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El difícil equilibrio de Marruecos en la guerra de Ucrania

María Traspaderne

Rabat, 24 feb (EFE).- En el año desde la invasión de Ucrania por Rusia, Marruecos mantiene un difícil equilibrio en el conflicto, que va fluctuando entre una postura amable con la crítica occidental a la guerra, cada vez más predominante, y otra cercana a Moscú, tradicional aliado de Rabat en la disputa por el Sáhara Occidental.

El país magrebí ha ido variando su posición en las resoluciones de la ONU. No participó en algunas votaciones clave, pero mostró su rechazo a Rusia en otras, la más reciente este jueves, cuando, junto con 140 países, votó a favor de la retirada rusa de territorio ucraniano.

Pero tan solo una semana después de la invasión, el 2 de marzo de 2022, Rabat no tomó parte en la votación de la Asamblea General de la ONU reunida de urgencia para aprobar una condena a la entrada de tropas rusas en Ucrania.

El Ministerio marroquí de Exteriores afirmó entonces que seguía “con inquietud y preocupación” la evolución de la guerra, a la que se refería como “situación” y “escalada militar”.

El 24 de marzo, en una resolución exigiendo a Rusia cesar los ataques, Marruecos tampoco participó y la reacción de Ucrania no se hizo esperar. El 2 de abril, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, anunció la retirada de su embajadora en Rabat, pero en la siguiente gran votación en la ONU Marruecos tuvo un gesto hacia el país europeo.

Fue en octubre, en la condena de la anexión rusa de cuatro regiones ucranianas. En esa ocasión, Marruecos sí depositó su voto a favor. Ese mismo mes Ucrania nombró nuevo embajador en Rabat (pendiente de presentar sus credenciales).

En el año de invasión, los mandatarios occidentales que han visitado Rabat, como el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, o el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, han condenado la invasión ante la prensa, sin encontrar respuesta de sus contrapartes marroquíes, que optan por no tocar el tema.

EL SÁHARA OCCIDENTAL DE TRASFONDO

El historiador y arabista Bernabé López recuerda a EFE uno de los puntos clave en esta postura cambiante, que tiene que ver con la causa nacional del país magrebí: la disputa entre Marruecos y el Frente Polisario saharaui por el territorio del Sáhara Occidental.

“Rusia nunca ha reconocido la República Árabe Saharaui Democrática (el gobierno saharaui en el exilio), siempre ha sido un apoyo para Marruecos en este sentido. Por eso no quiere enfadarse con Rusia, porque piensa que puede ser un buen sostén”, afirma López, que recuerda que Moscú tiene derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

El pasado febrero, coincidiendo con la cumbre hispano-marroquí en Rabat, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, visitó la región y no incluyó a Marruecos en su gira, pero días después el embajador marroquí en Moscú se entrevistó con su número dos.

La agencia oficial marroquí MAP destacó entonces que el asunto del Sáhara Occidental “estaba en la agenda de la conversación” entre ambos.

Said Saddiki, analista del Instituto Marroquí de Análisis Político (MIPA), cree que “Marruecos usa la crisis ucraniana para presionar a los poderes occidentales para que tomen una posición más clara en el Sáhara y apoyen su iniciativa de autonomía”.

El país magrebí, añade, “tiene una política exterior pragmática hacia este conflicto” e intenta llevarse bien con todas las partes.

¿UNA POSTURA SOSTENIBLE?

Pero en un contexto internacional de posturas bien definidas, ¿es posible mantener esa neutralidad?. Para López, “es difícil porque es como jugar a un juego de equilibrios”.

Saddiki coincide en que, de continuar un conflicto sin final próximo, “Marruecos tendrá que cambiar sus posiciones” porque tiene estrechos lazos con los países occidentales.

El analista destaca que está en juego la seguridad alimentaria de los marroquíes. Ello en medio de un descontento social creciente por el aumento del precio de los alimentos, debido en parte a lo que el Gobierno marroquí se refiere como “tensiones geopolíticas”.

“Marruecos es un país pro-occidental y sus socios tradicionales son muy importantes”, destaca este profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Mohamed Abdellah de Fez.

De momento, y sin que, recuerda, los mandatarios occidentales hayan presionado abiertamente para que cambie de postura, Marruecos “se queda en medio para beneficiarse de los dos lados, para no enfadar a los rusos y no enfadar a Ucrania”. “Es difícil -dice-, pero hasta ahora lo ha logrado”. EFE

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