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Jorge Schmid: de arquitecto a biólogo marino

La ballena franca austral mide cerca de 15 metros y pesa hasta 40 toneladas. swissinfo.ch

Como un experto en fauna marina, el suizo argentino Jorge Schmid es capaz de pasar horas explicando las particularidades de la ballena franca austral.

Tantos años conviviendo con ellas, lo han vuelto una especie de maestro para transmitir sus costumbres, su modo de vida y sus gustos.

No todas las ballenas son iguales. Sí son todas enormes, pero la ‘franca austral’ o ‘del sur’ es la más sociable de todas.

El pionero en el avistaje de estos mamíferos marinos, Jorge Schmid, conoce como pocos sus costumbres y su modo de relacionarse con los humanos, y también los peligros a los que están expuestas. Algo que ha aprendido a través de 35 años de vivir en Puerto Pirámides, ‘morada natural’ de estos particulares cetáceos.

La particularidad de la ‘franca austral’

Dispuesto a una especie de clase de biología marina, swissinfo conversó con el titular de ‘Punta Ballena’ –otrora estudiante de arquitectura- sobre la especie, ¡y no dejó de sorprenderse!

“Estas ballenas, la ‘franca austral’ o ‘del sur’, miden alrededor de 15 metros de largo y llegan a pesar 40 toneladas. Acá vienen a aparearse y a parir”.

“Digamos que la ballena que vino este año va a quedar preñada y va a volver el año que viene, después de 12 meses de gestación, a tener su ballenato acá, a la Península de Valdés”, empezó explicando. Y se explayó:

“Cuando nace el ballenato, que mide aproximadamente 5,5 metros, ella tiene dos mamas internas (no tiene pezón donde la cría pueda aferrarse), que él empuja con la boca y ella le expulsa, le bombea, la leche hacia afuera (sale como una bola semisólida, que no se diluye en el agua), y la cría la traga. Los ballenatos toman 200 litros de leche por día y crecen 100 kilos diarios”.

Cuando llegan a su madurez sexual, a los 5 o 6 años de edad, las hembras con capacidad de reproducción regresan cada tres años al área de Península, en busca de aguas seguras y tranquilas, para parir una sola cría.

En cambio, los machos vuelven todos los años a la zona, encontrándose en los meses de octubre y noviembre la mayor concentración de ellos, lo que hace que Península Valdés sea el área de cría más importante del hemisferio sur.

El apareamiento

Las relaciones sexuales de las ballenas son de tipo promiscuo, pudiendo una hembra aparearse con distintos machos en un mismo día. La cópula generalmente está precedida por una gran actividad de cortejo en la que suelen intervenir numerosos ejemplares.

Haciendo honor a su experiencia, Schmid continuó describiendo cómo se realizan los apareamientos:

“Cuando hay una hembra que está en celo, se pone panza arriba y los machos dan vuelta a su alrededor y tratan de empujarla, de darle la vuelta, para poder copular”.

“Generalmente, después de dos o tres días ella acepta a uno de los machos, aunque también suele copular con varios machos para asegurarse la preñez”.

“El apareamiento en sí es muy difícil porque son animales de 40 toneladas o más. Por eso, la naturaleza lo solucionó de la siguiente manera: el macho tiene un miembro de más de dos metros, que tiene movimientos propios, y se pone paralelo a la hembra, y con su sexo va buscando el sexo de la hembra hasta que copula”.

Imposible temerles: ¡no muerden!

El animal más grande que haya existido pasa la mayor parte de su vida sin alimentarse y sólo aprovecha los meses de verano para tamizar cantidades siderales de organismos que por su tamaño se encuentran entre los más insignificantes que habitan en el mar.

Su estrategia de alimentación es por barrido de superficie. Nada lentamente con la boca entreabierta, manteniéndose a veces en la superficie y otras veces sumergida a medias. A medida que avanza el agua entra en la boca por el frente, pero no se acumula, sino que se escurre por los costados pasando previamente por las barbas.

El krill, algunas especies de copépodos, y estadios larvales de vertebrados e invertebrados que viven en los fondos barrosos compondrían su menú.

Y mientras permanecen en aguas patagónicas, los adultos se alimentan ocasionalmente, y su supervivencia se basa en las reservas grasas acumuladas durante el verano.

“Las primeras ballenas llegaron este año a mediados de mayo y la última que vimos el año pasado fue, creo, el 17 de diciembre. Cada vez están llegando antes y yéndose más tarde”, aseguró satisfecho Schmid.

Los peligros latentes

Debido a su natación lenta y a la particularidad de que flota al morir, la ballena franca austral se cuenta entre los cetáceos que sufrieron la mayor presión de explotación comercial que tuvo lugar entre los siglos XVII y principios del XX.

Actualmente está protegida internacionalmente por la Comisión Ballenera Internacional -que prohíbe su caza- y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES), que prohíbe toda acción de comercio internacional.

También se encuentra protegida por la Convención de Bonn sobre Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), integrando su Apéndice I (Especies Migratorias en Peligro). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la ha incluido en su Libro Rojo bajo la categoría de ‘Bajo Riesgo – Dependiente de la Conservación’.

A escala nacional, la Ballena Franca Austral recibe protección absoluta en 1984 cuando se la declara Monumento Natural Nacional en aguas jurisdiccionales, y en la provincia de Chubut diversas leyes y regulaciones protegen la Península de Valdés y reglamentan el acercamiento y avistaje de las ballenas. Sin embargo y a pesar de tantas leyes proteccionistas, la caza de ballenas continúa existiendo.

En el ámbito más doméstico, los desperdicios tirados al mar siguen provocando desastres y las gaviotas carroñeras –que se han multiplicado en la zona- las atacan provocándoles graves daños, motivo por el cual la Fundación Vida Silvestre Argentina y la municipalidad de Puerto Pirámides trabajan en conjunto para controlar estos flagelos.

Un concierto privado

Antes de despedirse, swissinfo quiso capturar un recuerdo, un momento inolvidable de la actividad que realiza este suizo argentino que se rindió frente a las ‘damas del mar’. Fascinado, casi como diciendo que cada día es inolvidable, contó su noche anterior:

“Anoche, eran las doce y media y me senté en la punta de un acantilado, y habría unas 8 o 9 ballenas hablando, soplando, roncando, aleteando… y me quedé escuchándolas más o menos dos horas, en silencio, sin verlas porque no había luna. Pero era fantástico estar ahí, escucharlas respirar con el mar sereno… fue bárbaro”…

swissinfo, Norma Domínguez, Puerto Pirámides (Patagonia Argentina)

Debido a su natación lenta, la ballena franca austral se cuenta entre los cetáceos que sufrieron la mayor presión de explotación comercial que tuvo lugar entre los siglos XVII y principios del XX.

Actualmente está protegida internacionalmente por la Comisión Ballenera Internacional -que prohíbe su caza- y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES), que prohíbe toda acción de comercio internacional.

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