
Gobierno de Ecuador impide a indígenas consumar «toma de Latacunga» contra alza del diésel
Andrea Farnós
Latacunga (Ecuador), 22 sep (EFE).- La marcha para la «toma de Latacunga», convocada por el movimiento indígena de Ecuador sobre la ciudad a la que el presidente Daniel Noboa trasladó temporalmente la sede de su Gobierno, se vio impedida de llegar al centro de la ciudad, por los cortes militares para llegar a su plaza principal y la presencia de simpatizantes del mandatario que realizaron una contramarcha.
Esta movilización, que reunió a alrededor de medio millar de indígenas llegados de distintas partes de la provincia Cotopaxi hasta la capital de esa jurisdicción, fue hasta el momento la más numerosa desde que el pasado jueves la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), la mayor organización social del país, se declarase en «paro nacional indefinido».
La marcha, que transcurrió sin grandes incidentes, partió desde la antigua estación de tren sin lograr avanzar hacia el centro de la ciudad por cercos creados por las Fuerzas Armadas desde la noche del domingo y la presencia de la contramarcha promovida por el Gobierno con los partidos de Noboa, que sí tuvo acceso a los lugares cerrados para los indígenas.
«Tomamos la decisión de que no vamos a enfrentar pueblo contra pueblo», señaló Rafael Negrete, presidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), una de las filiales más activas y fuertes de la Conaie, que había convocado esta «toma de Latacunga» con el objetivo de sacar la ciudad a Noboa.
«Tenemos que tomar una decisión estratégica para ver cómo hacer frente a este Gobierno (…) Hoy nos estamos organizando. Sabemos que el presidente está aquí con la finalidad de enfrentar y le pedimos que se retire a su puesto de trabajo (en el Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia y del Gobierno)», continuó Negrete.
Ciudad blindada
El acceso al centro de la ciudad, donde se ubicaba la Gobernación, fue bloqueado con vallas por parte de las fuerzas de seguridad desde el día anterior, lo que impidió que los manifestantes se concentrasen frente al edificio desde donde está despachando Noboa.
Por ello, en torno a 500 personas caminaron por la antigua carretera panamericana en las inmediaciones de la ciudad, lo que provocó que se interrumpiese el tráfico de vehículos y donde también se presentaron decenas de militares y policías.
Allí, corearon gritos como «¡Fuera Noboa, fuera!» y «Viva el paro, viva la lucha social»; en un trayecto en el que participaron hombres y mujeres de todas las edades, incluidos niños.
Apawki Castro, actual coordinador en Cotopaxi de Pachakutik, el brazo político del movimiento indígena, lideró la protesta y se acercó a los miembros de las Fuerzas Armadas para explicar que esta era una marcha «pacífica». «Vamos por aquí [la panamericana] porque nos cerraron el paso a nuestra sede», señaló Castro a EFE.
«Los seguidores y fanáticos de Noboa fueron traídos de otras provincias y no queremos caer en provocaciones, menos en confrontación. Por eso vamos a instalar aquí una asamblea (en mitad de la carretera) para decidir qué hacer”, explicó antes de que decidiesen, finalmente, disolver la marcha antes de que se produjeran antidisturbios.
Noboa: «No vamos a ceder ni un milímetro»
Noboa respondió que no cederá ante el movimiento indígena, al que acusó de querer «desestabilizar» al país, y reiteró que permanecerá en Latacunga.
«Estamos ahora peleando una batalla contra el sectarismo, contra la gente que quiere desestabilizar al Ecuador y no vamos a ceder ni un milímetro», dijo Noboa durante un acto público en Cotopaxi, una de las ocho provincias donde decretó un estado de excepción contra las protestas, incluido un toque de queda en cuatro de ellas.
Para Castro, este movimiento del presidente se debe a que «no quiere acabar ni con la inseguridad ni con la corrupción, quiere acabar con el movimiento indígena».
Susana, una mujer agricultora de 40 años, declaró que su presencia en la marcha se debía a que «las promesas que hizo el presidente en campaña no se cumplieron», y se mostró especialmente afectada por el retiro del subsidio al diésel, que de la noche a la mañana pasó de costar 1,80 a 2,80 dólares por galón (3,78 litros).
«Si el Gobierno no elimina el Decreto 126, nosotros avanzaremos. A ver si aguantan las personas que tienen (manifestándose a favor del Gobierno) el mismo tiempo que aguantamos nosotros», declaró Jorge Taco, líder de una organización indígena del cantón Salcedo (Cotopaxi).
El movimiento indígena ya lideró en 2019 y 2022 las masivas protestas que llevaron a los presidentes Lenín Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023) a dar marcha a atrás cuando también quisieron eliminar las subvenciones estatales a los combustibles para cumplir con las metas de ajuste fiscal de los programas crediticios firmados con el Fondo Monetario Internacional (FMI). EFE
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