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Para Niccolò Castelli el Festival de Cine de Solothurn es otra historia que contar

Retrato de Niccolo Castelli
Niccolò Castelli, nuevo director artístico del Festival de Cine de Solothurn, es también director, guionista y editor de cine. © Thomas Kern/swissinfo.ch

La muestra anual de cine suizo de Solothurn se estrena con nuevo director artístico al frente. Niccolò Castelli explica a SWI swissinfo.ch cómo su experiencia como cineasta le ha ayudado a embarcarse en un mercado cinematográfico en constante evolución.

Además de haber producido y dirigido algunas películas, Castelli se considera ante todo un narrador desde el comienzo de su carrera como periodista radiofónico. Su nuevo cargo de director artístico del Festival de Cine de SolothurnEnlace externo, que presenta las mejores películas suizas del año pasado, no cambia su vocación.

“Ahora veo mi trabajo como narrador de esta historia, que dura una semana”, comenta. “Estamos reuniendo películas para hacer una gran historia sobre el cine suizo del último año”.

Castelli nació en la ciudad suiza de Lugano en 1982. Comenzó su carrera como periodista para la radiotelevisión pública suiza de habla italiana, RSI, en 1998.

Después colaboró en la producción de algunos largometrajes, además de escribir y dirigir cortometrajes, documentales, reportajes y vídeos musicales. Tutti Giù – Everybody Sometimes Falls (2012), fue su primer largometraje. Su segundo, Atlas (2021), inauguró el Festival de Cine de Solothurn y fue seleccionado en numerosos festivales, incluido el 74º Festival de Cine de Locarno.

Desde 2021 es director de Ticino Film CommissionEnlace externo, además de su labor como director artístico del Festival de Cine de Solothurn.

Si los festivales de cine son maratones para los cinéfilos, para los programadores es un duro decatlón. Castelli y su equipo vieron 642 películas para seleccionar las 217 que se proyectarán entre el 18 y el 25 de enero. Ver películas, no obstante, es la parte fácil. El mundo del cine ha experimentado una multitud de nuevos modelos de negocio y actores, sobre todo con las empresas de streaming -Netflix, HBO, Disney, Apple y Amazon, entre otras-, que han cambiado por completo la forma de ver películas y de distribuirlas. Castelli afirma que el mercado está en constante movimiento y que los festivales de cine tienen que adaptarse para seguir siendo relevantes.

Niccolò Castelli
Niccolò Castelli: “Lo que estamos viviendo ahora [con la distribución de películas] es similar a lo que ocurrió con la música hace 20 años”. © Thomas Kern/swissinfo.ch

SWI swissinfo.ch: ¿Podemos decir que la película suiza financiada por crowdfunding ‘Mad Heidi’, que se estrenó en Internet el 8 de diciembre, es un hito, en el sentido de que ha puesto patas arriba los modelos de producción y distribución?

Niccolò Castelli: Creo que es una de las películas que está abriendo nuevos caminos este año. Mad Heidi fue muy inteligente, una de las primeras grandes producciones financiadas por crowdfunding. Pero también hay otras posibilidades: ahora tenemos la Lex NetflixEnlace externo [en mayo de 2022, los votantes aprobaron una ley que obliga a los servicios internacionales de streaming a invertir en la industria cinematográfica suiza] y los streamers están empezando a interesarse por nuestro cine. Tenemos en nuestro programa bastantes películas coproducidas con streamers, incluso en las principales secciones competitivas. ‘Polish Prayers’ es una coproducción con HBO, por ejemplo.

Hasta hace pocos años, prácticamente solo había una forma de producir una película en Suiza. Se necesitaba dinero de la Oficina Federal de Cultura, de una de varias fundaciones cinematográficas y de la radiotelevisión nacional suiza [la Swiss Broadcasting Corporation, empresa matriz de SWI]. Pero ahora incluso las producciones relativamente grandes están empezando a pensar en cómo pueden producir películas de otras maneras. Así que estamos viviendo grandes cambios.

