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Danzando por un sueño

La paraguaya Andrea Pamela Giménez Giménez y la brasileña Eloá Furtado. swissinfo.ch

No habían terminado la escuela primaria cuando ya habían descubierto la magia de la danza.

Ahora, en plena adolescencia, los latinoamericanos Kleber, Eloá y Andrea Pamela se preparan para llegar a Lausanne en busca de hacer realidad su sueño más preciado: bailar para vivir.

Los brasileños Kleber Rebello Moreira Neto y Eloá Furtado, y la paraguaya Andrea Pamela Giménez Giménez, fueron seleccionados -sobre 24 competidores de América Latina- para competir en Suiza por el Prix de Lausanne.

Apenas conocida la decisión del jurado, los jóvenes conversaron con swissinfo y hablaron de sus vidas, sus familias, los miedos, los nervios y los sueños que intentarán abrazar cuando en febrero lleguen a Europa.

“Ahora pensaba que podía ganar”

Eloá Furtado, la carioca de 17 años formada en la ‘Escola de Dança Alice Arja’, llegó a la ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz con el apoyo económico de la institución donde estudia, porque su familia, compuesta por su mamá y un hermano, no tenía los recursos para costearle el viaje.

Habiendo comenzado a estudiar ballet a los siete años, e incentivada por sus maestros, decidió presentarse a la preselección confiando en que podía ganar el ‘pasaporte’ para llegar al Viejo Continente:

“Para mí, el Prix de Lausanne significa un sueño para mi carrera porque quiero ser bailarina profesional. Quiero ganarme la vida bailando”, asegura con timidez, y agrega:

“Que esta preselección se realice en Argentina es una gran oportunidad para los latinoamericanos, que no podríamos ir hasta Suiza. Aquí es más fácil llegar, más barato, el viaje es más rápido… es mejor”.

Conciente de que iba a encontrarse con un nivel muy alto de bailarines, Eloá sabía que iba a ser una competencia difícil, pero confiaba en que podía ganar:

“Todos los competidores eran muy buenos, muy bellos. Pero lo sabía porque el año pasado ya había participado, pero no llegué. Ahora pensaba que podía ganar. Y por eso voy a Suiza con todo. Preparada para luchar, para crecer y para trabajar mucho”

“Mi sueño es ser primera bailarina”

Andrea Pamela Giménez Giménez, de 18 años, es de Asunción, Paraguay, y hace sus estudios de danza en el ‘Instituto Superior de Bellas Artes’, que dirige Elizabeth Arzamendia.

Su energía y su arte en el escenario fascinaron a los jurados, además del gran dominio de la técnica de contemporáneo.

Confiada, simpática y algo más extrovertida que su ahora compañera de viaje, contó que para llegar a Córdoba su familia pidió un préstamo en una cooperativa para afrontar los gastos.

“Éste era mi último año para participar, por la edad. Mis maestros me dijeron del concurso e hicimos todo para poder llegar aquí, porque mi familia no tiene recursos”

Pamela vive con sus padres, un hermano de 11 años y sus abuelos. Aunque es la única que baila en la familia, asegura que sus papás son “bailarines frustrados con alma de bailarines”

“Llegué muy nerviosa pero me voy contentísima”, dice la joven, con lágrimas en los ojos y la voz quebrada por la emoción:

“Vine con mucha fe, pero como no tuve mucho tiempo para prepararme llegué con muchos nervios porque el nivel es muy alto. Igual tuve mucho coraje porque me preparé en dos semanas a full”

Aunque parecía tener todo en contra porque sus maestros no podían estar presentes debido a que estaban invitados a otro concurso, el temor cedió apenas se enteró que un grupo de jóvenes paraguayos viajaría a Argentina para participar en Danzamérica.

Cuando se le propone hablar de sus sueños, una sonrisa generosa se apodera de Andrea Pamela:

“Mi sueño es ser primera bailarina del ‘Royal Ballet de Londres’ o de la ‘American Ballet’ (de Nueva York). Ser bailarina de una de las compañías más renombradas”

“Por eso me voy con muchísima fuerza y no voy a bajar las alas. El Prix significa para mí una ventana muy grande. Es una posibilidad de que muchas personas te conozcan y puedas lograr algo mejor para vivir”

¿El próximo Julio Bocca?

Con sólo 15 años, Kleber Rebello Moreira Neto, de Río de Janeiro, dejó sin aliento a los jurados. Alumno de la ‘Escola de Dança Spinelli’, pudo llegar a la preselección apoyado por su academia.

“Único”, “un fenómeno”, “una maravilla” o “el próximo Julio Bocca”, fueron algunas de las expresiones que el precoz bailarín provocó a quienes vieron su presentación.

Él, sencillo, medio introvertido y muy simpático, no dejaba de sonreír cuando hablaba de su vida:

“Yo comencé a estudiar danza con 11 para 12 años, pero empecé con jazz, y el ballet era como un complemento. Pero hoy hago más ballet que jazz.

“Llegué acá con muchas esperanza porque el año pasado no pudo ser. Sabía que tenía que esforzarme, pero vine tranquilo y pensaba que si no pasaba, igual estaba todo bien. Y si pasaba, mucho mejor, porque era un logro”.

Con las ideas aún medio enredadas, Kleber asegura que todavía no le “cayó la ficha”, como dicen en Brasil.

El joven cuenta que cursa el primer año de la escuela secundaria y que vive con sus padres y dos hermanas mayores, quienes al principio no lo apoyaban mucho en su vocación de bailarín:

“Al inicio no me ayudaron. Me decían que el jazz y la danza eran para homosexuales, y esas cosas… Yo seguí bailando y durante un tiempo se los oculté, pero un día descubrieron las zapatillas. Y les dije: ‘soy igual que cualquier persona’ y lo entendieron. Y ahora me apoyan”.

Hasta esta charla, Kleber todavía no les había contado a sus padres que había sido seleccionado para ir a Lausanne, pero estaba seguro de que se pondrían felices.

Con la certeza de que el destino les tiene guardadas muchas satisfacciones, y con los sueños de adolescentes intactos, los tres talentos latinoamericanos ya sueñan con conquistar las tablas para poder ‘bailar para vivir’.

swissinfo, Norma Domínguez, desde Córdoba, Argentina

El ‘Prix de Lausanne’ es una competencia internacional para jóvenes bailarines de 15 a 18 años de edad creado en 1973.

Desde 2004 cuenta con una representación en Argentina, dirigida por Cristina Sánchez.

Uno de sus principales objetivos es descubrir, promover y apoyar a los bailarines talentosos entre los bailarines más distinguidos del mundo.

A lo largo de su historia, 3.313 candidatos de 72 países han participado en el ‘Prix de Lausanne’, llegando desde Latinoamérica apenas 28 candidatos (Brasil, Argentina, México, Colombia, Cuba, Perú, Venezuela, Chile y Costa Rica).

La situación de la danza en la región es dispar, siendo Cuba, México, Brasil y Argentina los países con mayores estructuras y posibilidades de formar profesionales de la danza.

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