Un permiso de estancia por un curso de alemán
Los dos semi-cantones de Basilea cuentan con un nuevo proyecto de ley en materia de integración que obliga a los extranjeros a aprender alemán y a aprobar el examen correspondiente.
Se trata de una novedad en Suiza que podría servir de modelo y que ha sido acogida de manera favorable en el fondo pero no en la forma…
“Estimular y exigir, dar y tomar”, tal es el fundamento del proyecto de ley resumido por Jörg Schild, director de la Policía Cantonal de Basilea-Ciudad.
En suma: los inmigrantes tienen derechos pero también deberes, que el Estado se encarga de hacer respetar…
Fundamentalmente, ese proyecto de ley tiende a integrar a los nuevos inmigrantes solicitantes de permiso B (anual, renovable), desde su llegada a Suiza.
La medida toma en cuenta el hecho de que el perfil de los inmigrantes ha cambiado y que los trabajadores que llegaban solos ahora vienen acompañados por sus familias.
El objetivo de la reglamentación es el de evitar la marginalización de los nuevos llegados y la creación de una sociedad paralela, explica, Christoph Eymann, legislador del semi-cantón de Basilea-Ciudad.
Un factor clave
El vector principal de este esfuerzo de integración es entonces la lengua de acogida, que los promotores de la ley consideran como un factor decisivo.
Dicho de otra manera, si un extranjero –o un suizo que ha vivido siempre en el extranjero- no conoce el alemán ni el modo de vida suizo, esta ley permitirá a los dos cantones exigirle el seguimiento de un curso de lengua e integración cuyos costos asumirá él mismo.
“Actualmente los inmigrantes pagan los cursos ellos mismos y así nos quedaremos. Sólo en los casos extremos entraremos en materia, como se hace ahora”, indica Sabine Pegoraro, responsable del Departamento de Policía de Basilea-Campo.
Una precisión importante: los inmigrantes que desaprueben el examen de lengua tendrán que abandonar el territorio.
La población a la que se dirige esta ley es limitada. No serán afectados los extranjeros que cuenten ya con autorización de residencia ni los ciudadanos de la Unión Europea (la legislación chocaría con el acuerdo sobre libre circulación de personas).
Argumento económico
Para facilitar el aprendizaje de la lengua, los patrones tendrán que participar en el proceso mediante la concesión del tiempo necesario para que los inmigrantes acudan a sus cursos.
Delegado del servicio de Integración de Basilea-Ciudad, Thomas Kessler alude al aspecto económico de la legislación señalando que evitará los licenciamientos de extranjeros que no hablen alemán.
La ley deberá igualmente frenar la violencia juvenil, generada con frecuencia por la una integración incompleta, subraya Sabine Pegoraro.
En Berna, la nueva legislación de Basilea fue acogida de manera favorable por la Oficina Federal de Inmigración, Integración y Emigración (IMES).
“Ese proyecto reúne los puntos esenciales del capítulo sobre la integración de la nueva ley federal sobre extranjeros que está en preparación”, indica Mario Tudor, vocero del IMES.
Estima que las dos Basileas asumen “un papel pionero” y que su experiencia permitirá esclarecer debates a escala federal.
Por otra parte, el IMES se manifiesta favorable a la obligatoriedad de cursos de lenguas para la obtención de un permiso de residencia, pero únicamente cuando el extranjero ocupe una función importante dentro del proceso de integración. Los clérigos musulmanes, por ejemplo.
Riesgos de discriminación
Además de Neuchâtel y Ginebra, que poseen una ley en materia de integración (menos detallada), el resto de los cantones parece estar a la espera de que concluyan los trabajos redacción de la ley federal para emprender una iniciativa similar a la de Basilea.
“En la práctica, las personas progresan más si son motivadas que si son castigadas”, indica Thomas Facchinetti, delegado para los extranjeros del cantón de Neuchâtel. “Proponemos medidas de acogida que comprenden cursos de lengua, conocimientos cívicos y de historia. Una intensificación de esta estructura nos parece apropiada”, añade.
“Yo no discuto la utilidad de la obligación en determinados casos, pero el marco legal suizo permito utilizarla desde ahora. Es suficiente”, precisa.
En el mundo político las opiniones son matizadas. En el fondo, nadie pone en duda la importancia central de la lengua en materia de integración.
Sin embargo, en el campo de la izquierda se subrayan los riesgos de discriminación. “¿Se obligará al director de una multinacional extranjera a presentar un examen de lengua?, inquiere la socialista Ruth-Gaby Vermot.
En las filas de Unión Democrática de Centro (UDC-derecha dura), suceda lo que suceda se rechazará en forma categórica que el Estado contribuya a la financiación de tales cursos.
Motivación, apoyo, presión
Miembro observador de la Comisión Federal de Extranjeros, Beat Meiner subraya la importancia de los conocimientos lingüísticos.
“En la escuela, los hijos de inmigrantes no integrados estarán en desventaja puesto que no podrán contar con la ayuda ni la participación de sus padres”, explica el etnólogo.
En su opinión, resulta pues saludable ejercer una cierta presión para empujar a los extranjeros a aprender la lengua local. “Pero hay que adoptar modelos individuales que consideren el grado de formación y la situación personal de cada quien”.
“Sin presión exterior, sólo una minoría de superdotados puede resistir. Buscar la integración de los extranjeros es revolver motivación, apoyo y presión. Como con nuestros hijos, obligados a levantarse muy temprano, inclusive en invierno, para ir a la escuela…”, enfatiza Beat Meiner.
swissinfo y agencias
Los trabajadores inmigrantes llegaban solos a suizo, ahora vienen con sus familias.
La nueva ley busca evitar la marginalización de los nuevos llegados y la creación de una sociedad paralela.
Los extranjeros que desaprueben el examen de lengua tendrán que abandonar el territorio suizo.
Los patrones deberán permitir a los trabajadores inmigrantes asistir a los cursos de idioma.
La legislación no afectará a extranjeros que cuenten con permiso de residencia ni a los ciudadanos de la Unión Europea.
Preocupa a la izquierda preocupa que la legislación genere discriminaciones y a la derecha que el Estado financie el aprendizaje.
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