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Asegurar obras de arte: dolor de cabeza de los museos suizos

El recibir en préstamo una obra maestra tiene un alto costo para las instituciones helvéticas, que en la mayoría de los casos no cuentan con apoyo estatal para cubrir los gastos de los seguros que protegen las obras. Keystone

Pagar 20 francos suizos por ver una exposición de Van Gogh en un museo puede parecer caro. Pero piense un instante que en Suiza, los exhibicionistas deben pagar millones de francos para asegurar las obras de arte que presentan en público, lo que no ocurre en otros países vecinos, donde los gobiernos asumen estos gastos.

Cuando un museo suizo recibe en préstamo temporal de obras de arte para realizar una  exposición, esta institución debe cubrir los costos de los seguros que “protegen” estas piezas. Conseguir equilibrar el costo del préstamo de esas piezas y el enorme costo económico de asegurarlas es un enorme desafío para las instituciones culturales helvéticas, mientras que en otros países existe un régimen especial en el que los gobiernos son los que asumen la responsabilidad por los seguros de las obras presentadas.

“Es un problema recurrente; nos ocupan mucho estas cuestiones”, explica a swissinfo.ch Stefan Charles, director administrativo del Museo de Arte de BasileaEnlace externo. “Por ejemplo, una exposición de Picasso es muy cara y probablemente solo podamos permitirnos este tipo de proyectos una vez cada cierto número de años, porque cuesta mucho encontrar los patrocinadores y apoyos para cubrir los gastos necesarios”.

Sin precisar cifras concretas, el museo, que se dice orgulloso de poseer“ una de las más grandes y antiguas colecciones públicas de arte en Europa”,  recibe dos tercios de su presupuesto de las arcas públicas, que destina a salarios del personal y costos operativos. El otro tercio proviene generalmente de patrocinadores privados gestionados por el museo y se emplea para organizar exposiciones y adquirir nuevas obras.

El director de una institución suiza de tal calibre desea que el Estado garantice los préstamos de obras con el fin de potenciar el nivel y frecuencia de las exposiciones de obras prestadas. Su temor es que el nivel de las exhibiciones de arte en Suiza se debilite, en comparación a los estándares internacionales de sitios como Londres o París.

Y él no está solo en su deseo. Muchos otros directores de museos de toda Suiza quisieran un esquema para financiar los seguros, similar al que ha demostrado su eficacia en otros países europeos como Francia, España o Gran Bretaña.

En Suiza existe el ejemplo de Zúrich, que posee un esquema de seguros municipales para instituciones que son propiedad de la ciudad. Este modelo ofrece a sus miembros tarifas preferenciales para el pago de las primas de los seguros, gracias a un contrato entre la municipalidad y dos aseguradoras comerciales.

El Museo Rietberg es una institución de titularidad pública especializada en arte de Asia, África y América Precolombina. Este museo se sumó a dicho esquema a inicios del 2013.

“La garantía del Estado sería maravillosa para los museos suizos, sobretodo porque así no pagaríamos primas, y no habría necesidad de liquidez circulando desde los museos”, comentó al respecto Andrea Kuprecht, secretaria del Museo RietbergEnlace externo.

“Una vez nos han explicado que si una obra de arte viajaba desde Ginebra a Zúrich, en el otro extremo del país, necesitaríamos algo así como una garantía estatal para cada uno de los cantones por los que pasara la obra. Obviamente, algo así no es posible en las condiciones actuales”.

La responsabilidad y las decisiones que conciernen el arte son tomadas a escala cantonal; no federal. Por tanto, de momento las complejidades de introducir un esquema de garantías gubernamentales no han podido ser resueltas.

Valor dictado por el mercado

Para aquellos afectados por los costos crecientes para asegurar las obras de arte dictados por el mercado, un esquema de garantías gubernamentales podría aportarles mayor estabilidad presupuestaria.

“Nuestro presupuesto anual para toda la institución es de 21 millones de francos suizos ($21.7 millones)”, explica Stefan Charles, antes de añadir que el 40 % de los costos de una exposición es destinado a los seguros de las obras. “Este coste puede variar, desde varios cientos de miles a unos cuantos millones de francos suizos por cada muestra”, precisa.

Los precios del arte van en aumento y el Museo de Bellas Artes de Basilea percibe un incremento anual del 10% en los costos de los seguros a cubrir, indica Charles. “Si esta tendencia continúa, será cada vez más costoso y complicado presentar y organizar grandes exposiciones o muestras de obras de artistas que tienen un muy alto valor de mercado”.

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El arte de hacer viajar una obra maestra

Este contenido fue publicado en Dirigir una obra de arte de un museo a otro es una operación delicada que necesita una planificación rigurosa y una meticulosidad a toda prueba. Mirada a la tarea cuando unas obras de Vincent van Gogh fueron transportadas de la ‘Fondation Pierre Gianadda’ de Martigny  la Phillips Collection de Washington. (Imágenes: RDB/Illustré/Didier Martenet)

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¿Cómo funciona el sistema en otros países?

Un estudio de la Comisión Europea (CE) publicado en 2010 analizó cómo aseguran obras de arte 31 países. La investigación también se interesó en el funcionamiento de las garantías estatales en aquellos países donde éstas fueron introducidas.

La primera nación en adoptar el sistema de garantías gubernamentales para el arte prestado fue EEUU, en 1975. Este país llevó a cabo 746 exposiciones que se beneficiaron de este esquema entre 1975 y 2010. El costo para el Gobierno fue de 105.000 dólares (102.000 francos suizos) para la cobertura de los gastos administrativos y dos incidentes de “daños menores”.

El estudio de la CE concluyó que, “el objetivo no es solo ayudar financieramente a las instituciones, sino también promover los intercambios culturales y la representación cultural a nivel regional y nacional”.

