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Bolloré, un imperio mediático al servicio de la extrema derecha francesa

Luis Miguel Pascual

París, 10 dic (EFE).- En seis años, Vincent Bolloré ha levantado un imperio mediático de enormes proporciones en Francia, formado por algunos de los títulos más conocidos del país y puesto al servicio de una visión tradicionalista de la sociedad, encarnada por la extrema derecha.

En el punto de mira de este emprendedor multimillonario, que pronto cumplirá 70 años, heredero de un empresariado conservador arraigado en Bretaña, están las presidenciales del año próximo, una carrera en la que quiere influir a través del iconoclasta polemista Éric Zemmour.

“Bolloré puede presumir de haber fabricado un candidato”, asegura a Efe la periodista Isabelle Roberts, fundadora del medio digital Les Jours, que ha investigado a fondo sobre la figura del magnate.

Zemmour, conocido articulista del diario Le Figaro, vio como Bolloré ponía a su servicio el escaparate televisivo de CNews, una cadena de información continua que Roberts califica de “Fox News a la francesa”.

A través de esa tribuna, el polemista fue desgranando sus ideas en un programa de una hora diaria, las de una Francia en declive que afronta una invasión de inmigrantes que amenazan con sustituir a la población local a corto plazo.

Un discurso con el que se siente cómodo Bolloré, católico practicante, coleccionista de figuras de santos.

“Sin Bolloré, Zemmour no sería candidato”, explica a Efe el senador David Assouline, que preside la comisión de investigación sobre la concentración de medios.

El legislador ve dos especificidades en el imperio mediático de Bolloré: es muy completo y, además, practica un intervencionismo radical en favor “de una orientación ideológica asumida desconocida hasta ahora”.

El empresario bretón saltó a la vida pública cuando en 2007 prestó su yate al recién elegido presidente Nicolas Sarkozy.

Desde que en 2015 entró en el mundo de los medios de comunicación, se fue dando cuenta de que los planteamientos radicales aumentaban la audiencia: “La ideología se sumó al negocio”, asegura Roberts.

A partir de ese momento, este heredero de una empresa papelera, que la reflotó y convirtió en un emporio del trasporte marítimo que gestiona decenas de puertos en África occidental, se lanzó a una cruzada mediática ajena a su tradición.

Primero se hizo con dos licencias de televisión, que gracias a su olfato para los negocios le permitieron meter la cabeza en Vivendi, conglomerado que, entre otras empresas, controlaba Canal+, una cadena considerada de centro izquierda.

Más centrada en los programas de diversión y en el cine que en la información, el canal vio como la llegada de Bolloré supuso un giro de 180 grados.

El primer síntoma de los nuevos tiempos fue la supresión de “Los guiñoles”, una sátira política construida a través de muñecos que el nuevo dueño consideró demasiado irreverente y con un tono político en las antípodas del que él traía.

“ASESINO EN SERIE DE PERIODISTAS”

Fue un aviso para todos los periodistas, que meses más tarde asistieron al despido de media redacción de deportes.

“Es un asesino en serie de periodistas”, señala Roberts, que recuerda que liquidó a toda la redacción de iTélé, una modesta cadena de información, para convertirla en CNews.

El esquema se fue repitiendo a medida que su alargada mano iba posándose sobre otros medios. Vivendi fue atrayendo títulos y cabeceras que, en todo caso, se tuvieron que adaptar a los deseos del patrón.

“Por donde Bolloré pasa, el periodismo fallece”, asegura Patrick Cohen, conocida voz radiofónica del país, líder de audiencia durante años, que abandonó Europe 1 cuando el empresario se hizo con su control.

Su salida de esa emisora, a la que había llegado meses antes para reflotar la audiencia, fue otro golpe de efecto y demostró su ambición.

Europe 1 pertenece a Lagardère, un símbolo de la industria tradicional francesa venido a menos por la impericia de los herederos del fundador, Jean-Luc Lagardère, uno de los impulsores de Airbus.

Junto a esa radio llegaron dos cabeceras muy influyentes, Le Journal du Dimanche y Paris Match, cuyas direcciones fueron cambiadas de forma fulminante.

Assouline cree que nunca un magnate había poseído en Francia tantos tentáculos en los medios de comunicación, porque a todo ello suma el mayor grupo editor de revistas del país y una de las principales agencias de publicidad.

Con todo, Bolloré sabe que tiene un gran poder de influencia, un arma que le ha permitido estar presente en la campaña electoral.

“Incluso si Zemmour no pasa a la segunda vuelta Bolloré ha logrado convertirse en el hombre capaz de crear un adversario político y eso le da un gran poder”, asegura Roberts.

Además, el enorme ruido mediático que ha provocado el polemista ha conseguido que los temas que defiende se hayan situado en el centro de la campaña de las presidenciales de abril.

“Todos los candidatos están obligados a pronunciarse sobre la inmigración, hasta los que no crean que sea un problema tan importante”, señala Roberts. EFE

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