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¿Debe Suiza retener el talento formado en el país?

Que quienes llegan a Suiza a estudiar procedentes de países de fuera de la UE permanezcan en el país una vez finalizados sus estudios debería ser más fácil. Keystone / Martin Ruetschi

Solo un número pequeño de estudiantes que llegan a Suiza desde fuera de Europa se queda a trabajar en el país después de finalizar su formación. Para facilitar que estas personas se integren en el mercado laboral helvético, el Parlamento —en un momento en el que Suiza sufre una escasez sin precedentes de mano de obra— ha dado un primer paso.   

Lara* —una estudiante china de unos treinta años— este verano termina su máster en Derecho Internacional Comparado en la Universidad de Zúrich y espera poder quedarse en el país después de finalizar su formación. “Mis estudios, que incluyen legislación sobre inteligencia artificial y desarrollo sostenible, me han resultado muy interesantes. Me motiva quedarme y trabajar en Suiza para entender mejor cómo se implementan estas leyes”.     

Lara lleva algunos meses buscando trabajo. “He enviado unas cien solicitudes y he tenido 6 o 7 entrevistas. Hasta ahora no he recibido ninguna respuesta positiva”. 

Lara es una de esas cerca de 20.700 personas procedentes de países no comunitarios —un tercio de las 61.015 personas extranjeras llegadas al país alpino a estudiar— que se educan actualmente en universidades y escuelas superiores suizas.    

Entre ellas hay unas 4.100 de China, 1.300 de India y 1.000 procedentes de Estados Unidos. Como licenciada de un tercer país no perteneciente a la UE ni a la AELC o EFTA (Islandia, Noruega y Liechtenstein) —en virtud de la Ley de Extranjería e Integración— una vez finalice su enseñanza, Lara dispondrá de seis meses para encontrar un trabajo. Si no lo consigue, tendrá que abandonar el país.  

La ley también dice que una empresa solo podrá contratarla si demuestra que no hay ninguna persona suiza —o de un país con el que Suiza tenga un acuerdo sobre la libre circulación de personas— que se ajuste al perfil buscado. Las cuotas de contratación no afectan a quienes se forman en Suiza procedentes de países de la Unión Europea.

En un informe de 2019 economiesuisse ya advertía que la proporción de estudiantes procedentes del extranjero que permanecen en Suiza tras finalizar sus estudios es muy baja. “Las personas extranjeras con titulación, por regla general, son móviles y a menudo desaparecen rápidamente del radar”, escribió entonces la organización empresarial suiza.    

Aquel mismo informe muestra que —después de estudiar en el país— solo entre el 10 % y el 15 % de personas de terceros países que tienen una licenciatura ejercen una actividad remunerada en Suiza. Aunque en los dos últimos años ha aumentado su número, los permisos se conceden con cuentagotas. La Secretaría de Estado de Migración confirma que en 2021 había 440 personas en esa situación y 520, en 2022.

Falta mano de obra 

En un momento en que Suiza sufre una escasez estructural de mano de obra se hace sentir esta pérdida de talento, que se ha visto acentuada por los trastornos que la COVID-19 ha provocado en la industria turística.   

A finales de 2022, en Suiza había más de 120.000 puestos de trabajo sin cubrir. Una cifra que no se veía desde 2003. Hay muchos puestos vacantes en sectores tan variados como la industria manufacturera, la sanidad, el comercio, la hostelería, la construcción y la informática.

Las personas de países no pertenecientes a la UE con licenciaturas en Matemáticas, Informática, Ciencias Naturales y Tecnología —titulaciones que conducen a puestos de trabajo en los sectores técnico, científico e informático, donde existe una escasez especial — están sobrerrepresentadas (más del 55 %). “Las Ingenierías Mecánica y Eléctrica tienen el mayor porcentaje de personas tituladas procedentes de países no comunitarios, con un 17,5 %”, subraya economiesuisse en su memoria.   

El debate sobre una mejor integración de los estudiantes extranjeros —en particular de países no pertenecientes a la UE— no es nuevo en Suiza; pero sí divide. 

“No tiene sentido financiar la formación de estos cerebritos sin que Suiza se beneficie”, advirtió en 2017 el consejero nacional del Partido Liberal Radical (derecha), Marcel Dobler, cuando presentó una moción para que el Gobierno cambiara la ley. 

