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Marca de calidad suiza, aún muy vulnerable

La ministra Eveline Widmer-Schlumpf en la exposición sobre la marca suiza. Keystone

Los productos helvéticos están a menudo asociados con una imagen de calidad y de confianza en todo el mundo. Una muestra en Berna ilustra los valores de la 'marca suiza', pero también su vulnerabilidad ante abusos, en espera de una mayor protección legal.

“No tengo nada contra los alemanes, a quienes aprecio mucho; pero como nativa del cantón de los Grisones me sorprende cuando descubro que en Alemania se comercializa ‘Jamón crudo de los Grisones’, cuya carne no fue producida ni trabajada en mi lugar de origen”, declaró la ministra helvética Eveline Widmer-Schlumpf.

La responsable de la cartera de Justicia y Policía inauguró en días pasados la exposición ‘La marca suiza, ¿verdaderamente suiza?’, en Berna.

Los ejemplos de este género se multiplican, evidencia la muestra organizada por el Foro Político de la Confederación y el Instituto Federal de Protección Intelectual (Ipi). Como muestra un botón: los productos textiles vendidos en el mercado como producidos en Suiza, pero fabricados casi exclusivamente en la vecina Austria.

Qué decir de los helados ‘Mövenpick of Switzerland’, que son producto de una empresa germana, y que no contienen materia prima alguna proveniente de Suiza. Y en la lista se suma el ‘Bel Swiss Bank’, un banco bielorruso con sede en Minsk.

Bono helvético

“Los productos y los servicios helvéticos gozan de una excelente reputación a escala internacional. Ante los ojos de los consumidores, ya sea en Suiza como en el extranjero, el ‘swissiness’ es, de hecho, sinónimo de tradición, confianza y alta calidad”, recordó la ministra Widmer-Schlumpf.

De acuerdo a un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y la Universidad de San Gallen, la marca roja con la cruz blanca representa un verdadero valor agregado en sí mismo: empresas y consumidores están dispuestos a pagar un 20% más por los bienes provenientes de Suiza.

Sobre todo en los sectores de la relojería, joyería y del chocolate, el ‘bonus helvético’ permite realizar un superávit comercial de 5.800 millones de francos. Un importe que corresponde al 1% del Producto Interno Bruto (PIB).

“Por estas razones”, subrayó la ministra de Justicia, “un número creciente de empresas en todo el mundo intentan sacar provecho de modo abusivo al utilizar este sello de calidad helvético, comercializando productos que tienen poco a nada que ver con Suiza”.

Carencia legislativa

Los abusos y las falsificaciones constituyen un verdadero engaño para los consumidores y, sobre todo, dañan la buena reputación de la marca suiza, pues muchos productos son vendidos con la falsa virtud de tener esta etiqueta helvética, pero sin satisfacer determinados criterios de calidad conferidos a la verdadera producción helvética.

Las empresas ‘parasitarias’ han podido aprovechar las lagunas legislativas para la protección de la marca con la cruz blanca. Actualmente, la legislación suiza regula de modo muy general la posibilidad del empleo de la marca suiza, dejando demasiado espacio para abusos, sobre todo, fuera de los confines helvéticos.

Tampoco existe ninguna distinción entre las diversas categorías de productos, que de acuerdo a sus características requieren una reglamentación específica. Es el caso de queso vendido como suizo, que al menos debe contener leche helvética para su producción.

Para un bien industrial fabricado con materias primas que no provienen de suelo helvético, la marca suiza se referirá sobre todo a la tecnología, al lugar de fabricación y a los costes de producción.

Proyecto reñido

Para llenar estas lagunas, y dando seguimiento a dos postulados parlamentarios, el Gobierno elaboró el proyecto legislativo ‘Swissness’, que será presentado próximamente al Parlamento. El proyecto no establece las condiciones de empleo de la marca suiza, pero sí de la cruz helvética y de los emblemas que tradicionalmente hacen referencia a Suiza, como la ballesta de Guillermo Tell o la imagen del Cervino (Matterhorn).

La revisión de la ley sobre marcas define específicamente cuánto de Suiza debe contener un producto, de acuerdo a su categoría, para que pueda ser comercializado con esa indicación. Servirá para establecer las bases para una mejor protección de la marca suiza a nivel internacional.

De la nueva norma podrán beneficiarse los consumidores, las empresas de exportación y el sector agrícola, debido a que se prevé un incremento en la demanda de materias primas suizas con la modificación de ley prevista. No obstante, el ‘Swissness’ ya encuentra opositores entre algunas empresas que han cambiado su sitio de producción o que se sirven de la marca suiza a pesar de tener pocos nexos con la Confederación Helvética.

Gran retraso

El proyecto de ley llega con mucho retraso: entre más pasan los años más difícil resulta imponer una protección del sello suizo en una economía cada vez más globalizada. Desde hace tiempo, por ejemplo, se produce más queso Emmentaler en Francia y en Alemania que en el país de origen. Los productos agrícolas suizos que más se exportan sufren una ardua competencia en el extranjero donde los productores se niegan a renunciar a la denominación helvética.

“Hemos acumulado cierto retraso”, admite Eveline Widmer-Schlump. “Ahora resta esperar que este proyecto sea aprobado rápidamente en el Parlamento, porque reviste una gran importancia económica para Suiza. Sólo con una reglamentación precisa de la marca suiza podremos luchar eficazmente contra los abusos en el extranjero”.

Armando Mombelli, swissinfo.ch
(Traducción: Patricia Islas Züttel)

La muestra ‘La marca suiza, ¿verdaderamente suiza?’ está abierta al público hasta el 26 de junio en el Käfigturm, de Berna.

La exposición presenta diversos productos comerciales vendidos con la marca helvética y convertidos ya en símbolos de Suiza, como la bebida Rivella, la ropa interior y los pijamas Calida, las cacerolas Sigg y el chocolate Toblerone.

Algunos de estos productos han pasado con el tiempo a manos extranjeras, pero continúan siendo comercializadas con la designación helvética. Además, el centro de producción de muchos productos se ha mudado de Suiza al extranjero.

La muestra ilustra diversos casos de abusos y se interroga sobre la calidad y las características que distinguen a un producto helvético. Por lo demás, informa sobre el proyecto de ley ‘Swissness’.

Actualmente, la marca y los emblemas suizos no pueden ser registrados como marcas comerciales, ni ser colocados sobre productos comerciales industriales.

Esta marca puede ser empleada, en determinadas condiciones, en los sectores de servicios.

En los últimos años, estas reglas han sido violadas con frecuencia. A falta de una designación ‘suiza’ protegida por ley, los abusos no pueden ser castigados.

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