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Asambleas comunales: donde la ciudadanía suiza decide sobre asuntos locales

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En la plaza central de la localidad de Bassersdorf, un municipio del Cantón de Zúrich, se celebra cada verano una asamblea comunal. Foto tomada en junio de 2017. Thomas Kern / SWI swissinfo.ch

En muchos municipios suizos no es el parlamento, sino la ciudadanía con derecho de voto reunida en asamblea la que decide sobre los asuntos locales. ¿Cómo funciona este sistema?

Reunirse para decidir sobre temas políticos que incumben de forma inmediata a la ciudadanía: más directa no puede ser la democracia. «Comúnmente, la democracia asamblearia es considerada no sólo como la forma más antigua de organización democrática de una comunidad, sino también como la más directa», expone Philippe Rochat. Según este politólogo, este tipo de organización se basa en la idea de que todas las personas participan con igualdad de derechos.

Esta forma perceptible y tangible de la democracia directa está al alcance de casi la mitad del electorado suizo distribuido sobre un conjunto de más de 1.650 poblaciones en las que es la asamblea comunal la que decide en lugar de un parlamento elegido.  

La democracia asamblearia en aldeas y ciudades

Tanto aldeas con sólo pocas docenas de habitantes como pequeñas ciudades del tamaño de Rapperswil-Jona, donde viven casi 30.000 personas, practican esta forma de democracia asamblearia.  

En muchos lugares, las convocatorias a las asambleas comunales llegan dos veces a los buzones de la ciudadanía con derecho de sufragio. Esta invitación suele ir acompañada de otros documentos, como el orden del día y el presupuesto.

El día en que se celebra la asamblea, la ciudadanía se reúne en una sala de actos del ayuntamiento o en un pabellón de deportes para debatir y decidir a mano alzada o en votación secreta, sí así lo exige la mayoría de las personas asistentes.

Las costumbres pueden variar de una localidad a otra: por ejemplo, en Horgen, un municipio con una población de 22.000 habitantes, cada participante de la comunidad congregada vota poniéndose de pieEnlace externo.

Sin el trabajo voluntario, la democracia en Suiza no funcionaría. Lea también nuestro artículo de fondo sobre el principio de milicia:

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Los town meetings estadounidenses y las Gemeindeversammlungen alemanas

Del mismo modo que la Asamblea popular de Glaris en el ámbito cantonal, sobre la que recientemente publicó un artículo la revista ‘National Geographic’Enlace externo, las asambleas comunales como particularidad del sistema político helvético generan fascinación en el plano internacional. Sin embargo, sólo se trata de una particularidad –y no de una singularidad– que la ciudadanía reunida en asamblea tome decisiones democrático-directas en el ámbito comunal.

El politólogo Michael Strebel señala que las asambleas municipales también estaban muy extendidas en la Alemania de la posguerra. La Ley Fundamental germana permite la celebración de asambleas municipales como alternativa al parlamento localEnlace externo. Según Strebel, a día de hoy, siguen celebrando sus asambleas municipales alrededor de 25 aldeas pequeñas en el estado federado alemán de Slesvig-Holsacia.

Además, Strebel reconoce «ciertos paralelismos» con los town meetings en partes de Estados Unidos. «Se trata de asambleas ciudadanas en algunos municipios estadounidenses en los que los residentes con derecho de voto pueden decidir sobre diversos aspectos de la política local, decisiones que pueden ser vinculantes», explica el politólogo.

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Una tarjeta electoral en el concejo abierto de Steckborn, en el Cantón de Turgovia. El procedimiento de las votaciones no es igual en todos los municipios. Keystone / Gian Ehrenzeller

Una democracia en la que contrincantes políticos se estrechan la mano

«¿Qué puede aprender de ello el resto del país?», preguntaba en 2024 un reportaje de Associated PressEnlace externo sobre un town meeting en el estado federado norteamericano de Vermont. La gente discute con mucha vehemencia, pero al final todo el mundo estrecha la mano a su vecina o vecino.

De la misma manera, muchas personas también ven en las asambleas comunales suizas un instrumento para el intercambio y el compromiso, pues en esas reuniones la ciudadanía tiene la posibilidad de confrontar de forma directa a la clase política responsable. Individuos de bandos políticos opuestos se reúnen y hablan.

«Mi experiencia me dice que se valora muchísimo la posibilidad de una participación directa, a lo que se suma el peso de una larga tradición», opina Michael Strebel. «Las asambleas comunales tienen competencias y atribuciones claras, lo cual contribuye a que sus decisiones también adquieran un carácter firme».

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Popularidad inquebrantable en la Suiza alemánica

«La ciudadanía con derecho a voto puede interactuar directamente con la política local. Las asambleas comunales se consideran una posibilidad directa de participación», analiza Strebel. El politólogo no sólo acude a las asambleas comunales como investigador, también participa en ellas como votante, concretamente en la capital cantonal de Soleura, donde vive.

