
Suiza apuesta por la investigación para mantener viva su industria de semiconductores

Países como Estados Unidos, China, Francia, India y Arabia Saudí están invirtiendo miles de millones en sus respectivas industrias de semiconductores para conseguir ser competitivos en la fabricación de chips. Sin embargo, la estrategia de Suiza es otra: centrarse en la investigación científica en lugar de subvencionar a sus escasas empresas privadas de alta tecnología.
Los semiconductores son uno de los sectores en crecimiento más importantes del panorama mundial actual. Más allá de su uso en ordenadores y sistemas de inteligencia artificial (IA), son imprescindibles para sectores como la salud, la energía, la alimentación, el transporte o las telecomunicaciones, así como para un sinfín de dispositivos electrónicos.
Según un estudio llevado a cabo por la Unión Europea en el año 2022, se espera que la demanda mundial de chips se duplique de cara al año 2030. Asimismo, según las previsiones presentadas por empresas como McKinsey y PwC, los ingresos anuales del sector podrían alcanzar el billón de dólares hacia el final de esta década.
Suiza no es, en absoluto, una potencia en el campo de los semiconductores, pero sí ha logrado afianzarse en el ámbito de la investigación, así como en la producción de chips especializados de alta gama y en reunir al equipo que se necesita para fabricarlos. Esto incluye especialistas en sensores, láseres, válvulas de vacío y sistemas de recubrimiento con láminas finas, que son imprescindibles para la fabricación de los semiconductores.

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Un sector pequeño, pero muy especializado
En Suiza trabajan entre 15.000 y 20.000 personas altamente cualificadas para fabricar chips para relojes, transporte, sistemas GPS, teléfonos móviles, artículos electrónicos, granjas eólicas y sistemas fotovoltaicos; todo ello orientado principalmente a la exportación. Esto contrasta con lo que vemos en otros países como Estados Unidos, donde la Asociación del Sector de los Semiconductores (US Semiconductor Industry Association) espera que su plantilla aumente de 345.000 a 460.000 empleados para el año 2030. Si nos vamos a Europa, vemos que en Francia, por ejemplo, más de 50.000 personas trabajan en el sector de los semiconductores, y alrededor de 30.000 lo hacen en Reino Unido.
Según los datos recopilados por la empresa de investigación Statista, a pesar del billón de dólares de beneficio que se espera este año para la industria de los semiconductores, Suiza se quedaría con una cuota de mercado de apenas el 0,13%.
«El sector de los semiconductores en Suiza se enfrenta a una dura realidad cuando se compara su capacidad de producción con los líderes mundiales, sobre todo debido a las limitaciones logísticas, el acceso a materias primas y los niveles de inversión», admite el grupo DigitalSwitzerland, que trabaja para promover el desarrollo del sector digital helvético.
La presión por asegurar una posición en el mercado de los semiconductores no deja de crecer. Cada vez más países compiten por conseguir mayores cuotas de mercado para así dejar de depender de proveedores extranjeros en un sector considerado estratégico. Esta tendencia ha cobrado aún más fuerza tras las restricciones impuestas por Estados Unidos a la exportación de chips, con el objetivo de frenar el avance tecnológico de países como China y preservar así su liderazgo en el campo de los semiconductores y la inteligencia artificial.
La administración del expresidente de EE. UU., Joe Biden, dejó a Suiza fuera de la lista de países a los que se podían suministrar, de forma ilimitada, chips fabricados en Estados Unidos. A pesar de que Donald Trump ha suprimido este sistema de control de las exportaciones, aún existen dudas sin resolver acerca de cómo poder acceder sin limitación a estos componentes en EE. UU.
Para fomentar el crecimiento de sus industrias nacionales de semiconductores, varias potencias han diseñado ambiciosos programas de inversión. En 2022, Estados Unidos aprobó la Ley CHIPS, que contempla 53.000 millones de dólares (43.000 millones de francos suizos) en financiación federal. China, por su parte, ha creado un fondo de 47.500 millones de dólares, mientras que la Ley Europea de Chips ha asignado un presupuesto de 43.000 millones de dólares (40.000 millones de francos suizos). A esto se suman numerosas iniciativas en países como Reino Unido, India, Francia y Arabia Saudí, que también han anunciado inversiones multimillonarias para potenciar sus capacidades en el sector de los semiconductores y la IA.

