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La amenaza de minas y proyectiles sin detonar acecha una aldea ucraniana

Igor Kniazev aró varias parcelas en la aldea de Dovguenké, en el noreste de Ucrania, con el constante temor de tropezar con una mina o un proyectil sin detonar, herencia de una ocupación rusa que duró varios meses.

Este pueblo de unos pocos cientos de habitantes antes de la invasión rusa se encuentra en el límite entre las regiones ucranianas de Járkov y Donetsk.

Más de un año después de su liberación, las huellas de los combates están por todas partes.

Algunas casas están parcialmente derribadas, hay puertas rotas llenas de metralla, y algunos vehículos oxidados yacen al borde de las carreteras.

Pero es el suelo el que encierra todos los riesgos.

Más de dos años después del comienzo de la guerra Ucrania se convirtió en uno de los países más minados del mundo. 

Un tercio de su territorio, según la ONU, podría verse afectado, lo que también dificulta la agricultura.

“Muchos soldados y civiles murieron al pisar minas (…) Hay tantas que ni siquiera se pueden contar”, relata Igor. 

El remolque de su tractor está cargado con restos de proyectiles y cohetes, de los miles que caen sobre Ucrania cada semana. 

Parcela tras parcela, cuando ara la tierra, comprueba sistemáticamente cada metro. 

Observa huellas en el suelo, signos de una grúa y de un camión que pasaron recientemente para desmontar el cañón de un tanque abandonado.

“Es sorprendente que los vehículos no hayan detonado, hay demasiadas minas y explosiones aquí todos los días”, explica el agricultor.

– Once regiones minadas –

Otra residente, Natalia Demchenko, muestra la punta de un cohete incrustado en el suelo. Los artificieros le dijeron que debían extraerla con un tractor porque se había hundido a dos o tres metros de profundidad.

También quemaron los campos para facilitar la detección y remoción de las minas.

“Los zapadores trabajan todos los días. A veces nos dicen que no tengamos miedo, que las harán explotar”, dice esta mujer de 52 años. 

Desde que la aldea fue liberada de la ocupación rusa en septiembre de 2022, los especialistas no solo limpian el suelo de minas, sino también trabajan para restablecer la red eléctrica. “Para que la gente tenga electricidad y luz y pueda seguir viviendo en paz”, explica Oleksi, un desminador de 24 años.

Las minas antipersonales siguen matando y mutilando mucho tiempo después de los conflictos.

Mientras que tanto el ejército ruso como el ucraniano utilizan este tipo de armamento y disparan miles de proyectiles cada día -incluidas peligrosas bombas de racimo- sobre los campos de Ucrania cerca del frente se convirtieron en trampas mortales. 

Según un informe de la ONG Human Rights Watch, 11 de las 27 regiones de Ucrania están minadas.

En agosto de 2023, Oleksi Reznikov, entonces ministro de Defensa, consideraba a Ucrania “el país más minado del mundo”.

Un verdadero problema para los agricultores que arriesgan sus vidas durante la siembra en la fértil tierra ucraniana, que hizo del país uno de los mayores exportadores de cereales del mundo.

bur/ant/mab/mb

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

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