Sirios piden ante la ONU liberación de detenidos del “crematorio” de Saydnaya
De pie ante la sede de la ONU en Ginebra, Amina Jolani reprime sus lágrimas al revivir la pesadilla de sus visitas a familiares detenidos en Saydnaya, una de las prisiones más temidas de Siria.
Este centro de detención ha vuelto a ser el centro de los focos esta semana, después de que Estados Unidos afirmara haber descubierto a través de imágenes satelitales la presencia de lo que creen que es un “crematorio” para hacer desaparecer los restos de miles de prisioneros.
Estas acusaciones ensombrecieron las discusiones de paz relanzadas esta semana en Ginebra bajo el auspicio de la ONU, con los representantes del gobierno de Damasco y de la oposición.
Familiares de los prisioneros de Saydnaya y de otras cárceles del régimen se reunieron el miércoles en una plaza delante de una de las entradas del Palacio de las Naciones, para exigir que la liberación de los detenidos sea una prioridad en las discusiones para las delegaciones sirias.
Alzando fotos de los prisioneros, con las lágrimas en los ojos, los manifestantes, en su mayoría mujeres, inscribieron los nombres de sus familiares en dos grandes pancartas de papel extendidas en el suelo.
“Los que están en el exterior creen que un prisionero sirio simplemente está encerrado en una celda con una cama y comida -pero en realidad vive en un ataúd. Es un cadáver, pero que aún respira”, explica a la AFP Jolani, de 42 años.
Esta mujer, ataviada con un pañuelo blanco, milita por la liberación de tres de sus familiares detenidos en la prisión de Saydnaya, donde su marido pasó un año antes de la sublevación en 2011 de los opositores al régimen del presidente Bashar al Asad.
Jolani cuenta el largo proceso lleno de sobornos y favores antes de obtener una autorización de visita.
“Incluso cuando estás en el interior, no estás en contacto directo. Hay una pantalla metálica y un guardia en permanencia”, explica.
Su voz se resquebraja al describir las dos visitas que le hizo a su marido en la temida prisión.
“Era incapaz de caminar por falta de comida o debido a las torturas y los golpes”.
– “Nos quedamos sentados y lloramos” –
“No le reconocí de inmediato. No puedes creer que esta persona sea tu marido, tu hijo o tu hermano”, recuerda Jolani.
Cualquier conversación más allá de un “qué tal” provocaba inmediatamente una descarga de golpes, entonces “paramos de hacer preguntas. Simplemente nos quedamos sentados y lloramos”.
Miles de prisioneros están detenidos en este centro manejado por el ejército, a 30 kilómetros al norte de Damasco, una de las prisiones más grandes de Siria.
La organización Amnistía Internacional acusó al régimen sirio de llevar a cabo una “política de exterminación” en Saydnaya torturando a los detenidos y privándolos de comida, de agua y de cuidados médicos.
En febrero, Amnistía acusó al gobierno sirio de haber matado hasta 13.000 personas a lo largo de los últimos cinco años realizando ahorcamientos cada semana.
El lunes, Estados Unidos mostró imágenes de satélites que demuestran, según ellos, la existencia de un “crematorio” en el recinto de la prisión.
La oposición siria reclama desde hace tiempo la liberación de los prisioneros detenidos por el régimen, una reivindicación que volvió a poner sobre la mesa en la nueva ronda de negociaciones en Ginebra.
El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, declaró que había un acuerdo sobre los detenidos “casi finalizado”, sin dar más detalles.
Pero Jolani no es muy optimista.
“No tenemos muchas esperanzas en los políticos o las declaraciones. Más vale estar muerto que preso”.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Reino Unido, unas 200.000 personas han pasado por las prisiones del régimen a lo largo de los 6 años de conflicto.