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Turquía y Armenia dan un paso histórico

Keystone

Tras superar obstáculos de última hora, ambos países firmaron este sábado en Zúrich el acuerdo de normalización de relaciones destinado a poner fin a casi un siglo de hostilidades y en el que ha intermediado Suiza.

Los protocolos que suscribieron los ministros de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, y armenio, Edward Nalbadian, prevén la reanudación de las relaciones diplomáticas y la reapertura de las fronteras entre los dos países.

En la histórica ceremonia celebrada en la Universidad de Zúrich, que comenzó con tres horas de retraso, estuvieron presentes la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, así como sus homólogos estadounidense Hillary Clinton, ruso Sergei Lavrov y francés Bernard Kouchner, el presidente del comité de ministros del Consejo de Europa, el esloveno Samuel Zbogar, así como el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana.

En un comunicado, la Unión Europea (UE) calificó la firma de “paso valiente” hacia la paz y la estabilidad en la región del Cáucaso meridional y como “una decisión histórica que demuestra la disponibilidad al compromiso por ambas partes”.

El primer acuerdo prevé la reanudación de las relaciones diplomáticas interrumpidas desde 1993. Turquía cerró entonces su frontera con Armenia apoyando así a Azerbaiyán en su conflicto con Armenia por el control del enclave del Alto Karabaj, poblado de armenios.

La concesión por parte de Turquía es importante: está dispuesta al diálogo a pesar de no haber obtenido concesiones en la cuestión del Alto Karabaj, que declaraba una condición ‘sine qua non’ para toda apertura hacia Armenia.

Armenia, por su parte, renuncia al trazado de las fronteras establecidas por el Tratado de Kars en 1921. Mayor incluso es la concesión a la que se oponía rotundamente: la creación de una comisión de historiadores –prevista en el segundo acuerdo– encargada de estudiar la desaparición de 1,5 millones de armenios entre 1915 y 1917 durante el Imperio Otomano.

Turquía, que cifra entre 200.000 y 300.000 el número de víctimas de las deportaciones y masacres, siempre ha rechazado calificar aquellos sucesos de genocidio.

La diplomacia del fútbol

A la reunión diplomática de este sábado en Zúrich seguirá otra cita importante, aunque más popular y deportiva: en Bursa (Turquía), se disputa el famoso partido de vuelta el 14 de octubre entre las selecciones de fútbol de Armenia y Turquía, partido de clasificación para el Mundial de Sudáfrica y al que asistirá el presidente circasiano para animar a su equipo.

Además, es necesario que los Parlamentos nacionales ratifiquen este acuerdo, lo que no debería resultar imposible ya que los dos partidos en el poder, tanto en Turquía como en Armenia, son mayoritarios en su Legislativo respectivo. Pero la violencia de las críticas de la oposición en ambos países corre el riesgo de desestabilizar las opiniones públicas.

Los que se oponen

En Turquía, el líder de la extrema derecha nacionalista ha acusado al gobierno de haber liquidado los intereses de Turquía, así como los de Azerbaiyán, el país hermano con el que formamos “una nación, dos Estados”, según el lema de los años 90.

En Armenia, los nacionalistas del Dashnak han clamado ante la traición: con este acuerdo, dicen, Armenia no está segura de salir del bloqueo de Turquía impuesto hace 16 años con el cierre de las fronteras.

El primer ministro turco declaraba recientemente que la reapertura de éstas dependía de la retirada de las tropas armenias de Alto Karabaj.

Diáspora armenia en contra

También desde fuera de Armenia y Turquía se producen críticas. En su gran mayoría, la diáspora armenia rechaza esta normalización. Ha publicado varios folletos en la prensa occidental con un título explícito: Votch (No, en armenio).

El presidente circasiano visitó esta semana a las comunidades armenias de Francia, Estados Unidos, Libia y Rusia que le consideran un “traidor”.

Así el presidente de la Asociación Suizo-Armenia no oculta su irritación por esta forma “de tratarnos sin consideración en el último minuto”. Sarkis Shahinian considera que los dos protocolos “carecen de madurez política”.

El acuerdo “anula la validez del arbitraje de las fronteras de 1920 y, respecto al conflicto de Alto Karabaj, no menciona ni el derecho de un pueblo a su autodeterminación ni el papel de intermediario de Armenia”, explica.

Es también el eje de trabajo de la subcomisión de expertos que inquieta a este armenio que perdió una parte de su familia en el genocidio de 1915. “Temo que hemos tratado esta cuestión bajo el ángulo histórico, nada criminal, lo que excluye cualquier reparación”, dice el representante de los casi 2.000 armenios que viven en Suiza.

Y concluye: “Armenia ha caído en la trampa tendida por Turquía, el foso entre la diáspora y Armenia va a hacerse todavía más hondo”.

La confianza de Charles Aznavour

Difícil entonces para los armenios de la diáspora que sostienen el acuerdo turco-armenio hacerse escuchar.

En efecto, Charles Aznavour declaró que hacía falta “confiar en el presidente Sirkassian” como debía afirmar, sin duda, como nuevo embajador de Armenia en Suiza.

No serían más del 10 al 20% los que son favorables a este avance diplomático, dice un armenio de Ginebra que prefiere conservar el anonimato: “Soy relativamente entusiasta; hay que dar el paso de la reconciliación armenio-turca a costa de concesiones mutuas”.

Y precisa que “lo que afecta a la diáspora es que el gobierno de Armenia nos ha marginado completamente y se permite hablar en nuestro nombre aunque nosotros, la diáspora, somos herederos del genocidio”.

Ahí está lo que temen los armenios de Suiza, de Francia o de Estados Unidos: que esta normalización de las relaciones turco-armenias se lleva a cabo sin tener en cuenta la justicia histórica que les es debida.

Ariane Bonzon, swissinfo.ch
(Adaptación: Iván Turmo)

El primer protocolo pone el principio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y de sus consecuencias: respeto de la integridad territorial y reconocimiento de las fronteras actuales.

El segundo protocolo trata los desarrollos económicos, técnicos, culturales e históricos de las relaciones que podrían establecerse. Especialmente, la cuestión de la apertura de la frontera turco-armenia y el establecimiento de una subcomisión de expertos que deberá estudiar la desaparición de los armenios de Anatolia en 1915.

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