Renuncia el gobierno paralelo de Bengasi en Libia en medio de protestas
El gobierno paralelo instalado en Bengasi, segunda ciudad de Libia, renunció luego de manifestaciones que se registraron en los últimos días en ciudades del este del país contra la corrupción y el deterioro de las condiciones de vida.
Abdalá al-Theni, jefe del gobierno paralelo “presentó su renuncia (y la de su gobierno, NDLR) el domingo durante una reunión con el presidente del Parlamento” instalado en Tobruk (este), indicó el portavoz del primer ministro en un comunicado.
Libia está afectada por un conflicto entre dos poderes rivales: el Gobierno de Unión Nacional (GNA) reconocido por la ONU y con sede en Trípoli y un poder encarnado por el mariscal Jalifa Haftar, que domina el Este y una parte del Sur.
Desde 2014, el país tiene dos gobiernos y dos parlamentos.
La renuncia de Theni “será examinada durante una sesión del parlamento”, anunció el portavoz del Parlamento sin más detalles.
Ocurre cuando hay protestas sociales en el este libio contra el deterioro de las condiciones de vida y de los servicios, pero en especial contra la corrupción del poder.
En un movimiento de protesta excepcional en la región, centenares de libios manifiestan desde el jueves en Bengasi –cuna de la revuelta popular que puso fin a la dictadura de Muamar Gadafi en 2011– y en otras ciudades.
Las protestas inicialmente pacíficas se radicalizaron y los manifestantes incendiaron el domingo la sede del gobierno paralelo.
La misión de la ONU en Libia se mostró “muy preocupada por informaciones según las cuales un civil murió, tres resultaron heridos y otros fueron detenidos el 12 de septiembre tras el recurso excesivo a la fuerza por las autoridades”.
Libia posee las mayores reservas petroleras africanas.
Desde enero, grupos favorables al mariscal Haftar bloquean campos y puertos petroleros y piden una repartición equitativa de los ingresos petroleros administrados por el gobierno del GNA.
Este bloqueo ha causado más 9.600 millones de dólares (8.100 millones de euros) de pérdidas en ingresos, según cifras de la Compañía Nacional de Petróleo, y ha causado penuria de electricidad y combustibles en el país.
