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Burkina Faso elige presidente entre la amenaza yihadista y el temor a un fraude

Preparativos en un colegio electoral de Uagadugú, Burkina Faso, la víspera de las elecciones presidenciales y legislativas, el 21 de noviembre de 2020 afp_tickers

Los habitantes de Burkina Faso votaron este domingo para elegir presidente y diputados en un ambiente político y social muy tenso, en el que la oposición teme “fraudes masivos” por parte del bando del mandatario Roch Kaboré, que parte como favorito, y amenaza con no reconocer los resultados.

Alrededor de 6,5 millones de electores fueron convocados a las urnas en estos comicios, en que los colegios electorales cerraron a las 18H00 GMT. El recuento empezó este domingo por la noche y los resultados finales deberían anunciarse en los próximos días.

Roch Marc Christian Kaboré, elegido en 2015 y que aspira a su segundo mandato, se enfrenta a 12 rivales, incluyendo a Zephirin Diabré, líder de la oposición, y a Eddie Komboigo, candidato del partido del expresidente Blaise Compaoré, cuyo régimen, que cayó hace seis años, cada vez genera más nostalgia entre la población.

“¡Queda un minuto! ¿Ya no hay nadie?”, gritó Amadou Sawadogo, de 43 años, un comerciante que presidía un colegio electoral en Uagadugú, antes de que cerrara el puesto de votación.

Aunque en la capital los comicios se celebraron sin incidentes, varios colegios tuvieron que cerrar en otras zonas del país “debido a amenazas”, explicó al mediodía el presidente de la Comisión electoral, Newton Ahmed Barry, que no precisó el número total de puestos de votación afectados.

Cerca de una quinta parte del país no pudo ejercer su derecho a sufragio activo, debido a que el Estado no está lo suficientemente presente en algunas zonas del norte y del este, donde los ataques yihadistas y las violencias entre comunidades son prácticamente diarias.

En algunos lugares del norte del país “no hay elecciones, eso está lejos de ser la prioridad de las personas, que solo intentan evitar que les maten”, subrayó un observador de la región de Dori (norte).

– Denuncias de fraude –

Los comicios también estuvieron salpicados por las denuncias de fraude por parte de la oposición.

Zephirin Diabré y Eddie Komboigo, considerados como los dos candidatos independientes más serios, junto con otros cuatro candidatos denunciaron el sábado riesgos de fraude en la organización de las elecciones, lo que incrementó la tensión.

“Está claro que hay una gran operación orquestada por el poder de un fraude masivo para legitimar” una victoria en primera vuelta del presidente Kaboré, declaró Diabré, quien amenazó con “no aceptar resultados plagados de irregularidades”.

Por su parte, el presidente del partido presidencial Simon Compaoré “rechazó” las “acusaciones de fraude anunciadas por la oposición” y aseguró que su formación no necesitaba “ningún fraude para ganar las elecciones”.

Este domingo, Kaboré pidió en las redes sociales a los ciudadanos que “se expresen libremente” y consideró que estos comicios son “un momento importante para la consolidación de la democracia” en el país.

El presidente partió como favorito frente a una oposición que no logró unir sus fuerzas, pese a haber sido muy criticado por sus decisiones en materia de seguridad, tanto por sus adversarios como por observadores.

Los opositores anunciaron que respaldarían, unidos, en la segunda vuelta, al candidato detractor del poder que quede primero este domingo, una situación nunca vista en Burkina Faso.

De ahí que el partido en el poder observe con recelo la posibilidad de una segunda vuelta, según el profesor de Ciencias Políticas, Drissa Traoré.

Burkina Faso, un país agrícola y minero, antaño muy visitado por los turistas y las oenegés, está sumido desde hace cinco años en una espiral de violencia, como sus vecinos Malí y Níger.

– Lacra yihadista –

Los ataques de grupos yihadistas –algunos cercanos a Al Qaida, otros, al grupo Estado Islámico–, mezclados en ocasiones con enfrentamientos entre comunidades y sumados a la violenta represión de las fuerzas de seguridad dejaron al menos 1.200 muertos (civiles en su mayoría) y forzaron a un millón de personas a abandonar sus hogares en los últimos cinco años.

El país vive sus momentos más complicados desde su independencia en 1960.

El sábado, un ciudadano estadounidense fue abatido por las fuerzas de seguridad frente a un campo militar de Uagadugú.

La situación es especialmente tensa en torno a los campos y bases militares, que suelen ser blanco de los yihadistas.

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