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Sin subvenciones estatales
Hasta la fecha, el Gobierno suizo ha mantenido su política habitual de no intervenir directamente en el mercado. Por ello, se ha abstenido de financiar a empresas privadas en el sector de los semiconductores, ni concediendo desgravaciones fiscales ni construyendo infraestructura.
«Es posible que Suiza no replique el modelo de Silicon Valley, donde todo se hace de un día para otro y lo que importa son los beneficios, ¿pero de verdad es necesario hacerlo?». Esto fue lo que escribió Patrik Wermelinger, de Global Switzerland Enterprise, la organización oficial de Suiza para la promoción de las exportaciones, en un artículo publicado en marzo en la revista Dimensions de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).
En su lugar, la financiación federal se centra en la investigación científica llevada a cabo por las universidades e instituciones como el CSEM (Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología).
Uno de los pilares es el superordenador de los Alpes, presentado en 2024, que exigió una inversión inicial de cerca de 100 millones de francos suizos y tiene un coste operativo de 37 millones al año. Esto sirve de base para algunas de las principales investigaciones suizas en materia de semiconductores, lideradas por el ETH (Instituto de Tecnología Federal de Zúrich) y la EPFL.
En 2021, la exclusión parcial de Suiza de los programas de investigación europeos tras el fracaso de las negociaciones para mejorar las condiciones de las relaciones bilaterales supuso un batacazo muy importante. Para ayudar a paliar las carencias en investigación, la Secretaría de Estado suiza para la Educación, Investigación e Innovación impulsó en 2024 el programa trienal «SwissChips», dotado con 33,8 millones de francos suizos.
«Gracias a esta medida transitoria garantizaremos que Suiza se mantenga a la vanguardia en el diseño de chips y la investigación de semiconductores», declara Christoph Studer, responsable de SwissChips y profesor de procesamiento de información integrada en el ETH. «Tenemos muchas PYMES especializadas en el diseño de chips que necesitan profesionales. Si dejamos de ser punteros en la investigación de chips, será difícil encontrar personas con ese perfil».

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Innovación con sello suizo
La estrategia helvética ya está dando frutos, y se están logrando resultados muy concretos. La EPFL e IBM han diseñado un amplificador óptico basado en un chip fotónico que podría revolucionar los centros de datos y los sistemas de alto rendimiento.
La empresa CCRAFT, derivada del CSEM, ha desarrollado una nueva generación de chips fotónicos para aplicaciones en el campo de la IA, las telecomunicaciones y la tecnología cuántica. La empresa química finlandesa PiBond ha formado una alianza estratégica con el Paul Scherrer Institute de Suiza para desarrollar y comercializar materiales litográficos de nueva generación, que son fundamentales para la fabricación de semiconductores.
Por su parte, las empresas suizas también están trabajando estrechamente con las instituciones académicas. «Mantenemos una red de colaboración muy sólida tanto dentro como fuera del país, y trabajamos codo a codo con las principales instituciones académicas y de investigación», declara Comet, una empresa suiza que se encarga de fabricar maquinaria para probar los materiales semiconductores.
Cerca de 40 empresas componen la rama de semiconductores de Swissmem, la asociación helvética de las industrias de la ingeniería mecánica y eléctrica. Swissmem estima que existen entre 160 y 200 instituciones y empresas dedicadas a la investigación de semiconductores, que dan empleo a unas 20.000 personas en todo el país.
Algunas de las más destacadas son:
EM Microelectronic pertenece al Grupo Swatch y fabrica semiconductores de bajo consumo, como chips Bluetooth, para relojería.
Hitachi Energy fabrica semiconductores para trenes, redes de transmisión de potencia de alto voltaje, granjas eólicas y sistemas fotovoltaicos.
STMicroelectronics es una empresa de semiconductores francoitaliana con sede central en Suiza.
U-Blox diseña semiconductores inalámbricos para sistemas GPS en el mercado automovilístico e industrial.
VAT está especializada en las válvulas de vacío, que son fundamentales para filtrar las partículas microscópicas capaces de estropear un semiconductor.
Comet se especializa en tecnología de radiofrecuencia y rayos X para probar materiales y llevar a cabo inspecciones de seguridad.
Inficon y Sensirion fabrican sensores que garantizan unas condiciones de fabricación óptimas midiendo la composición del gas, la presión y detectando fugas.
Las empresas Espros y AMS-Osram, especializadas en optoelectrónica y láseres, respectivamente, también se encuentran en la lista de empresas suizas que contribuyen a la industria de los semiconductores.
Editado por Gabe Bullard. Adaptado del inglés por Cristina Esteban / CW.
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