Doumbouya, el general que busca legitimidad tras dar un golpe de Estado en Guinea-Conakri
Dakar, 26 dec (EFE).- La biografía del general Mamadi Doumbouya, presidente de transición y líder de la junta militar que usurpó el poder en Guinea-Conakri tras el golpe de Estado del 5 de septiembre de 2021, está marcada por una serie de promesas incumplidas.
Desde que asumió el control del país, Doumbouya —quien ahora se perfila como máximo favorito en las elecciones presidenciales de este domingo— prometió públicamente no presentarse a estos comicios. Sin embargo, sus actos contradicen rotundamente sus declaraciones.
“Ni yo, ni los miembros del Comité Nacional de Reconciliación y Desarrollo (nombre de la junta) seremos candidatos a las futuras elecciones”, reconocía en una entrevista poco después de tomar el poder tras derrocar al entonces presidente, Alpha Condé.
El líder militar justificó el golpe por «la grave situación política (…), la instrumentalización del poder judicial, el incumplimiento de los principios democráticos, la extrema politización de la Administración pública, así como la pobreza y la corrupción».
Pero Doumbouya, de 41 años, no se ha destacado, desde entonces, como un gran defensor de la democracia.
«Con mi corta, pero intensa experiencia en la gestión de un Estado como Guinea, he comprendido mejor hasta qué punto ese modelo (el democrático occidental) ha contribuido, sobre todo, a sostener un sistema de explotación», afirmaba en septiembre de 2023 durante su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Nacido el 5 de diciembre de 1984 en la región de Kankan (este), Doumbouya está casado con Lauriane Doumbouya, una exgendarme francesa con la que tiene cuatro hijos.
El general mantenía un perfil discreto dentro de las filas militares antes del golpe de Estado, que dio con la ayuda del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército (GFS, por sus siglas en francés), una unidad de élite compuesta por oficiales y suboficiales.
De hecho, su ascenso de coronel a general se produjo por decreto a finales de 2024, cuando ya ostentaba el mando del país.
No obstante, había participado en diversas misiones internacionales en Francia, Afganistán, Israel, Chipre, Reino Unido y la República Centroafricana, entre otros países.
«Daré toda mi vida a este pueblo», declaraba tras asumir el poder, revelando así sus intenciones respecto a su compromiso con su nación.
Otra de las promesas incumplidas por el líder de la junta ha sido renunciar a su intención de impulsar una renovación política desde las bases, que debía iniciarse con elecciones municipales y locales.
Sin embargo, en la práctica, su primer acto fue convocar —en septiembre pasado— un referéndum constitucional que eliminó los obstáculos legales para su candidatura presidencial.
Una «farsa» de elecciones
Lo que presentó como un proceso de democratización terminó consolidando su camino hacia la Presidencia, ahora bajo el lema «Construyamos juntos».
Para Abdoul Sacko, coordinador del Foro de las Fuerzas Sociales de Guinea (FFSG), una red de la sociedad civil que exige el retorno al orden constitucional, este lema de construcción comunitaria no puede ser más falso.
«Las elecciones son una farsa», asegura a EFE Sacko, quien en febrero pasado fue víctima de desaparición forzada durante horas y, presuntamente, torturado por fuerzas afines a las autoridades militares.
El activista recuerda que, de las 51 candidaturas iniciales, sólo 9 políticos —entre ellos el propio Doumbouya— participarán en los comicios.
El resto, según los criterios establecidos por la nueva Constitución, han sido excluidos de la carrera presidencial.
El general, por su parte, ha decidido presentarse como candidato independiente, aunque con el respaldo de partidos menores.
«El proceso viene a garantizar una conservación del poder, pero en un ambiente electoral. Así que todos fingimos que hay unas elecciones en camino», destaca Sacko.
El activista prevé un futuro para Doumbouya tan oscuro como las gafas de sol envolventes que luce el general con frecuencia.
Una vez venza en las urnas, predice, «Doumbouya dedicará todo su tiempo a reforzar su seguridad frente a quienes se le oponen».
«En lugar de centrarse en el desarrollo -remata-, estará obsesionado con identificar quién está en su contra, quién se alinea con el bando opuesto y quién conspira contra él. Él mismo vive atrincherado. No está en paz. En Guinea, nadie está en paz». EFE
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