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Abuso sexual; respuesta insuficiente de la Iglesia

La Iglesia Católica Suiza emitió sus propios lineamientos para la prevención de abusos sexuales. akg images

Las personas víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes estiman que no se hace lo suficiente para atender ese problema ni para dar respuesta a sus denuncias, a pesar de los nuevos lineamientos anunciados por la Iglesia Católica en Suiza a raíz del escándalo mundial.

“¿Dónde están todos los sacerdotes suizos que han sido acusados?”, inquiere  Gérard Falcioni, una guía de esquí y pastor de la aldea de Bramois en el cantón del Valais.

Falcioni fue víctima de abuso por parte de un sacerdote local cuando tenía cinco años. Desde 2002 ha sido una de las pocas personas en Suiza en denunciar a la Iglesia y en contar su historia, tanto a los medios de comunicación como en dos libros que escribió al respecto.

“Nos enfrentamos a un muro de ladrillos y no podemos hacer nada. Ellos son libres de hacer lo que quieran”, dice a swissinfo.ch.

Otras voces también ponen en tela de juicio los avances en la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia.

Jean-Marie Fürbringer, presidente de la asociación Faire le Pas que ayuda a las víctimas abusadas sexualmente, considera que la Iglesia abrió sus puertas a través del diálogo cuando se agravó el escándalo, en 2010. “Sin embargo, nuestra impresión es que aún hay problemas y una cultura del silencio”.

“Funcionarios de la Iglesia toman las manos de las víctimas, expresan su pesar, pero no hablan de compensaciones y son siempre muy discretos. Se tiene la impresión de que la Iglesia no está tomando en serio su papel”, señala.

Precisa que la Iglesia generalmente estaba mal informada acerca de los abusos  y agregó que sacerdotes que le hablaron hace un par de años en Lucerna sobre el asunto estaban aterrorizados con la idea de que el problema pudiera ser peor de lo que imaginaban.

Nuevas directivas

A finales de enero, dos semanas después de que expertos en la protección de menores de las Naciones Unidas interrogaran en Ginebra a representantes del Vaticano sobre la escalada de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en todo el mundo, la Iglesia Católica Suiza lanzó la tercera edición de sus pautas de prevención Abusos sexuales en el contexto religioso para clérigos y otros funcionarios.

Esa fue su última respuesta al escándalo de los abusos. Las nuevas directivas -asegura la Conferencia Episcopal-, conllevan una fuerte prevención y ponen énfasis en la formación, además de que establecen una red más amplia que incluye a grupos religiosos y actividades que no estaban bajo la responsabilidad de las diócesis. También deben velar por una mayor transparencia acerca de la información sobre los sacerdotes. Los nuevos empleados tienen que presentar ahora una copia de su expediente policial limpio.

“Si usted lee las directrices atentamente, verá que las críticas de la ONU no se corresponden con la actitud coherente y transparente de la Iglesia Católica en Suiza”, aduce Joseph Bonnemain, secretario de una comisión de expertos creada para investigar los abusos sexuales en la Iglesia Suiza.

El Vaticano debería adecuar su Derecho Canónico a la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, que el Vaticano ratificó en 1990.

“Al abordar las acusaciones de abuso sexual de menores, la Santa Sede ha puesto constantemente la preservación de la reputación de la Iglesia y la protección de los autores por encima el interés superior de los niños”.

“El Comité está profundamente preocupado porque la Santa Sede no ha reconocido la gravedad de los crímenes cometidos, no ha tomado las medidas necesarias para hacer frente a los casos de abuso sexual infantil y para proteger a los niños, y ha adoptado políticas y prácticas que han dado lugar a la continuación del abuso y la impunidad de los perpetradores”.

El panel urgió al Vaticano a cesar la transferencia de abusadores y presuntos abusadores, que equivale a encubrir los crímenes. Una comisión del Vaticano creada el año pasado debería investigar “todos los casos de abuso sexual de menores, así como la conducta de la jerarquía católica al abordarlos”.

Pidió al Vaticano “retirar inmediatamente a todas las personas reconocidas o sospechosas de cometer abusos sexuales contra los niños y de remitir el asunto a las autoridades policiales y judiciales pertinentes para que procedan con la  investigación y el enjuiciamiento correspondientes”.