Además de las decisiones adoptadas por las asambleas comunales, el politólogo Philippe Rochat subraya, por su parte, la «posibilidad de la deliberación». A diferencia de los comicios con depósito de votos en las urnas, en las asambleas comunales la ciudadanía no sólo tiene la posibilidad de expresar libremente opiniones controvertidas, sino también sus dudas. Según Rochat, una condición fundamental para ello es una «cultura del debate que permite manifestar pareceres divergentes sin necesidad de temer consecuencias negativas».

Especialmente extendidas están las asambleas comunales en la Suiza alemánica, mientras que en cantones francófonos como Ginebra y Neucastel los parlamentos locales constituyen incluso un requisito institucional imperativo. En la Suiza de habla alemana, las asambleas comunales gozan de mucha popularidad. Votaciones populares que en los últimos años pretendieron introducir parlamentos municipales fracasaron mayoritariamente.

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Baja participación en las asambleas, pero alta aceptación de sus decisiones

El porcentaje de la población que valora positivamente las asambleas parece ser más alto que la tasa de participación de la ciudadanía que realmente acude a ellas.

Ya hace una década se registró en las asambleas de algunos grandes municipios una tasa de participación de la población con derecho a voto de sólo un 0,8%, mientras que en comunidades más pequeñas con estructuras institucionales asentadas participaba en las asambleas casi el 45% del electorado.

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Algunas sillas se quedan vacías durante la celebración de las elecciones concejiles en el municipio bernés de Eggiswil. Thomas Kern / SWI swissinfo.ch

En 2016, el politólogo Andreas Ladner calculó que aproximadamente 300.000 personas asistían cada año a una asamblea comunal. No existen cifras fiables sobre el estado actual en todas las asambleas comunales. Michael Strebel, por su parte, ha evaluado los datos de algunos municipios: «En ellos, la tasa de participación se situaba en porcentajes de un solo dígito. Se trata de municipios en los que se estaba debatiendo sobre un cambio al sistema parlamentario», precisa el politólogo, y añade: «La asamblea comunal se concibe como un lugar en el que se toman las decisiones políticas, como un espacio de la democracia directa, con independencia de la participación efectiva».

Sin embargo, esta baja participación no afecta a la legitimidad de la institución ni a la aceptación de la asamblea. Según afirma Philippe Rochat, las asambleas comunales llegan «mayoritariamente a decisiones con altos índices de aceptación, pese a la baja participación».

Lea también nuestro artículo sobre el federalismo en Suiza, que también explica por qué la democracia local tiene tanta importancia:

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Déficits democráticos, naturalizaciones y cómo clubes de fútbol consiguen un nuevo césped para sus canchas

Ante esta baja asistencia a las asambleas comunales, voces críticas desaprueban el hecho de que una mayoría decida sobre asuntos que incumben al conjunto de la ciudadanía. A veces invocan el argumento de que en las asambleas comunales resulta más fácil para los gobiernos locales conseguir una mayoría favorable a sus políticasEnlace externo.

En muchas poblaciones, la ciudadanía con derecho a voto reunida en asamblea también decide sobre las naturalizaciones. En reiteradas ocasiones, este poder decisional de las asambleas comunales causa revuelo y suscita acusaciones de racismo y arbitrariedad, sobre todo en los casos en los que las demandas son rechazadas por motivos aparentemente aleatorios, por ejemplo, cuando la persona solicitante corta el césped un domingo o acostumbra llevar chándal en los días laborablesEnlace externo.

También acaparan los titulares de los medios aquellas asambleas en las que una asociación o un grupo de interesados aprovecha la baja participación para movilizar a la población votante con un fin concreto. En reiteradas ocasiones ocurre que determinados grupos consiguen repartir fondos públicos para fines particulares, por ejemplo cuando un club necesita financiar la instalación de un nuevo campo de fútbol con césped artificial. Para Michael Strebel, el hecho de que un grupo movilice a la ciudadanía para su causa y acabe imponiéndose es «un fenómeno conocido» que él mismo ya ha presenciado. El alcance de esta práctica, sin embargo, es una incógnita.

En opinión de Strebel, una solución «para desactivar esta posibilidad de la movilización partidista podría ser la ratificación posterior en las urnas de resoluciones tomadas en las asambleas comunales». Algunos municipios aplican este tipo de normativa y exigen una votación en las urnas cuando el gasto supera determinado límite.

En contraposición a estos casos de práctica desafortunadaEnlace externo, Philippe Rochat descubrió en sus investigaciones sobre asambleas comunales casos en los que la ciudadanía congregada ponía en práctica una «moral del bien común», mediante la cual los «asistentes asumían la responsabilidad por los ausentes, especialmente en los municipios grandes». Esto significa que en las votaciones, con frecuencia, no se impone sólo el interés particular, sino también el sentido de la responsabilidad.

¿Cómo se combinan los elementos de democracia directa y representativa en el sistema político suizo? Aquí encontrará información detallada sobre el tema:

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Democracia suiza

Cómo funciona la democracia directa en Suiza

Este contenido fue publicado en El peculiar caso suizo de democracia directa donde se emplea la iniciativa popular y el referéndum para que la ciudadanía pueda tener la última palabra.

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Texto original editado por Marc Leutenegger. Adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela / CW.

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