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"En busca de las pequeñas grandes cosas"

El 15 de septiembre es el Día Internacional de la Democracia. Una oportunidad para mirar a una región que no destaca precisamente por ser un paraíso democrático: el este asiático. Sin embargo, sorprenden los avances en participación ciudadana y ciudadanía activa, como revelan las entrevistas de Bruno Kaufmann con cuatro exponentes de la democracia.

Este contenido fue publicado el 15 septiembre 2015 minutos
Bruno Kaufmann, este asiático

Se han instalado confortablemente. Con cocina de campaña, sacos de dormir y potentes altavoces. Los miembros del grupo de la derecha católica que acampan desde este verano frente a la entrada a la alcaldía de la capital surcoreana, Seúl, tienen muy claro lo que no quieren:

“Nuestro alcalde pretende reconocer los derechos de las parejas homosexuales. Es un disparate”, grita un señor mayor por megafonía.

Luego, echa mano de un tambor y comienza a tocarlo con tal ímpetu que es imposible que pase desapercibido.

Derechos para todos

“El derecho a la libertad de expresión es fundamental para nosotros”, afirma el alcalde Park Won-soon, a quien van dirigidas las críticas.

“Precisamente, tenemos que garantizar un espacio a las opiniones divergentes”, explica este hombre de 59 años que dirige una de las ciudades más grandes del planeta.

Park Won-soon, elegido en 2011 y antiguo disidente que estuvo meses en la cárcel durante la dictadura militar que duró hasta 1987, ha impulsado la democratización de su país.

Lo refleja la nueva alcaldía en pleno centro que Park ha transformado en un verdadero centro cívico.

Un hormiguero democrático

Varias plantas de la construcción en vidrio están reservadas para las actividades políticas de los ciudadanos de Seúl.

Cualquier persona, grupo, fundación o partido puede utilizar gratuitamente escenarios, salas de reunión y exposición y puestos de trabajo.

Un centenar de colaboradores municipales les asesora para que las opiniones, ideas y propuestas de los ciudadanos de Seúl sean escuchadas.

Así, no hace mucho que la metrópoli ha adaptado su logotipo oficial: simboliza un oído abierto.

Los pasos pequeños suman uno grande

El ejemplo de Seúl constituye un avance concreto e importante para la democracia. Pero dado su carácter local y no conflictivo, apenas acapara la atención.

Es más, desde hace años, el 15 de septiembre se multiplican los análisis y las crónicas que hablan de que la ciudadanía tiene cada vez menos poder.

Muestra de ello son –a excepción de Túnez– el fracaso de la denominada primavera árabe y el aumento de las formaciones reaccionarias y autoritarias en muchos países del antiguo bloque soviético.

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