Perspectivas suizas en 10 idiomas

Incipiente diálogo con los yihadistas en el norte de Burkina Faso

Soldados del ejército francés con detectores buscan la presencia de dispositivos explosivos durante la Operación Burkhane en el norte de Burkina Faso el 12 de noviembre de 2019 afp_tickers

En noviembre, Burkina Faso aseguraba que no quería dialogar con los yihadistas, pero en las últimas semanas ha impulsado ese tipo de iniciativas, que se han ido extendiendo por el norte del país.

La firmeza de Uagadugú empezó a desvanecerse a principios de febrero cuando el primer ministro, Christophe Dabiré, declaró que “todas las grandes guerras terminaron en torno a una mesa”.

A mediados de marzo, la revista burkinesa de investigación L’Évenement afirmó que 29 yihadistas habían sido liberados en el marco de unas negociaciones en 2020, lo que causó una fuerte polémica.

El ministro de Administración del Territorio, Clément Sawadogo, dijo a la AFP que no podía “ni confirmar ni desmentir” esas liberaciones, pero que, en cualquier caso, “si se dan reivindicaciones en las que vemos cosas que se pueden negociar, no veo porqué no lo haríamos”.

Los grupos yihadistas, algunos de los cuales se afiliaron a Al Qaida o a la organización Estado Islámico (EI), están presentes en Malí, en el oeste de Níger y en gran parte del territorio burkinés, y en todas esas zonas efectúan ataques y reclutan adeptos.

Desde 2012, la guerra en el Sahel ha causado miles de muertos, principalmente civiles. El año 2020 fue el más letal, según la oenegé ACLED, especializada en la colecta de datos.

– División –

La cuestión del diálogo divide a los Estados de la región. Malí se mostró a favor pero todavía no lo ha lanzado oficialmente, mientras que Níger se niega a negociar, considerando que los yihadistas que perpetran ataques en su frontera están radicados en Malí.

En tanto, en Djibo, en el norte de Burkina Faso, en la región llamada de las “tres fronteras” entre Malí, Burkina Faso y Níger, se han registrado “iniciativas” de diálogo “por parte de las comunidades locales”, indicó a la AFP una fuente de seguridad.

“No se trata de diálogo o de intercambios directos” sino más bien “de un llamado de las comunidades dirigido a combatientes oriundos de esas localidades para que depongan las armas”, explicó.

Según otra fuente, se llevaron a cabo “contactos” desde la visita del presidente Kaboré a Djibo en junio de 2020, cuando les “dijo a los líderes comunitarios que estaba dispuesto a indultar a quienes depusieran las armas”.

Esas iniciativas son bastante “vagas” pero se ha constatado “una enorme disminución de los ataques en la zona en los últimos meses”, señaló Mahamoudou Savadogo, especialista en temas de seguridad.

Un responsable de una oenegé de Djibo afirmó que “el mensaje parece estar calando”, pues “algunos jóvenes manifestaron su voluntad de deponer las armas”, aunque “temen por su vida”.

Aún así, esas iniciativas se están realizando únicamente “con el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM, afiliado a Al Qaida), que quiere implantar una gobernación local, pero en ningún caso con el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS, afiliado al EI)”, advirtió una fuente de la ONU en Bamako.

Los grupos afiliados a Al Qaida pretenden tejer lazos con las comunidades locales, mientras que el EI únicamente trata de imponerse por la fuerza.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR