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Un punto de encuentro latino

En el stand de María Dolores la gente saborea también el calor mexicano. swissinfo.ch

Muchos de los clientes de María Dolores son suizos que han vivido o han visitado México y sienten nostalgia de aquel país.

Pero el puesto de mercado es, sobre todo, un lugar de encuentro, donde se crean amistades y se comparten alegrías y tristezas.

La gastronomía mexicana es una de las especialidades culinarias internacionales que más adeptos ha conseguido captar. “Nuestra cocina tiene una variedad de platillos increíble. Cada estado tiene su especialidad. Es muy variada y se puede combinar con todo”, explica María Dolores.

“La gente está muy abierta a probar cosas nuevas y nuestra cocina está muy de moda, pero productos auténticos (mexicanos) hay pocos”, precisa.

El 60% de los clientes de María Dolores son latinoamericanos, y el 40% suizos. No obstante, “desde que salí en la televisión, aumentó tremendamente mi público. Los suizos ya saben que estoy aquí y se están interesando. Quieren saber cosas sobre nuestra gastronomía, qué es una tortilla o cómo comemos”.

La cocina mexicana tiene fama de ser muy picante, pero María Dolores ha sabido adaptar sus salsas al paladar de quienes no están acostumbrados a comer tanto chile (guindilla). Ha creado dos salsas – la roja y la verde – “para gente que le gusta el picante, pero no como comemos en México”.

Otra ventaja es que sus salsas están listas para servir. Lo único que se necesita es agregarlas a cualquier plato y de cualquier gastronomía. “Hasta los espaguetis se pueden aliñar con una buena salsa mexicana”, según ella.

Nostalgia de México

La clientela suiza es, en su mayoría, “gente que ha viajado o ha vivido en México y siente la nostalgia” de aquella tierra lejana. Es el caso de una señora mayor, descendiente de suizos, que vivió medio siglo en el Distrito Federal. “Una suiza del extranjero. Eso es lo que soy”, puntualiza.

Acude todos los sábados al stand aunque, según ella, compra poca cantidad, “porque mi marido no come mucho picante”. Le encantan las salsas de María Dolores, sobre todo la verde, “porque el tomate verde es algo muy especial de México. No lo hay en otro lado”.

Pero, además, “es muy bonito venir aquí y recordar México, aunque no lo olvido nunca”, confiesa. Y es que, a pesar de llevar muchos años viviendo en Suiza, ella sigue sintiéndose mexicana: “Mi marido es suizo, pero yo soy mexicana” – lo recalca con mucho énfasis – “y muy orgullosa de serlo”. Suelta una carcajada.

Otra cliente regular es Luz María. Esta mexicana lleva varias décadas viviendo en Berna y está encantada de poder comprar tortillas u otros productos de su tierra cada ocho días. “Soy muy exigente, porque me gusta comer y me gusta comer bien. Y los productos son muy buenos”.

“Yo he tenido muchísimo éxito con estos productos, porque puede uno hacer muchos platillos como si estuvieras en México. La diferencia es el ambiente en el que lo comes en México y el ambiente en que lo comes en Suiza”, precisa.

Un momentito en México

Pero además de un punto de venta, el stand de María Dolores es un punto de encuentro de la colonia latina de Berna, donde se crean amistades, se vuelve a ver a gente que no se veía desde hace tiempo, se intercambian alegrías y tristezas.

Para Luz María “es un lugar donde se comparte, donde se platica y donde se está un momentito en México”.

También Apolo Miranda, pintor mexicano que lleva menos de dos años viviendo en Berna, acude todas las semanas al estand. “Si no compro tortillas, compro alguna salsa.”

En su opinión, no hay restaurantes mexicanos auténticos en Berna. Lo que se conoce es la cocina ‘texmex’ y las semanas gastronómicas que organizan algunos establecimientos. Sólo que “uno va con esa esperanza de saborear un poco ese sabor, pero nunca lo encuentras”.

La nostalgia de los sabores autóctonos no es el único motivo por el que Apolo acude todas las semanas al ‘stand’ de María Dolores, sino también porque “hay pocos lugares (en Berna) donde la gente se encuentra para platicar”, señala.

”Mis dos días de México

Y también para María Dolores su puesto de mercado es un punto de reencuentro con su México natal.

“Cada miércoles (en Zúrich) y cada sábado (en Berna) para mí es una sensación de que voy a México y veo a mi gente. Son mis dos días de México”.

Le encanta vender en un mercado, porque le fascina el contacto directo con la gente y ofrecerles a probar sus salsas. No cabe duda que el éxito de su negocio se debe a la calidad de sus productos y, sobre todo, de sus salsas, pero también en gran parte a su carácter afable y afectuoso.

“Creo que a la gente, cuando está en mi stand, le doy un poquito de alegría”. Y es que para María es importante no sólo vender y dar a conocer sus productos, sino también hablar con la gente, saber cómo está, conversar y apoyarla en momentos difíciles.

Se trata “más que nada de darnos ese apoyo y ese cariño que necesitamos todos.”

swissinfo, Belén Couceiro

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