
BCE sella el fin de su multimillonaria compra de deuda a pesar de los riesgos

El Banco Central Europeo (BCE) dio el jueves un giro mayor de su política monetaria ratificando el fin de su histórico programa de compra neta de activos iniciado en 2015 para estimular la economía a pesar de mostrarse pesimista sobre los riesgos que pesan sobre el crecimiento económico.
Concretamente la institución de Fráncfort dejará de comprar nuevos títulos de deuda privada y pública a fin de diciembre, ratificando este jueves su decisión anunciada en junio.
Se trató de una inédita herramienta anticrisis del BCE en sus 20 años de existencia que sin duda evitó una deflación en la zona euro y una recesión mayor cuando el bloque de la moneda única apenas se recuperaba de la crisis de la deuda.
Con este programa la entidad inyectó hasta 80.000 millones de euros por mes hasta abril de 2017. Las compras fueron luego menores progresivamente hasta desembolsar unos 15.000 millones por mes desde octubre.
El BCE inyectó con este programa unos 2,6 billones de euros en el mercado.
El programa QE de compra de deuda pública y privada es una de las herramientas de las que cuenta el BCE que puede ser reactivada, dijo en conferencia de prensa el presidente de la entidad Mario Draghi.
Este programa sigue generando controversia ya que sus detractores, en Alemania y en otros países adeptos del rigor en la zona euro, lo perciben como una manera para el BCE de ayudar indirectamente a los gobiernos.
El fin del programa conocido como «quantitative easing» (QE) se justifica «ya que ya no hay riesgos serios de deflación», estimó Bruno Cavalier, economista jefe de Oddo BHF.
Pero para Friedrich Heinemann, del instituto alemán ZEW, el fin de la compra neta de deuda «se produce en un mal momento», justo cuando «las perspectivas coyunturales se ensombrecen en la zona euro».
Para sosegar al mundo económico y mantener condiciones de financiamiento favorables, el BCE reiteró su compromiso de reinvertir sus títulos de deuda que llegan a madurez, por un «periodo prolongado» luego del primer cambio de política monetaria.
– Pesimismo –
El BCE se mostró el jueves más pesimista en su evaluación de los riesgos que pesan sobre la economía de la zona euro, considerando el deterioro de las relaciones comerciales y la coyuntura, indicó Mario Draghi.
Desde el lado de la coyuntura, el PIB de la zona euro sólo crecería 1,9% este año y 1,7% en 2019, contra 2,0% y 1,8% en las previsiones de septiembre.
Los últimos desarrollos económicos, marcados por una sucesión de indicadores decepcionantes, sugieren «una dinámica de crecimiento más débil que antes», resumió Draghi.
Luego «de un año 2017 extraordinario», marcado por un crecimiento de 2,3% para el conjunto de la eurozona, la economía europea debería volver a bajar «hacia su potencial» e integrar las turbulencias del momento.
En vez de estar «globalmente equilibrados», según la fórmula repetida desde hace meses, los riesgos sobre la economía están ahora «orientados a la baja», declaró Draghi, en una señal de pesimismo observada de cerca por los analistas.
Draghi citó por ejemplo «factores geopolíticos, la amenaza del proteccionismo, la fragilidad de los mercados emergentes y la volatilidad de los mercados financieros».
El presidente de la entidad se mostró no obstante confiado sobre la trayectoria de la inflación, único objetivo oficialmente fijado por la institución.
Para su primera estimación de 2021, el BCE apunta a un alza de precios de 1,8%, conforme a su mandato de que la inflación sea levemente inferior a 2%.
Antes, la inflación sería de 1,8% este año, bajará en 2019 a 1,6% y se mantendrá sin cambios en 2020 a 1,7%. En septiembre la estimaba en 1,7% para los tres años.
– Tasas sin cambios –
Luego de su reunión mensual, los gobernadores del BCE decidieron además mantener sin cambios «al menos hasta el verano 2019» sus principales tasas de interés.
Como estaba previsto, la principal tasa de refinanciamiento quedó sin cambios, en cero, y los bancos seguirán pagando intereses negativos de 0,40% por el excedente que depositen en la entidad, según el comunicado del BCE.
El BCE planea mantener sus tasas sin cambios «al menos hasta el verano de 2019», pero el cambio de política debería precisarse el año próximo.
Queda en suspenso saber cuándo la institución subirá sus tasas por primera vez desde 2011. El calendario divide a los miembros del consejo de gobernadores.
Dada la incertidumbre que se acumula sobre el crecimiento en la zona euro los observadores anticipan una primera alza a partir de 2020, esto es luego de terminado el mandato del presidente del BCE, Mario Draghi, en octubre de 2019.