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La temida entrega suiza del ‘piso impoluto’

Para devolver un departamento, el inquilino debe eliminar hasta la última huella de su presencia. Keystone

En Suiza, cuando hay una mudanza de por medio, la entrega de un departamento que se habitaba es todo un ritual. Y el nivel de limpieza exigido puede ser toda una sorpresa para los extranjeros y los primerizos… y también para los propios suizos.

“El típico lugar en donde un propietario podría inspeccionar si se ha hecho bien la limpieza es al tanque de agua del WC. Levantará la tapa para verificar si la varilla del flotador ha sido limpiada”, dice a swissinfo.ch Thomas Köppel, mientras recuerda las entregas de sus años universitarios.

Pero desde entonces, poco ha cambiado. El pasado 31 de agosto, cuatro mujeres se dieron cita en la pequeña y vacía cocina de un apartamento de Berna. Los salientes arrendatarios se encontraban ahí para entregar la vivienda a su sucesor. Al encuentro acudió también un representante de la empresa administradora de la propiedad quien realizaba, lista en mano, un cuidadoso inventario del inmueble y sus condiciones.

Grifos, luces, puertas, persianas, estufa, extintor y WC. ¿Funcionan todos correctamente? Veamos ahora la puerta de vidrio del horno, el baño, las ventanas y los postigos. ¿Están limpios? ¿Cada puerta tiene su respectiva llave? ¿Está rayado el piso de parqué? ¿Fueron resanados los agujeros que hicieron los inquilinos previos para colgar sus cuadros? El número de detalles a revisar es casi infinito.

Pero, ¿qué tan limpio debe estar un piso el día de su entrega?  “Si alguien renta un inmueble, no debería ser necesario limpiarlo de nuevo antes de habitarlo”, resume François Enzler de Packimpex, empresa ginebrina con nueve sucursales en Suiza.

Limpieza ‘casera’

Angelina Roth (21 años) y Sabrina Meister (23 años) pasaron cinco horas limpiando el piso de 3 ½ habitaciones que compartieron durante 18 meses. Pidieron ayuda a un amigo, a la hermana y el padre de una de ellas, y también a las madres de ambas. Todos son de origen suizo.

Ésta era la primera vez que las chicas entregaban un apartamento en alquiler y no tenían referencia alguna en la cual basarse para limpiar el inmueble. “Al final teníamos la sensación de que todo estaba pulcro, pero no estábamos seguras de que nuestra idea de limpieza fuera compartida por el propietario”, dice Roth.

El inmueble pasó la inspección y el dueño les dio algunos consejos para la próxima vez que tuvieran que asear un apartamento rentado. La sensación posterior fue de “alivio”, relata Meister.

Patricia Hubacher, quien trabaja para la firma de bienes raíces V. Fischer, afirma que su empresa entrega a sus clientes una guía de lo que debe ser limpiado cuando se entrega un inmueble. “Lo hacemos de buena fe, con el deseo de ayudar a los clientes, pero también porque eso facilita nuestro trabajo. Muchos inquilinos no tienen idea de lo que se tiene que hacer a la hora de limpiar. Esta guía los ayuda en el proceso y a nosotros nos permite ganar tiempo”.

Contratar a un profesional

Muchos de los arrendatarios que se mudan –especialmente si su presupuesto es limitado- realizan personalmente la limpieza de los departamentos. Pero es frecuente también que los inquilinos estén dispuestos a pagar sumas sustanciales por un servicio profesional de limpieza.

Claudia Acklin, dueña de un inmueble en Zúrich, recuerda un inquilino suyo que no limpió antes de partir. Era un ciudadano alemán que trabajaba como directivo en el área de finanzas de una empresa suiza. “Quizás simplemente desconocía que debía hacerlo. Expresé mi inconformidad y contrató a una empresa que se hizo cargo de ello”, refiere.

Los grifos deben ser limpiados de depósitos calcáreos. Los filtros deben ser cambiados. Las alfombras, lavadas con champú.  “Nosotros definitivamente recomendamos el servicio de una compañía profesional”, dice Enzler de Packimpex y apunta “aunque algunas de las personas que se mudan dicen:

‘No es necesario, tengo una persona que se ocupa dela limpieza’, lo cierto es que la limpieza que realiza regularmente alguien que también se ocupará de planchar y realizar otras tareas, no será suficiente”.

