaría a punto de imponer, apostaron en cambio por destacar el compromiso de larga data que les une a los Estados Unidos.

Pero los aranceles se mantienen como un inmenso elefante blanco en el salón. Los expertos dejan entreverEnlace externo que las inversiones anunciadas son una fórmula para intentar calmar la sed de Trump por aplicar impuestos a la importación de productos farmacéuticos.

El 1 de abril, la administración estadounidense comenzó a investigar las importaciones de productos farmacéuticos y semiconductores para determinar su impacto en la «seguridad nacional». De acuerdo con el Wall Street JournalEnlace externo, esta investigación podría traducirse más tarde en aranceles de hasta el 25% sobre los productos farmacéuticos, los ingredientes que los componen y cualquier producto derivado, y se habla de que podrían entrar en vigor a mediados de mayo. Lo anterior a pesar de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) -agrupación de la que Estados Unidos es miembro, aunque Trump ha amenazado con abandonar- considera que los productos farmacéuticos deben estar siempre exentos de aranceles globales.

Hasta el pasado 2 de abril, los productos farmacéuticos se hallaban entre los pocos bienes que habían sido excluidos de los aranceles por parte de Estados Unidos. La aplicación de estos impuestos fue suspendida durante 90 días por Washington para 57 de los países afectados, excepto para China. Pero si la suspensión se levanta, Estados Unidos aplicaría un arancel del 31% a las importaciones de Suiza. En busca de soluciones, una delegación de responsables del gobierno suizo viajó recientemente a Washington para negociar estos aranceles con la administración de Donald Trump.

Una imposición de aranceles a los medicamentos supondría un duro golpe para la industria farmacéutica suiza. Estados Unidos representa una parte fundamental de los ingresos globales de las dos principales firmas farmacéuticas, más del 50% para Roche y alrededor del 40% para Novartis.

Los productos farmacéuticos representan el 40% del total de las exportaciones suizas, lo que convierte a esta industria en la principal exportadora del país. Y más de la mitad de las exportaciones, concretamente el 60%, se destinan a Estados Unidos.

En 2024, las exportaciones farmacéuticasEnlace externo destinadas a los Estados Unidos fueron equivalentes a 35.000 millones de dólares. Si se impusiera el arancel máximo del 25%, el coste para las empresas farmacéuticas helvéticas sería de alrededor de 8.750 millones de dólares.

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Respuesta ante la amenaza arancelaria

Debido a los onerosos costes en los que incurrirían, las empresas farmacéuticas están buscando formas de eludir los aranceles. La más obvia es aumentar su producción en Estados Unidos, lo que es viable para empresas como Roche que tienen instalaciones en ese país. Al presentar sus resultados del primer trimestre del año el pasado 24 de abril, el director general de Roche, Thomas Schinecker, declaró a la prensa que cuatro de sus medicamentos -declinó precisar cuáles- representan el 92 % de la exposición de la empresa a los aranceles.

La producción que se realiza en territorio estadounidense ya es suficiente en el caso de tres de esos fármacos, pero ahora la empresa ha comenzado a transferir tecnología a la nación norteamericana para el cuarto medicamento, que hasta ahora jamás había sido producido en los Estados Unidos.

Roche solo opera al 50% de su capacidad en la producción de sustancias farmacéuticas en este país, lo que «nos permite un amplio margen de maniobra en la fabricación en Estados Unidos», explicó Schinecker.

Pero para las empresas cuya manufactura está más descentralizada y globalizada que la de Roche, evitar el golpe que supondrán los aranceles será más complejo y costoso.

«A corto plazo, reubicar una planta de producción es casi imposible: garantizar la calidad, obtener las autorizaciones y construir una instalación lleva al menos entre cinco y 10 años», expresó René Buholzer, director general de Interpharma, la asociación de la industria farmacéutica suiza dedicada a la investigación.

Novartis eludió responder al cuestionamiento hecho por SWI -vía correo electrónico- sobre las medidas inmediatas que tomaría para mitigar los efectos de los aranceles. Pero un portavoz de la compañía expresó por escrito: «las inversiones que tenemos previstas son una clara demostración de nuestro continuo enfoque hacia los Estados Unidos».

Los recientes anuncios de inversión de Roche y Novartis, entre otras grandes empresas farmacéuticasEnlace externo, son una clara evidencia de que las compañías están reconsiderando con toda seriedad dónde ubicar su producción futura de medicamentos, analizando múltiples factores, como la geopolítica y las preocupaciones de seguridad nacional.

La inversión de 23.000 millones de dólares de Novartis en Estados Unidos, anunciada a principios de abril permitirá crear dos centros de innovación, cuatro plantas de fabricación y generará 1.000 puestos de trabajo en la empresa, facilitando que «todos los medicamentos clave de Novartis para los pacientes estadounidenses se fabriquen en los Estados Unidos».

Del mismo modo, Roche, cuya plantilla laboral incluye 25.000 personas en 24 centros estadounidenses, anunció en abril una inversión de 50.000 millones de dólares en el país. La gigantesca firma no ha presentado aún ningún calendario específico, pero anunció que una vez que haya establecido su nueva capacidad de producción «exportará más medicamentos desde los Estados Unidos de los que importa».

