Cárceles y agentes penitenciarios franceses han sufrido 65 ataques coordinados en 10 días

París, 23 abr (EFE).- Las cárceles y los agentes penitenciarios franceses han sufrido en los diez últimos días 65 ataques, en particular incendios de vehículos, pintadas y desperfectos, en unas operaciones «coordinadas» que el Gobierno cree que son una reacción del crimen organizado contra su plan para las prisiones.

La cifra la ha dado este miércoles el ministro del Interior, Bruno Retailleau, que en una entrevista al canal BFMTV ha subrayado la dimensión de estas acciones delictivas, que han afectado desde el 13 de abril a un tercio del centenar de departamentos que hay en Francia.

«No se puede controlar esta situación en unos pocos días», ha señalado el ministro para justificar que no se hayan podido yugular las acciones de un grupo desconocido hasta ahora que ha firmado la mayor parte de los ataques con las siglas DDPF por Defensa de los Prisioneros Franceses.

No obstante, ha subrayado que hay «una movilización considerable» con «al menos 125 investigadores» apoyados por 38 agentes de policía científica y que «los cazaremos».

Preguntado sobre la pista que se privilegia en esta investigación que está dirigida por la Fiscalía Nacional Antiterrorista (PNAT), Retailleau ha respondido que «hay un vínculo que parece bastante evidente» con una respuesta a los anuncios que había hecho el Ejecutivo para reformar su política penitenciaria.

Una reforma cuyo eje central es recluir a los presos más peligrosos, en particular a los narcotraficantes, en prisiones de alta seguridad para, entre otras cosas, impedirles que sigan con su actividad delictiva entre rejas, privándolos entre otras cosas de teléfonos móviles que circulan con mucha asiduidad en las cárceles.

El titular de Interior ha asegurado que aunque no puede afirmar que este asunto estará resuelto mañana, «tendremos resultados rápidamente».

Retailleau acompaña esta tarde al primer ministro, François Bayrou, y al ministro de Justicia, Gérald Darmanin, en una visita al centro penitenciario de Saint Quentin Fallavier, cerca de Grenoble. EFE

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