Bausch Immo-Clean, firma basada en Basilea, limpia entre cuatro y seis pisos por mes. Dedica unas 20 horas a cada apartamento de 3 ½ habitaciones. El precio de ronda promedia 800 francos.

Pero hay alquileres en Basilea que aclaran, por ejemplo, que el piso puede ser entregado con un nivel de limpieza razonable, pero no forzosamente profundo, lo que se conoce como “Besenrein” (ver columna derecha). En estos casos, los arrendatarios recibirán un cargo automático por la limpieza,  una condición que es incluida en el contrato que firma el inquilino.

Estándares suizos

La Asociación Suiza de Inquilinos (ASI) advierte que incluso si se contratan empresas de limpieza puede haber sorpresas ya que “no todas las compañías trabajan con el mismo nivel de cuidado”. Los inquilinos deben solicitar una oferta por escrito que incluya un precio fijo y asegurarse de que será pagado solo hasta que la entrega del piso se haya realizado sin contratiempo alguno. De lo contrario, si la empresa no ha limpiado suficientemente bien, el problema debe resolverlo el arrendatario, no el propietario.

Cuando la estadounidense Keith Alverson y su familia dejaron Suiza para mudarse a París, decidieron contratar una compañía de limpieza que encontraron a través de la guía telefónica. “Resultó ser un grupo de trabajadores de Europa del Este que iniciaban una empresa en una camioneta vieja y destartalada”.

Pero, independientemente de quién esté a cargo de hacer la limpieza, siempre es posible que el inmueble no esté completamente limpio cuando se entrega. Y a veces los nuevos arrendatarios no se atreven a expresarlo.

Zoé Rochat recuerda cuando se mudó al piso que hoy ocupa en Basilea “tuve que hacerlo todo yo personalmente hasta que consideré que estaba en condiciones de vivir en él y sentirlo como mi hogar. Cuando lo recibí, especialmente el baño estaba muy sucio; y atrás del armario había polvo, jabón y hasta un cepillo lleno de cabellos”.

Hanna-Maria Girrbach, ciudadana alemana, ha ocupado ocho apartamentos durante los 26 años que ha vivido en Suiza, le que le ha permitido acumular una gran experiencia en la entrega de pisos. En 2011, encontró un inmueble que le interesó y en solo cinco días empacó sus pertenencias y se mudó. Pero el sexto día, acompañada de dos trabajadores de una empresa de limpieza, pasaron seis horas de trabajo a seis manos para acicalar su antiguo apartamento de 3 piezas.

No fue la falta de tiempo la que condujo a Girrbach a contratar una empresa de limpieza para ayudarle, sino el elevado estándar de pulcritud que exigiría la supervisión que se realiza durante la entrega.

Y a pesar de haber gastado 1.000 francos suizos en contratar los servicios de la empresa que su propia casera le recomendó, Girrbach considera que el dinero estuvo bien invertido. “Al final el piso quedó impoluto”, dice y recuerda que la dueña quedó “completamente satisfecha”.

Besenrein –que en alemán significa literalmente “barrida”- describe una limpieza no demasiado profunda que debe realizar el arrendatario antes de entregar un piso.

De acuerdo con la Asociación Suiza de Administración de Bienes Raíces (SVIT esto significaría: limpiar la cocina, el WC y la bañera con productos de aseo tradicionales; aspirar las alfombras y limpiar los pisos; vaciar todo tipo de muebles, cajones y armarios, y sacudirlos; descongelar y limpiar el refrigerador y el congelador;  asear con productos de limpieza sótano, ático y garaje, si existen. Y el costo del resto de una limpieza a fondo es cubierto por un cobro que debe pagar el arrendatario y que está considerado en el contrato de alquiler que firmó.

Por su parte, la llamada Grundreinigung –limpieza profunda- incluye mucho más. Concretamente, el aseo minucioso de los azulejos; de los accesorios cromados de la vivienda; las rejillas de ventilación del baño y los marcos de las puertas; la limpieza a fondo de ventanas, incluidos los vidrios, las contraventanas y postigos; y en el piso, la limpieza de los suelos de parqué y de las alfombras con productos y equipos profesionales.

Traducción, Andrea Ornelas

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