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De las postrimerías de la Guerra Civil a las pantallas de Locarno

Lucía Jiménez y Montxo Armendáriz, protagonista y director de 'Silencio Roto', filme proyectado en la Plaza Grande de Locarno. Keystone

Montxo Armendáriz rompe el silencio con la voz de las vencidas, de las mujeres, "las doble perdedoras o las doblemente olvidadas", de esa época que la historia de España soslayó en los textos y que el cineasta reprodujo la noche del miércoles (08.08.) en la 'Piazza Grande' de Locarno.

“Mi interés es recuperar la memoria de aquellos que no pudieron hablar”, explica el director de la segunda producción española del Festival Internacional del Cine de Locarno: ‘Silencio Roto’, un atisbo a ese momento en que el miedo era un dique a la palabra.

La cinta penetra en los arcanos de una población enclavada en las montañas de Navarra dividida entre quienes saludaron la victoria del franquismo y aquellos que se afanaban en una postrera resistencia.

Montxo Armendáriz aborda el denodado empeño de los ‘maquis’ en desandar un rumbo histórico que no tenía vuelta. Su lente se interna por los escarpados senderos de las montañas que dieron abrigo a esa guerra de guerrillas tras la batalla decisiva.

El celuloide aborda un lapso que va de 1944 a 1948 y del que sólo hay una tímida huella en los testimonios de la época.

“Es un tema tratado muy por encima en la escuela. Yo no sabía que existían los maquis”, confiesa Lucía Jiménez, protagonista del filme. Lucía también en la cinta, la joven habla de su emoción al encontrar a “guerrilleros de verdad” durante el rodaje:

“Me hacía mucha ilusión verlos de cerca, mirarles a los ojos. Las mujeres me decían que no llorara, que eres una llorica”.

Pero el núcleo de la preocupación de Montxo Armendáriz no era el conflicto -“cuyo debate queda obviado, pero que sería otro debate diferente” – sino darle voz a las mujeres, “aquellas que se quedaban en los pueblos y sufrían la represión de los franquistas”.

En ‘Silencio Roto’ se expresan esas “más víctimas”: las esposas, las madres, las hermanas de los guerrilleros sobre las que recaía el encono de los militares.

Más de medio siglo después de ese terror fratricida, el también director de ‘Secretos del corazón’, subió a la montaña con su equipo y encontró a aquellos que hasta hace muy poco la Constitución española nombraba ‘bandoleros’.

“Hablaban sin rencor, sin ánimo de venganza. Lo único que piden es que se les haga justicia, que se les reconozca como luchadores de la democracia”, sintetiza el cineasta español.

La cinta de Armendáriz, con sus historias de amor y de desamor, de esperanzas y desconsuelos, de miedo y de valentía, incursiona en esa gran herida de la entraña del pueblo español, “porque no es con olvido ni con silencio como ha de curarse”.

Y es la palabra de la mujer la que lleva a ese ‘Silencio Roto’.

Marcela Aguila, Locarno

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