
Cinco años después del terremoto en Nepal, la reconstrucción es aún precaria

Cinco años después del terremoto que asoló Nepal, Krishna Maya Khadka sigue llorando no sólo a su marido, sino también a la casa familiar destruida.
Al igual que cientos de miles de damnificados, esta mujer, de 68 años, vive ahora en una de esas pequeñas chozas con una habitación y techo de chapa azul ondulada, que florecieron en las antiguas aldeas de Nepal, derribadas por el desastre.
Tras el terremoto de magnitud 7,8, que causó casi 9.000 muertos el 25 de abril de 2015, la lenta reconstrucción del país himalayo sigue en curso, frenada por las disputas políticas y la falta de fondos.
Una cuarta parte de las viviendas destruidas aún no ha sido reconstruida. Las autoridades aseguran que todas las casas restantes serán terminadas este año.
En cuanto a los damnificados que han encontrado un techo, los fondos aportados por el Estado no les alcanzan para recuperar su vida de antaño y deben amontonarse en pequeñas viviendas, mucho más modestas que las anteriores.
Según los habitantes de las nuevas construcciones, como Krishna Maya Khadka, la asignación gubernamental de 300.000 rupias (2.270 euros) es muy insuficiente para construir estructuras de un tamaño adecuado, respetando las normas parasísmicas.
«Los que tienen dinero no tienen problemas, ya están construyendo. Son los pobres, como nosotros, los que sufren», explica Krishna, que vive con su hija, algunas cabras y gallinas en el distrito de Sindhupalchowk, uno de los más afectados, cerca de la capital Katmandú.
– Ayudar a quienes más lo necesitan –
Los habitantes de las zonas rurales de Nepal viven tradicionalmente en grandes casas de ladrillo y de tierra con uno o dos pisos, espacio para la extensa familia, animales de granja y suficiente lugar para almacenar cereales.
Sin embargo, desde el terremoto, el número de casas con una superficie entre 26 y 50 m2 se duplicó, según un censo realizado en 2019.
En Bhaktapur, ciudad adyacente a Katmandú, Anjana Tajale está a punto de terminar la construcción de una pequeña casa, de dos habitaciones, en la que se hacinará con su familia compuesta por siete personas.
Sus hermanos pasaron el año siguiente al terremoto en un refugio temporal, a la sombra de su casa destruida. Luego tuvo que vender su tierra ancestral para financiar la construcción de una nueva casa.
«Espero que el gobierno sea consciente de cómo la gente está reconstruyendo, sus condiciones económicas», comentó a la AFP Anjana Tajale. «Sería mejor si el gobierno entendiera esto y ayudara más a quienes lo necesitan», agregó.
Ante estas denuncias, las autoridades nepalesas defienden su acción. Las sumas asignadas a las familias son importantes para un país pobre como Nepal, señala Sushil Gyewali, director del Fondo de Reconstrucción de la Nación, dotado con algo más de 8.000 millones de euros.
Los responsables de la reconstrucción colaboran con las autoridades locales «para que quien quiera ampliarse pueda hacerlo», asegura. Algunos damnificados prefieren volver a instalarse en sus casas dañadas o bien construir extensiones precarias en el terreno cercano.
«Vemos la tendencia de las personas a ampliar sus casas pequeñas vertical u horizontalmente para satisfacer sus necesidades», dice Minar Thapa Magar, coordinador nacional de la plataforma de recuperación y reconstrucción de la vivienda, que encargó el estudio sobre la vivienda.
«Pero esto los hace aún más vulnerables en el futuro», lamentó.