¿La imagen de Suiza tiene mala prensa?
Cuando los suizos se disponen a celebrar su Día Nacional el 1 de agosto, tanto dentro del país como en el extranjero, analizamos la opinión que el mundo tiene de Suiza, a pesar de la mala prensa por cuestiones de ciudadanía.
Las noticias de residentes suizos de larga duración a los que se rechaza la solicitud de nacionalidad corren como reguero de pólvora en la prensa internacional. La última, la de una pobre joven de 25 años, nacida en Suiza. Un hecho que fuera del país lo publicó, por primera vez, el diario británico ‘The Guardian’. Rápidamente los medios de comunicación de todo el mundo recogieron su historia. Desde Turquía (de donde es originaria su familia) hasta los Países Bajos, pasando por China y otros medios británicos.
El procedimiento para obtener la ciudadanía suiza es un tema que interesa sobremanera a los medios de comunicación. Tal vez desde que, en 1978, se estrenó la sátira ‘Los hacedores de suizos’ (Die Schweizermacher). Una película que planteó los obstáculos que un residente extranjero tiene que sortear para llegar a ser suizo, y que se convirtió en la cinta helvética más popular de todos los tiempos.
Entre todas las noticias que los medios de comunicación extranjeros dedican a Suiza, las cuestiones de naturalización son una nimiedad. Sobre todo, si se comparan con otras cuestiones como la banca, los acontecimientos del Foro Económico Mundial de Davos o la democracia directa. Y así lo corroboran los análisis que Presencia Suiza (el órgano dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores para constatar la imagen que se tiene del país en el extranjero) hace periódicamente de las noticias que la prensa mundial publica sobre Suiza.
En los últimos cinco años, la principal cobertura informativa vinculada con Suiza ha estado relacionada, sobre todo, con las oscuras actuaciones de la FIFA (el organismo que gobierna el fútbol mundial); la política monetaria del Banco Nacional Suizo; las actividades de los bancos suizos en el extranjero; y, en febrero de 2014, la consulta popular para limitar la inmigración procedente de la UE, una cuestión que ha conllevado graves consecuencias para las relaciones entre Suiza y el resto de los países de Europa.
La prensa mundial, desde 2015, ha tratado con más base los temas de migración y religión relacionados con Suiza. Y en especial, el año pasado, cuando publicaron noticias sobre asilo y refugiados; la prohibición del uso del burka en el cantón de Tesino; y un referéndum sobre la expulsión de extranjeros condenados por delitos.
En 2015, los temas sobre la FIFA y su presidente, Sepp Blatter, en los que Suiza salía mal parada, se vieron compensados con el tratamiento de artículos sobre ‘gobernanza’ y ‘el lugar y la calidad de vida’ con un matiz positivo. Y, el año pasado, la cobertura de la inauguración del túnel del Gotardo, también en positivo, compensó la publicación de otros temas.
En 2014 –el año en que Suiza votó para frenar la inmigración de la UE– Presencia Suiza llevó a cabo un estudio para averiguar la imagen que los europeos tenían de Suiza. ¿El resultado? Más de la mitad de los encuestados no encontró un solo punto negativo sobre el país.
Los temas sobre Suiza que más han abordado los medios de comunicación internacionales en 2017, y según el estudio realizado por Presencia Suiza, han sido el Foro Económico Mundial de Davos; la visita del líder chino Xi Jinping; el tenis; el intercambio automático de información tributaria; y las relaciones entre Suiza y Turquía.
Nacionalidad denegada
Que la prensa mundial se haya hecho eco de casos en los que se ha negado la ciudadanía no ha perjudicado de una manera significativa la actitud hacia el país alpino, tal y como muestra la investigación de Presencia Suiza.
Hace poco ha sido la historia de Funda Yilmaz, una joven de 25 años nacida en el cantón suizo de Argovia. Habla con fluidez el alemán suizo y, tras responder a preguntas sobre la historia, el derecho y las tradiciones suizas, aprobó con buena nota la prueba escrita para optar a la ciudadanía. Sin embargo, en su primera entrevistaEnlace externo con el grupo de naturalización de su pueblo, no supo responder los nombres de algunas montañas o pueblos vecinos. Tampoco, por ejemplo, por qué la gente celebra la Pascua. El grupo concluyó que “vive en otro mundo y no tiene interés en establecer diálogo con Suiza y su gente”. Por lo que rechazó su solicitud. (Funda Yilmaz estudia apelar esta decisión ante las autoridades cantonales).
El año pasado, otro municipio del cantón de Argovia rechazó dos veces la petición de nacionalidad de una mujer de los Países Bajos que ha vivido en Suiza desde los ocho años.
Esta mujer había organizado protestas locales contra las carreras de caballos, las comidas populares y el doblar de las campanas en el barrio. Según ella, fue acusada de no estar integrada en la sociedad suiza porque quería abolir esas costumbres. Aunque luego admitió que nunca tuvo en cuenta el valor que esas tradiciones tenían para la comunidad. Finalmente, y tras apelar, le concedieron la nacionalidad. No antes de que algunas publicaciones, desde ‘The Independent’ hasta ‘The Atlantic’, publicaran su historia con titulares como “En Suiza pueden negarle la ciudadanía por ser demasiado molesto”.
Y está también el caso de una familia de Kosovo que llevaba más de una década viviendo en el país y quería ser suiza. La primera vez que su solicitud de ciudadanía fue rechazada, el grupo de naturalización del municipio en el que vivían argumentó que algunos miembros opinaban que los solicitantes no parecían “lo suficientemente suizos” en sus valores y hábitos. Y un integrante del grupo de naturalización puso como ejemplo que vestían pantalones de chándal en la ciudad, en vez de vaqueros. Una semana más tarde, el diario británico ‘The Independent’ publicó este titular: “Deniegan la ciudadanía suiza a una familia por usar pantalones de chándal en la ciudad”.
Traducción del inglés: Lupe Calvo
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