El “beneficio público” obtenido gracias a este tipo de intercambios fue una de las principales razones detrás de la introducción del esquema de responsabilidad estatal en Gran Bretaña en 1980, según explica Anastasia Tennant, consejera del Arts CouncilEnlace externo (Consejo para las Artes) del Reino Unido, quien se ocupa de la administración de dicho esquema.

Las instituciones no nacionales tienen que presentar sus solicitudes al menos tres meses antes de montar una exposición bajo los auspicios del esquema gubernamental, en las que deben incluir descripciones sobre los detalles sobre la seguridad y el entorno en el que se tienen prevista la muestra.

Las instituciones estatales solo pueden beneficiarse del sistema cuando presentan obras prestadas. Sus propias colecciones no están cubiertas por el esquema si las prestan dentro de Gran Bretaña, dado que esto resultaría paradójico pues el Estado no puede asegurarse a sí mismo. En dichos casos, los préstamos se realizan a riesgo de las instituciones implicadas.

“La mayoría de museos y galerías no podrían realizar las exposiciones que hacen sin el apoyo del esquema para obras extranjeras. Este modelo beneficia a todo el mundo: tanto las instituciones como el público”, indica Tennant a swissinfo.ch.

“De hecho, el sistema funciona dado que hay muy pocas quejas. Esto es debido a que los objetos son manipulados con mucho cuidado y existen buenas medidas de seguridad”.

Un punto complicado resulta cuando la solicitud proviene de instituciones pequeñas, pues tienen la exigencia de establecer altos estándares para proteger las obras prestadas. En este tipo de situaciones se requiere de financiación suplementaria para asegurar que se establezcan esos niveles de exigencia.

Pero estos puntos son algunas de las razones que el Gobierno Suizo ve como insuperables. El Gabinete ya dio su posición al respecto acerca de un esquema de garantías estatales. Lo hizo en un documento sobre la política cultural suiza entre 2016 y 2020, que deberá ser debatido en el Parlamento este año.

El Gobierno declaró que si bien Suiza “se comprometería a asumir los costos de posibles daños valorados en millones de francos en el peor de los casos, no podría al mismo tiempo influir en las políticas de seguridad de los museos privados”.

El informe concluye que “ni las sumas de dinero ni las probabilidades del daño acaecido podían ser calculables”. Es por ello que el riesgo financiero implicado para apoyar un esquema como el británico sería demasiado elevado.

Préstamos controvertidos

Algunas exposiciones pueden causar dificultades que van más allá de los límites habituales de un esquema de seguros normal.

Por ejemplo, el Museo Rietberg preparaba en el 2011 una exposición incluyendo raros manuscritos persas de Teherán. Pero el embargo sobre el comercio con Irán hizo que conseguir una aseguradora para la muestra fuera misión casi imposible. La razón es que si algo malo hubiera ocurrido a las piezas, compensar al país prestatario hubiera estado prohibido.

La compleja situación fue resuelta cuando la Secretaría de Estado de Economía (SECO) dio un permiso especial para que dicha transacción pudiera tener lugar, en caso de necesidad. El museo solo encontró una aseguradora deseosa de asumir dicha tarea.

“Fuimos víctimas de nuestra inhabitual situación, pero pagamos una prima justa al final”, comenta Andrea Kuprecht.

Muchos de los esquemas de garantías gubernamentales tampoco incluyen reclamaciones realizadas por terceros. En Gran Bretaña, una galería o museo tiene que pasar por estrictos procedimientos para probar que ha hecho todo lo posible para asegurarse de la procedencia  de un objeto, antes de mostrarlo al público, señala Anastasia Tennant. Una legislación específica en Gran Bretaña da a las instituciones inmunidad en caso de que las obras de arte prestadas quieran ser incautadas. Pero estas medidas solo se aplican si el museo ha tomado ciertas precauciones necesarias y cumple muy rigurosas condiciones.

Alternativas

El patrocinio de exposiciones de alto nivel presentando objetos particularmente valiosos es cada vez más la regla a la hora de cubrir los costos.

El Museo de Historia de Berna declaró en su página web oficial que su exposición de 2013 “Qin – el Emperador Eterno y sus Guerreros de Terracota”, era una manifestación “tan extraordinaria que solo podía ser posible con el apoyo de un socio fuerte”

Al igual que la exposición de Van Gogh en el Museo de Arte de Basilea, la de Qin en Berna fue patrocinada por un banco suizo. En este caso, se trató del UBS. Aunque en opinión de Charles, conseguir comprometer apoyos a largo plazo tiene más sentido que obtener un patrocinio puntual. “Realizamos contratos por tres años o más, a fin de tener estabilidad y apoyo. Esta es nuestra estrategia”.

Robos de arte en Suiza

A pesar de que son una rareza, lo cierto es que han ocurrido algunos robos excepcionales de obras de arte famosas en Suiza. En Zúrich en 2008 fueron robados cuatro óleos de Paul Cezanne, Edgar Degas, Claude Monet y Vincent van Gogh, valorados en 180 millones de francos suizos. Las obras maestras fueron sustraídas de la colección E.G.Buhrle por un grupo de hombres armados cubiertos con pasamontañas. Fue el mayor robo de arte en la historia de Suiza, y uno de los mayores de Europa. Dos de las piezas fueron halladas una semana más tarde, y las otras dos fueron devueltas a la colección cuatro años después.

Dos óleos de Picasso prestados por el Museo Sprengel de Alemania al Centro de Cultura Seedamm de Pfäffikon fueron igualmente robados en 2008. Las telas fueron halladas tres años más tarde en Serbia.

Traducido del inglés por Rodrigo Carrizo Couto

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