Decepción y alivio en Suiza tras el fracaso de la OMC
Nueve días de maratón negociador en Ginebra condujeron a un nuevo tropiezo de la Ronda de Doha por diferencias agrícolas insalvables entre las economías desarrolladas y emergentes.
En Suiza, gobierno y empresarios lo lamentan. Los campesinos, festejan. Y una liberalización del comercio mundial luce una hazaña imposible antes del relevo político en Washington.
Nadie lo expresó al principio, pero todos países lo veían venir.
La Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) volvió a fracasar este martes (29.07) en su intento por liberalizar el comercio mundial a partir de reglas equitativas para los 153 países miembros.
Ginebra fue la sede durante nueve días consecutivos de debates sostenidos por 35 ministros representantes de los intereses de la totalidad de las naciones involucradas.
El domingo pasado (27.07) todo era optimismo, la consecución de un acuerdo parecía “inminente”; el lunes (28.07), dicha posibilidad se tornó “dudosa”, y para martes la desazón se tornó fractura.
Susan Schwab, negociadora por Estados Unidos dentro la OMC, fue de hecho la primera en confirmar los rumores que recorrían los pasillos de Ginebra desde la tarde: “El paquete de propuestas simplemente no sobrevivió”.
Schwab sabía bien de lo que hablaba; la colisión entre titanes se debió justamente a un paquete de medidas para proteger a los mercados agrícolas en desarrollo, con India a la cabeza, un esquema rechazado abiertamente por el gobierno de George W. Bush.
Manzanas de la discordia
Las negociaciones de la OMC se asemejan a una Torre de Babel en donde lenguas y tópicos de todo tipo se entreveran de forma complicada. Los encuentros son simultáneos y la información que fluye confidencial.
Esta vez, dos asuntos en particular se convirtieron en ‘manzanas de la discordia’ en el seno de la OMC, en ambos casos, en el dominio agrícola.
1) El Mecanismo de Salvaguardia Especial (MSE):
La propuesta a debate era el derecho de un país a incrementar sus aranceles vigentes hasta un 15% cuando la importación de un producto de otra nación hubiera aumentado más de un 40% con respecto al nivel que tenía en la fecha de entrada de vigor del acuerdo.
India propuso que el MSE se aplicara a partir de un repunte de 10% en las importaciones, pero Estados Unidos no estuvo de acuerdo en absoluto, porque consideró que se trataba de una posición india proteccionista. Y ninguna de las dos partes cedió.
2) Subvenciones:
El otro gran tema ha sido objeto de debate permanente. Pascal Lamy, en su calidad de cabeza la OMC, propuso a Estados Unidos reducir un 70% sus subvenciones al campo y un 80% para los países de la Unión Europea (UE).
Esto implicaría dejar de desembolsar apoyos por 14.800 millones de francos suizos para los campesinos estadounidenses y por 48.300 millones de francos suizos para los europeos.
Existía siempre la opción de que cada país protegiera algún producto o sector que considerara sensible.
Pero tampoco aquí consiguieron acuerdos, China fue acusada por EEUU de boicotear al acuerdo y Francia, quien preside la UE hasta diciembre próximo, también se dijo contra dichas medidas.
Fracaso colectivo
La decepción fue el sentimiento generalizado que se respiró el martes por la noche.
Los rumores de la fractura comenzaron a circular desde las 17.00 horas, pero fue Pascal Lamy quien los confirmó por la noche durante una conferencia de prensa.
Su balance: “Había 20 temas en agenda para debatir. Los primeros 18 se resolvieron favorablemente, lo que arrojó una luz esperanzadota. El tropiezo llegó en el tema 19 y no conseguimos remontarlo”.
Puesto en números, el fracaso de la OMC implica perder la posibilidad de ahorrar aranceles por 135.000 millones de francos suizos anuales para todos los países involucrados en la negociación.
Como el resto de los participantes, la ministra suiza de Economía, Doris Leuthard, se sumó al sentimiento de frustración y decepción.
“Estábamos de verdad cerca de conseguir un acuerdo general y este fracaso envía una señal negativa a la economía mundial”.