SWI: ¿Esos diferentes modelos de negocio implican también un cambio de negociación para un festival de cine?

N.C.: El camino habitual de distribución [de una película] solía ser: primero en festivales, luego en cines, luego en televisión, luego en línea o en DVD. ‘Mad Heidi’ ya se ha estrenado en Internet, y después se ha estrenado en algunos cines. Eso nos obligó a negociar de una manera nueva y a entender que formamos parte de una cadena de distribución más horizontal, con menos jerarquías. Ya no hay puntos fijos, y cada película es diferente.

Otro ejemplo: ‘Natural Born Driver’ está coproducida con Sky Documentaries y ya está en línea en todo el mundo. No obstante, Sky decidió prohibirla en Suiza hasta que acabe el Festival. Los productores suizos no poseen los derechos, pero exigieron a Sky que esperara porque era importante que la película tuviera su estreno nacional en Solothurn. Es el primer largometraje del director, así que era fundamental para su carrera. Entonces, sí es posible negociar, aunque el mundo sea completamente diferente.

SWI: ¿Qué aspectos nuevos hay que tener en cuenta al negociar una película para el Festival?

N.C.: La mayoría de las películas siguen el camino tradicional, pero tenemos que plantearnos nuevas cuestiones, como por ejemplo: ¿por qué se debería proyectar una película si ya está disponible en Internet? Algunas películas ya se encontraban a disposición del público en todas partes, de forma gratuita. En ese caso hemos tenido que descartarlas. Sin embargo, otras películas que ya están en línea, pero en plataformas pequeñas o muy especializadas, decidimos proyectarlas y ofrecer una sesión de preguntas y respuestas después para que la gente pudiera conocer más detalles de la película.

SWI: ¿Significa también que, como director de un festival, tiene que ser más proactivo y buscar películas en lugar de limitarse a elegir entre las presentadas?

N.C.: Claro, por eso creo que pidieron a un cineasta como yo que asumiera la dirección artística de Solothurn. He producido, he hecho películas y tengo experiencia en coproducciones internacionales. El Festival debe tener una idea de cómo funciona la industria. Tenemos que ser más proactivos, y también tenemos que aportar algo a estas plataformas, distribuidores o agentes de ventas. Es mucho más trabajo.

Una de las innovaciones del Festival de Cine de Solothurn de este año es la posibilidad de ampliar digitalmente el alcance del festival en el extranjero mediante un modelo B2B (business-to-business). A través de la plataforma en línea Festival Scope ProEnlace externo, los profesionales del cine (responsables de festivales, agentes de ventas mundiales, cineastas, periodistas, distribuidores, embajadas, cineclubes) pueden ver y proyectar las películas de las secciones principales (Prix de Soleure y Ópera Prima) en cualquier lugar del mundo.

SWI: ¿Cómo han reaccionado los distribuidores y streamers a este enfoque?

N.C.: Lo primero que preguntan los productores y streamers es ¿cuá es su alcance? ¿Se puede promocionar la película? ¿Se puede dar cobertura mediática? Porque el problema ahora es que hay muchas plataformas de streaming, y demasiados canales de televisión, así que ¿cómo puedo conseguir audiencia? ¿Cómo puede saber ese público que se ha hecho esa película y que está disponible?

Por ejemplo, ‘Natural Born Driver’ trata sobre un piloto de Fórmula Uno de los años ochenta en Italia. Nadie sabe que hay un cineasta suizo y un equipo suizo detrás de la película. Así que gracias al Festival de Cine de Solothurn puede llegar a un público nuevo, quizá no tan interesado en el tema, pero sí en la realización de la película y en el aspecto “hecho en Suiza”.

Foto publicitaria de esta edición del Festival en tres idiomas
Tres versiones del Festival de este año. Solothurn Film Festival

SWI: En el programa se mencionan la sexualidad, el racismo, el clasismo, la identidad, el género, las generaciones, etc., que son temas globales. ¿Se abordan temas específicos de Suiza?