La competencia arrecia

Las inversiones de la industria farmacéutica en Estados Unidos colocan a Suiza en una posición complicada. Como informóEnlace externo el Tages-Anzeiger el 23 de abril, la administración suiza está deseosa de demostrar al presidente estadounidense Donald Trump que realiza gestos para mejorar la balanza comercial con los Estados Unidos.

No obstante, el anuncio de que habrá más inversiones fuera de Suiza acrecienta la preocupación sobre la capacidad helvética para seguir siendo un país atractivo para las empresas farmacéuticas. Suiza tiene un peso extraordinario en la investigación y la producción de productos farmacéuticos, y la industria supera incluso a la banca en términos de contribución al PIB. Para memoria, unas 50.000 personas trabajan en la industria farmacéutica, lo que representaba el 5,4% del total de la población activa suiza en 2022.

Pero con una población ligeramente superior a los nueve millones de personas, Suiza se mantiene como un mercado pequeño, lo que le coloca en una posición de desventaja en la medida en la que las grandes empresas sitúan sus plantas de producción estratégicas más cerca de sus clientes consumidores.

«En los últimos años, nuestra estrategia ha consistido realmente en asegurarnos de tener una fuerte presencia industrial en todos los mercados importantes», afirma Schinecker. «De hecho, en muchos de estos mercados, incluido China, es un requisito indispensable tener presencia local, también en materia de producción, para poder acceder al mercado».

Roche y Novartis han invertido grandes cifras en investigación y desarrollo, producción y asociaciones en China. Durante los últimos dos años, Roche ha firmado dos acuerdos de licenciaEnlace externo por alrededor de 1.000 millones de dólares con empresas biotecnológicas chinas.

Aunque las empresas también realizan inversiones en Suiza -como un centro de investigación y desarrollo que Roche inauguró en Basilea en 2024, al que destinó 1.300 millones de dólares-, se trata de operaciones que están muy lejos de la inversión de 73.000 millones de dólares que las dos empresas gigantes del sector farmacéutico suizo han destinado a los Estados Unidos, que es uno de los montos más importantes que la industria farmacéutica haya destinado a una sola nación durante la última década.

«Cada 10 años se producen importantes reinversiones (en la industria farmacéutica); la verdadera pregunta es: ¿dónde van a parar? Y, cada vez más, la respuesta es que ya no llegan a Suiza», afirma Buholzer, al comentar los planes de inversión de las empresas.

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Mantener el atractivo

En medio de la presión arancelaria, las empresas están intensificando sus demandas a los gobiernos europeos, incluido el suizo, para que mejoren los incentivos para que las empresas se queden en sus países.

En días pasados, los directores generales de Novartis y la empresa francesa Sanofi han firmado una cartaEnlace externo dirigida al Financial Times en la que piden a Bruselas que «haga lo correcto» para atraer nuevas inversiones farmacéuticas. «En un contexto de disminución de la competitividad biofarmacéutica europea, la incertidumbre de los aranceles reduce aún más los incentivos para invertir en la UE», escriben.

Las empresas farmacéuticas llevan años argumentando que la creciente presión para bajar los precios de los medicamentos, los retrasos en la aprobación de los fármacos y el aumento de las normas de cumplimiento han tornado menos competitiva a la Unión Europea (UE). Entre 2010 y 2022, el gasto en I+D farmacéutica en Europa creció a una tasa anual promedio del 4,4%, pasando de 27.800 millones de euros (26.100 millones de francos suizos) a 46.200 millones. En ese mismo lapso, el gasto en I+D en el rubro farmacéutico en los Estados Unidos creció a una tasa media anual del 5,5 %, y en China el repunte fue del 20,7 %, aunque partía de una base mucho menor.

Schinecker suscribe que «hay demasiada burocracia» en Europa, lo que está frenando el crecimiento económico. Añade que es necesario invertir en «industrias básicas y de futuro», entre las que se incluyen los productos farmacéuticos, algo que, según él, tienen claro los Estados Unidos y China.

Aunque el director de Interpharma considera que los aranceles son malos para la industria, también estima que este momento es decisivo y puede ser una oportunidad para garantizar mejores condiciones en Suiza.

«Muchos países están tomando medidas específicas para aumentar su atractivo como destino para las ciencias de la vida», dijo Buholzer, refiriéndose a las conversaciones mantenidas a principios de abrilEnlace externo entre los grupos de presión representantes de las industrias farmacéutica y biotecnológica de Europa y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen.

En opinión de Buholzer, Suiza «debe desarrollar una estrategia clara» para las ciencias de la vida, particularmente en las circunstancias actuales.

«Los aranceles de Trump perjudican tanto a los pacientes como a la industria, pero están acelerando, sobre todo, el traslado de las inversiones de Europa a Estados Unidos», puntualiza.

Editado por Veronica DeVore. Adaptado del inglés por Andrea Ornelas / CW.

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