Desde su perspectiva, es incomprensible que dos temas menores no hayan podido resolverse favorablemente y sean la causa de del fracaso de este encuentro en Ginebra.
Suiza y futuro
En Suiza, la noticia generó sentimientos encontrados. Haber firmado un acuerdo le favorecía en materia de servicios, en donde su posición es sólida, pero desprotegía a sus campesinos.
Los empresarios, en voz de la patronal economiesuisse, manifestaron su descontento y calificaron el martes como un “día negro” para el comercio mundial.
La Unión Suiza de Campesinos (USP por sus siglas en francés), en contrapartida, se declaró aliviada con la interrupción de las negociaciones.
“Mas vale la falta de acuerdo que un mal acuerdo”, expresó Hansjörg Walter, presidente de la USP. “No estamos contra los acuerdos internacionales, pero rechazamos todo aquello que sabemos será insostenible”.
El futuro, no es claro en absoluto. “No es viable retomar las negociaciones en septiembre próximo. Quizás la Ronda de Doha tenga un final, porque muchos países queremos el consenso, pero difícilmente será antes de las elecciones estadounidenses (noviembre) y el establecimiento del nuevo gobierno en Washington”, estimó Doris Leuthard.
Adicionalmente, justo la llegada de un nuevo gobierno de Estados Unidos y un proceso electoral en India, podrían cambiar prioridades y complicar aún más la negociación.
Agosto será pues el mes que defina hacia donde se dirige Doha. Y quizás el único camino viable sea la metáfora que utilizó ayer el ministro brasileño Celso Amorín:
“Cuando un entrenador pierde una copa de fútbol importante, cambia al equipo, pero sigue jugando”.
swissinfo, Andrea Ornelas
La Organización Mundial del Comercio (OMC) fue fundada en 1995 y es sucesora del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT). Es un foro negociador de temas de comercio multilateral.
La Ronda de Doha es la negociación emprendida por los países de la OMC para lograr la liberalización del comercio mundial, esfuerzo que inició en esta ciudad, capital de Qatar, en la península del Golfo Pérsico.
El tema más álgido y complejo desde que inició la Ronda de Doha es el comercio agrícola, en donde los países exportadores e importadores de bienes tienen visiones encontradas.
2001: Inicia la negociación para liberalizar el comercio agrícola, industrial y de los servicios en Doha, Qatar.
2003: Nuevo encuentro en Cancún, México, en donde inicia la confrontación agrícola entre los países desarrollados y las economías emergentes.
2004: Un encuentro en Ginebra permite avances marginales: la Unión Europa (UE) y EEUU se comprometen a reducir sus subsidios al campo.
2005: Desde Hong Kong, los ministros negociadores de los países industrializados se comprometen a dejar de subsidiar sus exportaciones agrícolas a partir del 2013, pero no se logra un acuerdo general.
2006: Ministros de 60 países se citan en Ginebra para reactivar Doha. Fracasan.
2007: Reinician en Ginebra los encuentros interministeriales tras un serie de citas informales en Davos, durante el World Economic Forum (WEF).
2008: En enero, nuevo intento informal por dar respiración artificial a la negociación y el encuentro de 30 ministros a partir del 21.07 –nuevamente en Ginebra- que arroja como saldo nueve días de trabajo y un nuevo fracaso.
Los aranceles que deben pagar los plátanos latinoamericanos en Europa era otro de los temas sensibles durante las discusiones en Ginebra.
Y paradójicamente, tras años de debate, esta vez se consiguió un acuerdo entre la UE y los países exportadores latinoamericanos.
Los aranceles que pagan pasarían de los 285 francos suizos por tonelada actuales, a 214 francos suizos en 2009,y a sólo 180 francos en 2016.
Sin embargo, para entrar en vigor, dicho compromiso exigía la firma de un acuerdo general para la liberalización del comercio.
Y como éste no llegó, el acuerdo del “banano” se invalidad automáticamente, con afectación directa sobre países como Ecuador o Costa Rica.
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