N.C.: Si comparo el cine suizo de hace 20 o 30 años con las producciones actuales, la diferencia está clara. Antes trataban de una perspectiva suiza del mundo. Las películas se realizaban en su mayoría por directores de unos 40 o 50 años con raíces suizas, que salían y descubrían el mundo. O se quedaban en Suiza, descubriendo aspectos de la identidad local.

Ahora tenemos una nueva generación, y la mayoría de los directores tienen entre 25 y 40 años. La mayoría de ellos son suizos, nacidos en Suiza, pero con otros orígenes, con al menos un 50% de sus raíces procedentes de los Balcanes, Portugal, Italia, Polonia, Georgia, etcétera.

La perspectiva, la mirada que tenemos sobre el mundo es completamente diferente. Porque no solo las coproducciones son internacionales, sino también los autores.

SWI: ¿Y eso cómo se refleja en las películas?  

N.C.: En mi opinión, es una perspectiva más abierta y cercana a las emociones personales. No es como la gente cultivada de la alta sociedad que mira el mundo con distancia. Aporta algo interesante a Suiza, como en el fútbol: la selección nacional es suiza, pero con muchas raícesEnlace externo diferentes. Hay muchas identidades dentro de Suiza, y creo que mucha gente que venga a Solothurn tendrá que estar preparado para preguntarse: ¿cuál es la nueva identidad de Suiza? ¿Cuál es también la “nueva neutralidad” de Suiza?

SWI: ¿Cuál o qué es la nueva neutralidad?

N.C.: En el pasado no formábamos parte del mundo. Éramos esa isla en medio de Europa en la que no pasaba nada. Podíamos ser neutrales y acoger a gente para hablar de temas globales. Ahora formamos parte del mundo. Así que, ser neutral, también significa participar. Y el cine suizo puede desempeñar un papel importante en ese debate.

SWI: Si nos fijamos en los anteriores programas de Solothurn, la mayoría de las películas suizas -en su mayoría documentales- trataban sobre temas de fuera de Suiza. Pero ahora también lo vemos en los largometrajes.

N.C.: Por supuesto. Es una consecuencia de la democratización del cine de ficción. Antes se necesitaba mucho dinero para hacer largometrajes. Ahora se pueden encontrar muy buenos equipos a precios asequibles y con un presupuesto bajo se puede hacer una película para un gran público. El Prix du Publique, por ejemplo, es una sección dedicada al gran público, la gran pantalla y los grandes presupuestos. Ahora con presupuestos bajos también se puede contar una gran historia, y nosotros nos centramos en las historias, en los temas, en lo que nos aporta una película. Los aspectos técnicos siguen siendo importantes, pero tenemos más libertad.

  • ‘Amine – Held auf Bewährung’ (Dani Heusser, documental). Una solicitante de asilo guineana en Suiza intenta ayudar a los refugiados ucranianos.
  • ‘Big Little Women’ (Nadia Fares, documental). Tres generaciones de mujeres transgreden las normas patriarcales en Suiza y Egipto.
  • ‘Un hombre olvidado’  (Laurent Nègre, ficción). El embajador suizo en la Alemania nazi regresa a su país después de la guerra.
  • ‘Natural Born Driver – L’incredibile storia di Ivan Capelli’ (Gionata Zanetta, documental). Biopic sobre el piloto de Fórmula Uno en los años ochenta.
  • ‘Jours de fête’ (Antoine Cattin, documental). Las fallas sociales de la Rusia actual expuestas a través de siete fiestas tradicionales en San Petersburgo.
  • ‘De Noche los Gatos son Pardos’ (Valentin Merz, ficción). Comedia absurda sobre un equipo de rodaje que desaparece en la campiña francesa.
  • ‘Entrenadas para ver – Tres mujeres y la guerra’ (Luzia Schmid, documental). Tres corresponsales femeninas arrojan una nueva perspectiva sobre los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Adaptado del inglés por Carla Wolff

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