El Vaticano debe proporcionar formación sobre los derechos de los niños a todos los sacerdotes y miembros de órdenes católicas e instituciones que trabajan con ellos.

Punta del iceberg

De acuerdo con cifras recientes de la Conferencia Episcopal Suiza, 193 víctimas se presentaron entre 2009 y 2012 para reportar abusos en distintas diócesis desde 1960. Las agresiones fueron realizadas por 172 sacerdotes y laicos vinculados con el clero.

La mayoría de los casos conciernen las diócesis de San Gallen, Coira y Basilea. Muy pocos son nuevos, la mayoría fueron denunciados en 2010, cuando la atención mediática estaba en su apogeo. Para la gran mayoría, el estatuto de limitaciones ha expirado, los sacerdotes han muerto y solamente algunos concluyeron con condenas, expulsiones o compensaciones.

 

Faire le Pas recibe ‘regularmente’ a víctimas de abusos por parte de sacerdotes pero representan solamente el 5% del número total de personas que entran en contacto con ellos, señaló. Fürbringer está convencido de que se trata solamente de la punta del iceberg y considera que la gente tiene miedo de denunciar.

Jacques Nuoffer, presidente del Groupe Sapec, que representa a las víctimas de los abusos en cuestión en regiones de habla francesa, dijo que se sentía alentado por las actitudes de algunos funcionarios de la Iglesia. Así como por las directivas y normas que “van en la dirección correcta”.

“Pero su aplicación es muy lenta y son muy regionales. Cada obispo hace lo que quiere”, comenta Nuoffer, víctima él mismo de abuso por parte de un sacerdote en el cantón de Friburgo.

El Vaticano calificó el informe de 2014 de la ONU sobre el abuso sexual de menores por parte del clero de distorsionado, injusto e ideológicamente sesgado.

Al responder a las críticas del informe sobre la postura de la Iglesia respecto a la homosexualidad, el aborto y la anticoncepción, el arzobispo Silvano Tomasi dijo también que el organismo mundial no puede pedir a la Iglesia cambiar sus “no negociables” enseñanzas morales.

Declaró a Radio Vaticano que organizaciones no gubernamentales que favorecen el matrimonio homosexual probablemente influyeron en el Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño para reforzar una “línea ideológica” en el informe.

“Se necesita tiempo”

Bonnemain rechaza esa idea al describir la actitud de la Iglesia hacia las víctimas, su manejo de los casos notificados y sospechosos, así como las normas procesales, como “más precisas y completas” que en el pasado.

Dijo que las nuevas directrices proporcionaban un enfoque más equilibrado en todo el país, pero su comisión no tiene ninguna función de supervisión o toma de decisiones: “Preferimos ofrecer a las diócesis y a otras organizaciones religiosas ayuda profesional de manera que poco a poco aborden el tema con la seriedad y habilidad apropiadas. Es una tarea de convencer a la gente y estimularla. Se necesita tiempo”.

Nuoffer está determinado a continuar su lucha por la verdad y la justicia para su caso personal y para las otras víctimas. Los contactos con los responsables de la diócesis de su agresor hasta el momento han sido infructuosos. En una carta de 2012, que Nuoffer compartió con swissinfo.ch, el jefe de la Congregación franco suiza de Misioneros de San Francisco de Sales rechazó de plano su solicitud de información acerca de su abusador y la indemnización. Pero Nuoffer mantiene su decisión.

“Quiero información sobre mi caso, reconocimiento de la responsabilidad moral en relación con el traumatismo que sufrí y compensación”, declara.

El mes pasado, y como representante de las víctimas, se unió a la comisión de la Iglesia Católica Suiza sobre el abuso sexual, que examina la cuestión de las compensaciones. Afirma que cuenta con el apoyo de una docena de parlamentarios de la Suiza de habla francesa para crear un órgano independiente que examine y medie en los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes en el país alpino. Sería una entidad similar a la establecida en Bélgica para arbitrar y que ha resultado exitosa.

Operaría de manera independiente de la Iglesia, cuya comisión sobre los abusos tiene solamente un papel consultivo.

“Tenemos que encontrar soluciones para compensar casos excluidos y aplicar correctamente las medidas de prevención. Pero siempre y cuando la Iglesia actúe. Todavía hay algunos obispos obstinados que para nada son favorables a una solución para la compensación”, asegura.

Traducción del inglés, Marcela Águila Rubín

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