Los senderos suizos: un patrimonio mundial bajo presión
Los senderos suizos cumplen 40 años desde la entrada en vigor de su ley federal. Sin embargo, en los últimos tiempos sufren por el uso excesivo de excursionistas y ciclistas, así como por fenómenos meteorológicos extremos.
¿Le gusta hacer senderismo? Quizá especialmente ahora, en el otoño dorado, cuando las hojas cambian de color y los bosques se tiñen de un mar de tonalidades. Uno de los destinos más populares para caminar en plena naturaleza es, sin duda, Suiza.
¿Pero por qué? Empecemos con algunos datos: en Suiza se puede dar rienda suelta a la pasión por el senderismo, ya que cuenta con más de 65.000 kilómetros de caminos.
Según la Oficina Federal de Estadística (FSO por sus siglas en inglés), Suiza tiene 85.000 kilómetros de carreteras y 5.300 de vías férreas. Si lo comparamos con los kilómetros de senderismo, tampoco es mucho más. Esas cifras resaltan las posibilidades que tienen los amantes de la naturaleza en el país alpino.
El 62 % de estos caminos están abiertos a todo el mundo y señalizados con los conocidos carteles amarillos. El 36,5 % son rutas de montaña, identificadas con marcas blancas, rojas y blancas.
Finalmente, el 1,5 % de todos los senderos suizos son rutas de montaña alpina, señalizadas con marcas blancas y azules. Tanto las rutas de montaña como las alpinas requieren mayores habilidades, como seguridad al andar, ausencia de vértigo y buena forma física.
Además, la red se organiza en rutas nacionales, regionales y locales: las nacionales se pueden recorrer en etapas de un mes o poco a poco, las regionales en dos o tres días, y las locales son ideales para excursiones de un día.
En todo el país hay unos 50.000 carteles indicadores. Su mantenimiento cuesta, de media, unos 800 francos por kilómetro. Para ello colaboran alrededor de 2.000 personas voluntarias.
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Senderismo en Suiza: qué hay que saber
Una de las diferencias con respecto a muchos otros países es que en los carteles de los senderos suizos se indica el tiempo estimado de caminata hasta un determinado punto.
Para calcularlo se parte de una velocidad media de 4,2 kilómetros por hora, sin contar, por supuesto, las paradas para comer o descansar.
En la Constitución federal desde hace 40 años
Pero basta de cifras. Lo que hace único al sistema de senderos suizo a nivel mundial es que está protegido por ley en la Constitución federal: la Ley Federal sobre Caminos y Senderos (FWG)Enlace externo de 1985 regula la planificación, construcción, mantenimiento y sustitución de redes de caminos y senderos conectados en Suiza.
La ley federal entró en vigor el 4 de octubre de 1985. Sin embargo, eso no significa que sea necesariamente el Estado federal el responsable directo de la red de senderos.
Como ocurre con muchos otros temas en Suiza, son los cantones quienes tienen la responsabilidad. Por ello, existen 26 organizaciones especializadas en senderos repartidas por todo el país.
Según la FWG, los cantones son los principales responsables de la planificación, el mantenimiento, la financiación y la señalización de los senderos. No obstante, sobre todo en lo que respecta a la construcción y conservación, pueden delegar estas tareas en los municipios, lo que es la norma en la mayoría de los cantones.
Una joya de los archivos de la televisión suiza en alemán SRF: un grupo de voluntarios señaliza un sendero en el Valais (noticiario del 8 de abril de 1949).
Preparación digital
Los auténticos aficionados al senderismo saben que una buena preparación es fundamental para cualquier excursión. En Suiza, plataformas como Schweiz MobilEnlace externo —la red oficial de movilidad lenta para ocio y turismo— y la Oficina Federal de Topografía SwisstopoEnlace externo, con sus herramientas en línea, facilitan la planificación de las rutas.
La importancia de esta preparación la vivió este verano Jan Gilar, recién llegado a Suiza desde la República Checa. Sin preparación previa, se aventuró en una caminata por un glaciar y cayó ocho metros por una grietaEnlace externo.
Solo gracias a la determinación de su pequeño chihuahua Philipp, que permaneció firme sobre una piedra junto a la grieta, el equipo de salvación Air Zermatt pudo localizar y rescatar al hombre tras 40 minutos de búsqueda. Un turista había escuchado su llamada de emergencia por walkie-talkie y organizado la ayuda.
Suiza, país de senderos
¿Cómo llegó Suiza a convertirse en el paraíso del senderismo? A principios del siglo XX, creció entre la población suiza la necesidad de buscar descanso en la naturaleza.
Con la expansión del automóvil en la década de 1920, los peatones comenzaron a sentirse cada vez más desplazadosEnlace externo. Fue entonces cuando el maestro Jakob Ess empezó, por iniciativa propia, a señalizar senderos, al principio sin un sistema unificado.
En 1933, Jakob Ess y Otto Binder fundaron la Asociación de Senderos de Zúrich (Arbeitsgemeinschaft für Wanderwege). Solo un año después surgió a nivel nacional la Asociación de Senderos de Suiza.
En el día de su fundación se estableció un sistema de señalización uniforme: las conocidas placas amarillas con letras negras, que hasta hoy identifican los senderos oficiales.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército retiró todos los carteles por motivos de seguridad. Sin embargo, la directiva aprovechó el tiempo para planificar nuevas rutas y preparar las señales, de modo que la red pudiera restablecerse rápidamente tras el conflicto.
Desde entonces, la red ha crecido año tras año y se ha hecho cada vez más popular. Según un estudio de Schweizer WanderwegeEnlace externo, en 2019 alrededor de cuatro millones de personas mayores de 15 años practicaban senderismo de manera regular, lo que representa el 58 % de la población residente. En total, aproximadamente el 80 % utilizaba la red. Las encuestas se realizaron antes de la pandemia de COVID-19.
El auge del senderismo y sus efectos secundarios
Durante la pandemia, el boom del senderismo se disparó —y continúa hoy en día.
Sin embargo, el éxito también tiene su reverso: en los últimos tiempos, algunos cantones y municipios están teniendo dificultades para mantener en buen estado toda su red de senderos. En especial en los cantones de montaña, ciertos tramos deben cerrarse temporalmente una y otra vez.
No solo la gran afluencia de senderistas explica esta situación. Cada vez más personas utilizan los caminos con bicicletas de montaña y bicicletas eléctricas, lo que aumenta la presión sobre las rutas. A ello se suman factores ambientales, como fenómenos naturales y el calor, cada vez más intenso.
El exceso de calor puede endurecer el suelo y debilitar las raíces de los árboles, lo que los vuelve inestables y supone un verdadero riesgo para personas y animales.
Para muchos municipios, el esfuerzo adicional que supone mantener los senderos representa una creciente carga financiera y de personal. Por ello, el diputado Manfred BühlerEnlace externo, del partido conservador Unión Democrática Suiza (SVP en alemán), preguntó al Consejo Federal (Gobierno) durante la sesión de verano si existía un fondo de apoyo para los municipios que afrontan elevados costes.
En su respuesta, a mediados de agosto, el Ejecutivo señaló que los municipios y las organizaciones podían solicitar fondos del Fondo de Senderos, gestionado con donaciones por la organización especializada Schweizer Wanderwege.
El Gobierno federal no dispone de un fondo propio de apoyo a los senderos como tal y, dadas las tensiones en el presupuesto nacional, no ve margen para alivios financieros adicionales a cantones y municipios. La responsabilidad, por tanto, sigue recayendo en las regiones.
Texto original editado por Balz Rigendinger. Adaptado del alemán por Carla Wolff.
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