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Una solidaridad ejemplar

El hospital pediátrico La Mascota, en Managua, recibe apoyo de AMCA. amca.ch

La Ayuda Médica para Centroamérica celebró este fin de semana sus 20 años de existencia. El balance y la reflexión de futuro marcaron el tono del festejo.

Cerca de 250 personas participaron en una conferencia-debate, celebrada el viernes, 19 de agosto en la escuela de Sant’Antonino, cerca de Bellinzona.

Convertida en una de las organizaciones helvéticas de solidaridad más activas, Ayuda Médica para Centroamérica (AMCA), con sede en Giubiasco (cantón Tesino) ha impulsado en estas dos últimas décadas un sinfín de proyectos, especialmente en Centroamérica.

En el último año, por ejemplo, el apoyo médico fue dirigido al hospital pediátrico La Mascota y el Berta Calderón, ambos en Managua (Nicaragua), explica Manuela Cattaneo, secretaria de la organización desde hace diez años, responsabilidad que comparte con Lucia Togni.

En el plano específicamente infantil brindaron respaldo al centro escolar Barrilete de Colores en la capital nicaragüense; a la Casa Materno-infantil de Matagalpa (en el centro/norte de Nicaragua) y al Hospital Pediátrico William Soler, de La Habana, agrega Cattaneo.

“Además, hemos apoyado otros proyectos, tales como a la Asociación Tierra y Vida en el departamento de Carazo (Nicaragua); un laboratorio de análisis médico en San José del Río, en Chiapas (en colaboración con el centro social El Molino de Lugano) y el sostén a mediCuba-Suiza, facilitando la adquisición de materias primas para la industria farmacéutica en ese país”, enfatiza en entrevista con swissinfo.

En el pasado AMCA sostuvo también una iniciativa de salud comunitaria en Santa Ana (1998-1999), otra promovida por la municipalidad de Puerto La Libertad (1996-1999) y una asociación que se responsabilizaba de los ex combatientes, todos en El Salvador, así como un programa similar de integración en Guatemala (1995-1999), promovido por la fundación Guillermo Torrielo de ese país.

La concepción de base, tal como lo señala una reciente publicación de AMCA, “es dar la posibilidad de autonomía al sistema sanitario local” de los países o regiones en los que la asociación está presente. El envío de voluntarios suizos (entre 5 y 6 por año), la posibilidad de prestar el servicio civil en algunos de los proyectos de AMCA en el exterior, así como el apadrinamiento de clases escolares en los centros educativos sostenidos, son otras de las modalidades del trabajo en marcha.

Un poco de historia

Creada en 1985 por un grupo de médicos, trabajadores de la salud y sindicalistas del cantón del Tesino, el milagro de AMCA ha sido el de continuar con su solidaridad, aún después de los cambios profundos que vivió Nicaragua luego de la derrota electoral del Frente Sandinista en febrero de 1990.

Y el haberse consolidado como una organización social sólida – con un presupuesto en torno a los 600 mil francos suizos anuales-, extendiendo su actividad a Cuba, Chiapas y, en el futuro, también a Venezuela. Todo esto con el apoyo de cientos de miembros y contribuyentes que hacen de AMCA una de las asociaciones de solidaridad mejor enraizadas en suelo helvético.

“Si se quiere hacer un poco de historia, se podrían subdividir estos 20 años en tres etapas. La inicial, marcada por una fuerte expansión; después de 1990 (derrota sandinista) cuando se inicia un lustro de dudas e incertidumbres. Y los últimos diez años, en los que se asiste a una progresiva consolidación de AMCA”, señala el oncólogo y diputado socialistas suizo, Franco Cavalli, uno de los fundadores de AMCA y la sección suiza de medicaba.

Anticipando la decisión de abrir proyectos en Venezuela, hacia donde partirán próximamente dos médicos voluntarios, Cavalli subraya la “enorme responsabilidad que tenemos los suizos, los europeos y los habitantes del Norte con respecto al futuro del Sur”.

Solidaridad política y profesional

Una responsabilidad fundamentalmente política, prosigue Franco Cavalli, quien critica ciertas posiciones de la política exterior helvética, “como la condena a Cuba en la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la no condena a las brutalidades que están sucediendo en la cárcel norteamericana en Guantánamo”, pequeño territorio oriental de esa isla caribeña convertido en prisión donde Estados Unidos aloja a detenidos de Afganistán e Irak”.

Responsabilidad política que exige, al mismo tiempo, una solidaridad de alto nivel profesional, según la concepción de AMCA. Cabe recordar que en junio del 2002 el ex presidente estadounidense, Bill Clinton envió una carta personal a Franco Cavalli, felicitándole por su compromiso “médico, político y humanitario”.

Algunos de los proyectos de AMCA sirven hoy de referencia a programas impulsados por prestigiosas organizaciones, como la Unión Internacional contra el Cáncer, con sede en Ginebra.

Un rasgo particular de AMCA, reconocida en el Tesino como “entidad de interés público”, es su compromiso “horizontal con las contrapartes”, con quienes “trabajamos compartiendo valores y proyectos”, puntualiza Manuela Cattaneo que no esconde el perfil político de la solidaridad que su entidad ejerce.

“Es necesario tal vez en el futuro intensificar el contacto con los movimientos sociales de los países donde estamos (…) Hemos hecho experiencias muy positivas en ese sentido”, concluye.

Historia y desafíos presentes inacabados. Una unidad conceptual que AMCA se esfuerza en subrayar en cada momento. No es casual entonces que para celebrar su vigésimo aniversario, el viernes pasado (19.08.), se haya presentado el libro 1985-2005, 20 años de solidaridad.

Casi cincuenta páginas, de papel-cartón, con fotos históricas, testimonios y una recapitulación de los proyectos. Un homenaje a una solidaridad helvética ejemplar y a sus contrapartes centroamericanas. ¡Simplemente, una joyita…!

swissinfo, Sergio Ferrari

La Ayuda Medica para América Central acaba de cumplir 20 años. Los ejes de su acción son el apoyo a la salud y la educación.

Con un presupuesto que en el 2004 rondaba los 600.000 francos, AMCA apoya proyectos en Centroamérica, Cuba, Chiapas y próximamente también en Venezuela.

Algunos son cofinanciados por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), como uno de prevención de la transmisión materno-infantil del SIDA, en Nicaragua.

En estos 20 años AMCA ha enviado varios centenares de voluntarios suizos que trabajaron por algunos meses en Nicaragua.

A fines del 2004 AMCA contaba con 648 miembros y 3.735 donantes.

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