Crisis política se alarga en Malasia por negociaciones para formar gobierno
Kuala Lumpur, 23 nov (EFE).- Los ajustados resultados de las elecciones de Malasia del sábado, sin que ninguna coalición consiguiera la mayoría suficiente para formar gobierno, alargan «sine die» la crisis del país, que ha tenido tres primeros ministros desde 2018 y ahora depende de los partidos bisagra y la decisión del monarca.
El monarca Abdullah de Pahang lleva desde el domingo manteniendo reuniones con los líderes de las principales coaliciones y los partidos bisagra que podrían determinar el ganador, después de que la opositora Pakatan Harapan (Pacto de la Esperanza) y la conservadora Perikatan Nasional (Alianza Nacional) se reclamaran vencedoras.
El recuento final de los votos dejó a Pakatan Harapan (PH) y a Perikatan Nasional (PN) con 82 y 73 escaños, respectivamente, lejos de los 112 que se necesitan para la mayoría absoluta, mientras la formación del actual primer ministro, Barisan Nasional (BN), Ismail Sabri Yaakob, sufrió una derrota histórica con apenas 30 asientos.
Tras la negativa de BN a apoyar a ninguna de las dos coaliciones con más escaños para formar gobierno durante reuniones con el monarca, este emplazó hoy al resto de sultanes del país a un encuentro en la mañana del jueves para discutir opciones.
Malasia es una monarquía constitucional cuyos nueve de sus trece estados y tres territorios están encabezados por sultanes, que se suceden el trono cada cinco años según el sistema rotatorio que rige el país, independizado de Reino Unido en 1957 y constituido como federación malasia en 1963.
El monarca se reunió hoy también con el líder del partido Gabungan Sarawak (GPS), que obtuvo 23 escaños y suele dar su apoyo a la formación con más votos en el estado homónimo del que procede, en pleno frenesí de encuentros para asegurarse de que su decisión final es la que apoya la mayoría.
No hay fecha límite para que esta se produzca, si bien la inestabilidad política y la crisis económica hacen apremiante que se forme gobierno lo antes posible en el país, de 32,78 millones de habitantes y mayoría musulmana, sumido en la incertidumbre desde que el gobierno de Mahathir Mohammad se derrumbara en 2018.
Entonces, lo que había sido una promesa de cambio, siendo la primera vez que la oposición, con Mahathir liderando el PH, derrotara en la historia del país a la Organización Nacional de los Malayos Unidos (UMNO), dio paso a un periodo de alta intestabilidad con otros dos primeros ministros desde la dimisión del nonagenario.
Una crisis que se prolonga sin que las negociaciones entre partidos den aún fruto.
La derrota electoral de la coalición hasta ahora en el poder, BN, y por ende de UMNO, confirma la defenestración de una formación que había estado a los mandos del país hasta 2018, y que ha perdido influencia debido en gran medida a los escándalos de corrupción en sus filas.
El multimillonario desfalco del fondo 1Malaysia Development Berhad (1MDB), en concreto, cavó la tumba política del grupo y ha puesto al ex primer ministro Najib Razak entre rejas.
Más de 900 candidatos se disputaban los 220 escaños (oficialmente 222, si bien la elección de dos se pospuso por la muerte de un candidato e inundaciones en sendas circunscripciones) en las elecciones más reñidas de Malasia. EFE
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