Al país le cuesta dinero —y mucho— formar a quienes llegan a estudiar a Suiza desde el extranjero. La educación universitaria (licenciatura y máster combinados) cuesta al año unos 23.000 francos por persona y en total, 133.000 francos por persona, según datos de economiesuisse. Aunque la Conferencia Universitaria Suiza dice que las personas extranjeras solo pagan de media 1.580 francos al año por estudiar en Suiza. La diferencia la cubre el Estado.  

En la mayoría de las universidades cantonales y en los dos institutos federales de tecnología, las tasas de matrícula para estudiantes que llegan del extranjero son iguales o ligeramente superiores a las de quienes proceden de Suiza. 

La mayor diferencia entre ambas categorías se da en la Universidad de San Galo: 1.229 francos es lo que pagan por un semestre de estudios de licenciatura quienes residen en Suiza; quienes proceden del extranjero, por el contrario, pagan 3.129 francos, 1.900 francos más.    

En la Universidad de la Suiza italiana a las personas procedentes de Suiza una licenciatura les cuesta 2.000 francos por semestre y 3.500 francos a quienes proceden del extranjero. La diferencia es de 1.500 francos.

Cambiar la ley  

En respuesta a una moción del diputado Marcel Dobler, el Gobierno ha propuesto una enmienda a la Ley Federal sobre Extranjería e Integración. Así, se prevé derogar la cuota anual sobre el número de personas con un título de máster o doctorado que pueden permanecer en Suiza y ejercer una actividad remunerada, si dicha actividad tiene un “interés científico o económico preponderante”.

Aunque la mayoría de los partidos ha apoyado la propuesta del Gobierno, la Unión Democrática del Centro (UDC), derecha conservadora, propone que las personas extranjeras paguen el coste total de sus estudios. Otras personas —como el diputado del Partido Liberal Radical Andrea Caroni— defienden que el cupo anual de permisos de residencia en sí no es un problema, ya que no se ha agotado desde 2019.   

El proceso legislativo sigue su curso. Cualquier cambio en la ley requiere que lo voten ambas cámaras del Parlamento. En marzo la Cámara Baja aprobó el proyecto de ley y se espera que la Cámara Alta —el Consejo de Estados— reconsidere el proyecto de ley como muy pronto en otoño. 

Popular, a pesar de todo 

Aunque el mercado laboral esté vetado, en cierto modo, a estudiantes de otros países, Suiza sigue siendo un destino atractivo para estudiar. Según un estudio comparativo de la OCDE de 2020, Suiza ocupa el 5.º puesto entre todos los países miembros y el 2.º —después de Luxemburgo— entre los países no anglófonos, por la diversidad internacional de sus estudiantes.

“Ya había estudiado en China y los Estados Unidos y buscaba tener experiencia también en Europa. Suiza es un buen punto de partida, porque es independiente y al mismo tiempo está estrechamente unida a la Unión Europea”, dice Lara.  

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Suiza destaca por la calidad de su enseñanza superior, la financiación de la investigación y sus infraestructuras. Sus dos centros universitarios, la ETH de Zúrich y la EPFL de Lausana, figuran habitualmente entre las mejores universidades del mundo.    

“Como país fronterizo, Suiza acoge a cantidad de estudiantes de los países vecinos: Francia, Alemania e Italia. A otros estudiantes internacionales les atrae el multilingüismo y el multiculturalismo de Suiza”, añade Dimitri Sudan, responsable de relaciones internacionales de swissuniversities, la conferencia de rectores de universidades suizas.    

El uso generalizado del inglés es otro de sus atractivos. “El alto grado de internacionalidad del profesorado es una ventaja. Alrededor del 50 % del profesorado de las universidades suizas es de origen no suizo”, explica Dimitri Sudan. 

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Simplificar los trámites  

Para las empresas contratar a alguien de fuera es igual de complicado. “Durante una entrevista de trabajo, la persona de recursos humanos me dijo que el proceso para solicitar un permiso de trabajo podía ser complicado. Tuve la impresión de que era algo que pesaba”, recuerda Lara.  

De hecho, la ley no está pensada para retener en el país a quienes han llegado a estudiar.  Cualquier persona extranjera que planee una estancia temporal antes de entrar en Suiza debe ofrecer garantías de que abandonará el país. 

“Si no encuentro trabajo en Suiza, intentaré solicitarlo en Alemania. Conozco varios casos en mi entorno: un licenciado de un tercer país consiguió trabajo en Alemania, tras una búsqueda infructuosa en Suiza”, concluye Lara.

* nombre que conoce la redacción

Texto adaptado del francés por Lupe Calvo

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