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Con el grupo EI derrotado, Siria debe todavía proclamar la victoria

La ciudad siria de Deir Ezzor, en una imagen del 4 de noviembre de 2017, durante las operaciones militares de las fuerzas gubernamentales para recuperarla de manos del grupo yihadista Estado Islámico afp_tickers

Siria debería seguir la estela de Irak y anunciar próximamente la victoria ante el grupo yihadista Estado Islámico (EI), cuyos combatientes se encuentran huidos o acorralados en sus últimos bolsones.

El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, anunció el sábado la “victoria final” ante el EI, que se apoderó en 2014 de un tercio del territorio de su país.

Objetivo de múltiples ofensivas desde hace más de un año -en particular de la alianza árabokurda apoyada por Washington [las Fuerzas Democráticas Sirias]-, el grupo yihadista también perdió la mayor parte del territorio conquistado en Siria.

Su “califato” autoproclamado en 2014 está por tanto despedazado y sólo algunos grupos de combatientes cometen todavía efímeros ataques o insisten en permanecer en pequeñas zonas donde son asediados.

El EI ya no controla ninguna ciudad en Siria y, aunque el grupo cuenta todavía con miles de combatientes, los observadores esperan que Damasco declare la victoria final de aquí a fin de año.

Adelantándose a este anuncio, Rusia, gran aliado militar del régimen de Bashar al Asad, ya afirmó la semana pasada que el país estaba “completamente liberado” del EI.

El presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo país está comprometido en la coalición antiyihadista dirigida por Washington, se mostró un poco más prudente el domingo, estimando que las operaciones militares contra el EI iban a continuar hasta “mediados, finales de febrero”.

Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), precisó por su parte que el EI estaba a la deriva y sus últimas unidades abandonadas a su suerte.

“Ya no hay un solo comando central que dé órdenes. El EI se reduce a grupos dispersos en Siria”, indicó Rahman, cuya ONG dispone de una amplia red de fuentes en todo el país.

– Guerrilla –

Los combatientes del EI son los más activos en la provincia de Deir Ezzor, en el este del país, donde defienden sus últimos sectores, que representan ahora menos del 10% de la región.

Aún hay cientos de yihadistas en esta zona, una cifra insuficiente como para poder recuperar terreno, pero lo bastante como para conservar la capacidad de provocar daños en ataques de tipo guerrilla.

Según Abdel Rahman, 23 miembros de las fuerzas gubernamentales murieron el lunes en un ataque cerca de Bukamal, la última ciudad que el EI controlaba por completo antes de ser expulsado el mes pasado.

Actualmente, el EI mantiene aún bajo control 18 pueblos en la orilla oriental del Éufrates, en la provincia de Deir Ezzor, según el OSDH.

Igualmente, controla una pequeña región en Hassake (noreste), que una alianza dirigida por kurdos pretende reconquistar.

Los yihadistas ocupan también sectores aislados de la provincia de Homs (centro), principalmente dos zonas que el régimen espera también poder recuperar pronto.

El EI controla aún una pequeña parte de la provincia de Hama, más al norte -donde sus combatientes se enfrentan a un grupo yihadista rival- y está presente en el campo de refugiados palestino de Yarmuk, en Damasco.

Sus combatientes están no obstante bajo asedio desde hace años.

El grupo utlrarradical dispone además de posiciones fijas en otros dos barrios, en el sur de la capital (Hajar al Aswad y Tadamun). En la provincia de Deraa (sur), los miembros afiliados al EI también cuentan con una pequeña presencia.

– “Células durmientes” –

“Probablemente vamos a ver muy pronto el fin del EI como fuerza que ocupa el terreno, pero seguirá existiendo a través de células durmientes”, explica el director del OSDH.

En un momento en el que las fuerzas antiyihadistas arrebataron terreno al EI en estos tres últimos años, miles de yihadistas parecen haberse volatilizado en el desierto o haberse mezclado con la población.

El EI se volvió un grupo insurreccional que todavía puede golpear en cualquier lugar en Siria y en Irak con atentados suicidas.

“Intentó mantener su sistema de gobierno donde ejercía un control total, pero hoy funciona como un grupo insurgente”, declara Aymenn Jawad al Tamimi, especialista en movimientos yihadistas.

Se desconoce el paradero del líder del EI, Abu Bakr al Baghdadi. El grupo ya no tiene un centro claro de poder y su máquina de propaganda, antes imparable, tiene una anémica producción.

“Estoy seguro de que aún hay una cadena de mando, pero el conjunto de la estructura parece menos coherente que antes”, opina Tamimi.

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