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Terminar con la energía atómica, ¿a qué precio?

La energía nuclear suministra cerca del 40% de la producción eléctrica en Suiza. Keystone

La idea de abandonar la generación atómica de la energía está cada vez más presente en el debate cotidiano. Ante la inclinación por impulsar otro tipo de fuentes energéticas, economiesuisse, la plataforma de la iniciativa privada helvética, expresa ciertas inquietudes.

No obstante, otros emprendedores del sector empresarial se alejan de estos temores.

Cinco francos al año es el coste que una familia debe pagar para salir del uso nuclear en la producción energética, según sostienen organizaciones ambientalistas. En su opinión, la renuncia de este fuente de generación eléctrica (que supone el 40% de la producción total en Suiza) y el paso a un nuevo sistema de aprovisionamiento energético ofrecen “la máxima garantía al mínimo precio”.

Esta cifra de cinco francos dada a conocer en días pasados -por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Greenpeace, Pro natura, la Asociación Tráfico y Ambiente y la Fundación Suiza de la Energía- sorprende porque los costes para producir electricidad con fuentes alternativas resultan mínimos para la economía doméstica.

Un kilovatio de electricidad verde deberá costarle a una familia solamente 0,1 centavo de más, según los cálculos ecologistas.

Con estas cifras, las asociaciones ambientalistas reconocen indirectamente que las discusiones sobre política energética -las cuales entrarán en un vivo debate parlamentario en junio próximo- no son sólo de orden ideológico. La diferencias se observan también en las consideraciones financieras y económicas.

Al respecto, economiesuisse, la federación que aglutina a los representantes de la economía suiza considera “irresponsable” la eventual renuncia prematura de la explotación atómica como fuente energética. Sin alternativa, el abandono de la opción nuclear tendría serias consecuencias para la industria helvética, advierte.

Excesiva dependencia del exterior

Las empresas utilizan el 60% de la electricidad consumida en Suiza. Para economiesuisse es por ello indispensable garantizar una aprovisionamiento energético seguro e independiente. Sin oponerse a las energías renovables “no vamos a poder hacer frente, solos, al contexto que está surgiendo”, afirma Urs Näf a swissinfo.ch, responsable de las cuestiones energéticas de esa federación.

Al mencionar el caso germano, señala: “La decisión del gobierno alemán de cerrar las centrales nucleares y la intención de la Unión Europea de realizar pruebas de estrés a las plantas nucleares tendrán repercusiones en las importaciones de electricidad en Suiza. ¿Cómo obtendremos nuestro aprovisionamiento invernal a costes razonables?”, se interroga Näf, al recordar que desde 2001 Suiza debe importar corriente eléctrica para satisfacer las necesidades invernales.

Suiza no forma parte de la Unión europea, advierte al respecto la directora en la región francófona de Suiza de economiesuisse, Cristina Gaggini. En el diario ‘Tribune de Genève’ señala: “No estaremos entonces entre los primeros en recibir el suministro. O bien, deberemos pagar un precio más alto por ello”.

Grandes centrales, irrenunciables

El aumento de los precios de la electricidad -de un 30% según calcula el responsable de la distribuidora suiza AXPO, Heinz Karrer-, incidirá negativamente en los transportes y la industria helvética, teme economiesuisse.

Y si bien, las empresas ‘cleantech’ no sufrirán esos efectos, “los empleos y la competitividad del sector industrial suizo sufrirán daños”, considera Urs Näf.

De acuerdo con Hans Püttgen, director del Centro Energy de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), el aumento de los precios de la electricidad será sostenible para la economía doméstica, pero desastroso para las empresas. “Algunas se mudarán, otras se verán forzadas a cerrar”.

Si no se conceden autorizaciones para nuevas centrales nucleares (congeladas por el Ministerio de Energía tras el incidente en Fukushima), la salida será construir plantas de gas de ciclo combinado, estima economiesuisse. Plantas que generan dióxido de carbono, lo que contradice el objetivo de reducir emisiones, propuesto por el Parlamento.

Prosperidad económica

Las consideraciones de economiesuisse no son unánimes, ni siquiera en el seno de los mismos ambientes económicos. En el cantón de Berna, de hecho un grupo de responsables empresariales propuso renunciar finalmente a las fuentes nucleares para producir energía, no solo en nombre del desarrollo sostenible, sino también por la prosperidad económica.

El grupo denominado ENERGIA NUOVA Berna señala que con la inversión en las fuentes renovables y en la eficiencia energética se puede crear cerca del 60% de empleos en un escenario más respetuoso con el medio ambiente que en el previsto con la construcción de grandes centrales.

“La nueva energía será concebida, producida y utilizada en Suiza”, explica Stefan Batzli de la Agencia para las energías renovables y la eficiencia energética, promotora de la iniciativa de los empresarios berneses.

Apuntar hacia las energías renovables, puntualiza Batzli, no costará más, al contrario. “La de origen nuclear es la tecnología más subvencionada en Suiza. No debemos, de hecho, olvidar que en los costes de la producción nuclear no están contabilizados los programas decenales de promoción y de investigación científica, ni los costes ligados al riesgo y al desmantelamiento de estas plantas”.

Pero, ¿cómo hacer frente a la penuria invernal? “Importando energía eólica del Mar del Norte y la solar del sur de Europa”, responde Batzli. “Esta energía, y no la nuclear como se hace ahora, deberá servir para alimentar al sistema de bombeo y a las turbinas.”

Para la transición de la energía nuclear a la generada con fuentes renovables se requieren cerca de 20 años, concluye Batzli. “Economía e industria tienen el tiempo necesario para afrontar esta “cuarta revolución industrial”. Los países que estén preparados para invertir conocimiento y capitales en este nuevo mercado no solo se asegurarán su propio aprovisionamiento, sino que se beneficiarán también a escala financiera”. 

La federación que aglutina a las empresas helvéticas economiesuisse advierte que debe desarrollarse una estrategia energética global.

La opción nuclear debe mantenerse abierta, de lo contrario, considera economiesuisse, deberán construirse nuevas centrales de gas.

Las asociaciones de defensa del medio ambiente apoyan el fin de la producción energética de origen nuclear para 2025.

Entre las medidas propuestas para alcanzar este objetivo se encuentra el establecimiento de una tasa de iniciación en el pago de la electricidad y reglamentación más severa para la iluminación de los aparatos eléctricos.

El Ejecutivo suizo tomará una decisión de principio sobre el futuro de la energía de origen nuclear en su reunión extraordinaria del 25 de mayo próximo.

Tres variantes están al centro de la discusión de un grupo de expertos interministeriales:

– el status quo con una eventual sustitución de las tres centrales nucleares más antiguas,

– la no sustitución de estas plantas existentes cuando termine su periodo de ejercicio y el abandono anticipado de la explotación nuclear para generar electricidad.

El Parlamento también se expresará después sobre el tema.

Una sesión especial está prevista para julio.

Traducción: Patricia Islas

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