
Doscientos años del nacimiento de Worth, el inventor de la alta costura
Abraham de Amézaga
París, 13 oct (EFE).- Este lunes se cumplen dos siglos del nacimiento de Charles Frederick Worth (13 de octubre de 1825-10 de marzo de 1895), el británico que inventó la alta costura en la capital francesa a mediados del siglo XIX, concretamente en 1858.
Worth hizo de su oficio un arte, revolucionando el universo del vestir y dictando los designios de la moda, donde vio un gran potencial de negocio, al tiempo que puso los pilares de la que se convertiría en toda una poderosa industria.
Venido al mundo en Bourne (Lincolnshire, Inglaterra), en el seno de una familia burguesa, tras haber trabajado en mercerías de Londres, a la mayoría de edad, los 21 años de entonces, se embarca para París, poco antes del inicio del Segundo Imperio y sus grandes transformaciones urbanísticas.
En la capital francesa logra entrar a trabajar en Gagelin, prestigiosa tienda de modas de la época, ubicada no muy lejos del museo del Louvre, e irá ascendiendo hasta llegar a ser costurero de la casa.
Algunas de sus creaciones para Gagelin serían premiadas en las Exposiciones Universales de 1851 y 1855. En esta etapa, viste a la princesa de Metternich y a la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III.
En el plano familiar, contrajo matrimonio con una modelo, Marie Vernet, a quien conoce en su etapa en Gagelin, y que sería considerada la primera maniquí profesional de la historia, y con quien engendraría dos hijos, Jean-Philippe y Gaston.
En 1858, con 33 años, Worth da el paso de crear su propia casa de costura. Y lo hace en asociación de Otto Gustaf Bobergh. La empresa se llamará Worth & Bobergh y se instala en el número 7 de la prestigiosa rue de la Paix, calle en la que ya estaba para entonces la sede de la histórica Cartier; muy cerca de la Ópera Garnier.
Obsesionado con los tejidos de la mayor calidad, como sedas, satenes, terciopelos, encajes y tules, la revolución Worth da inicio en la década de 1850, cuando empieza a presentar sus propuestas de moda sobre maniquíes estáticos, y más tarde sobre mujeres reales.
Es el primero en hacer desfilar su moda, que incluye en la etiqueta su apellido, en los salones de su casa de costura.
Años más tarde, en 1870, hará «caer» el apellido Bobergh, al separarse de este, para quedarse en Worth.
Favorito de la emperatriz Eugenia de Montijo, de Isabel de Austria, así como de la actriz Sarah Bernhardt, presentará dos colecciones al año, con sus vestidos estructurados que ponen de relieve el cuerpo de sus portadoras, inspiradas en sus gustos y no en los de las clientas, como se acostumbraba a hacer por entonces.
Worth fallecía el 10 de marzo de 1895, pocos meses más tarde del nacimiento del español Cristóbal de Balenciaga, quien se convertiría en el siglo XX en «el arquitecto de la moda».
La casa Worth perduraría con sus hijos Jean-Philippe y Gaston, y más tarde con sus nietos Gaston, Jean-Charles y Jacques, hijos de Gaston, quienes lanzarán además líneas de perfumes.
El Petit Palais de París le dedicó la primera gran exposición, «Worth. Inventer la haute couture» (Worth. Inventar la alta costura), a él, así como a la firma que fundara. Tuvo lugar del 7 de mayo al 7 de septiembre de este año y en ella se pudieron ver alrededor de medio centenar de propuestas, donde aparte de las prendas y los accesorios, se mostraron cuadros y objetos de arte.
«Respondiendo a las exigencias de una fastuosa vida cortesana y a las expectativas de una clientela adinerada, Charles Frederick, que se presenta como un artista, impone su estilo, mezclando el gusto por el historicismo, el exotismo y la fantasía con la opulencia. La fama del ‘príncipe de la costura’, del ‘profeta de la moda’, es internacional», escribía la especialista en arte Sophie Grossiord en el catálogo de la muestra del Petit Palais. EFE
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