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Las técnicas ingeniosas de los manifestantes en Hong Kong frente a los gases lacrimógenos

Un manifestante lanza un ladrillo contra las fuerzas de seguridad en respuesta a los gases lacrimógenos, el 5 de agosto de 2019 en Hong Kong afp_tickers

Tras la explosión de una granada lacrimógena, un manifestante corre hacia ella con un cono para neutralizarla, una escena cada vez más habitual en las protestas en Hong Kong, donde están apareciendo técnicas ingeniosas para hacer frente a la policía.

La megalópolis del sur de China atraviesa desde hace dos meses la mayor crisis política desde su retrocesión en 1997.

Las manifestaciones casi diarias suelen desembocar en confrontaciones entre grupos radicales y fuerzas de seguridad.

La policía endureció su respuesta ante unos manifestantes cada vez más violentos. Solo durante la jornada de huelga y bloqueos del lunes se utilizaron 800 granadas lacrimógenas, lo que hizo que los manifestantes la calificaran de “festival de gases lacrimógenos”.

Ante la sucesión de confrontaciones con la policía, los manifestantes desarrollaron nuevas tácticas para protegerse del gas.

Los hongkoneses acuden a las protestas equipados con guantes ignífugos para poder recoger granadas del suelo y también con máscaras de gas, que llaman “hocicos de cerdo”.

Los foros en internet hierven con discusiones sobre los mejores modelos de máscaras y las recomendaciones de las tiendas donde comprarlas.

“¡Necesitaré una! Es difícil encontrar una buena máscara”, escribe un internauta.

También se intercambian consejos durante las manifestaciones sobre cómo utilizarlas.

– Una tapa de wok –

Los manifestantes incluso crearon “unidades” especializadas en cómo hacer frente a las granadas lacrimógenas.

Algunos de ellos cubren sus brazos con film plástico para evitar las irritaciones provocadas por el gas y llevan un suero para protegerse los ojos.

A menudo devuelven las granadas a la policía o intentan neutralizarlas con agua.

Su técnica más ingeniosa consiste en utilizar un cono de señalización para contener el gas de la granada antes de que un segundo manifestante lance agua por el agujero para sofocarla.

“Lo que está sucediendo en Hong Kong ha permitido a los manifestante aprender y desarrollar nuevas tácticas”, explica Tony Davis, un especialista en cuestiones de seguridad del grupo IHS Jane’s establecido en Bangkok.

“Se están convirtiendo en un ejército organizado, algo que no eran en un inicio”, añade.

Quizás actúan como un ejército pero están equipados solo con objetos artesanales, muchos de ellos sacados de la cocina.

Algunas personas acuden a las protestas con tapas de wok (sartén), un utensilio oriental que se ha convertido en un arma eficaz para contrarrestar las granadas.

Los paraguas, para cubrirse del gas, o las gafas de piscina, para protegerse del gas pimienta, también se convirtieron en objetos imprescindibles.

Antes del estallido de las protestas en junio, la policía hongkonesa había utilizado el gas lacrimógeno en contadas ocasiones.

Su uso resultaba tan poco habitual que cuando los antidisturbios recurrieron a él para dispersar las manifestaciones del “Movimiento de los Paraguas” en 2014 generó una gran polémica.

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