Perspectivas suizas en 10 idiomas

Descolonización en un país sin colonias

Personas empuñando fusiles detrás de una ventana.
Ejercicios de tiro de la Sociedad Helvética de Beneficencia en Argel, años 40. Archivio federale svizzero

Hace sesenta años, Argelia obtenía su independencia. Para la comunidad suiza en el país norteafricano era el final de una época. Su historia es sintomática de la relación ambigua de Suiza con el colonialismo.

“Me quedé muy asombrado cuando al observar la fértil llanura del Sahel, vi de repente, en medio de los extensos viñedos que cubren hectáreas y hectáreas de tierra, un cartel que indicaba: Zúrich, 10km”, escribía a principios de 1942 un reportero del periódico Gazette de Lausanne.

En ese entonces, alrededor de 2 000 ciudadanos suizos residían en Argelia. Era una de las más grandes colonias suizas de ultramar, la segunda en África después de la de Marruecos. Los lazos con Suiza eran sólidos, incluso ideales, pese al fuerte enraizamiento en el contexto colonial argelino.

Los orígenes de la colonia suiza

Los primeros flujos migratorios suizos hacia el país norteafricano se remontan a mediados del siglo XIX y continúan poco después de la ocupación francesa. Francia apoya activamente la inmigración de Suiza y Alemania, en parte para contrarrestar los flujos espontáneos procedentes de Italia, España y Malta.

“Podemos hablar de dos formas de inmigración suiza en Argelia”, observa la historiadora Marisa Fois, autora de un estudio sobre la presencia suiza en el país norteafricano. Por un lado, hay personas que dejan su país para escapar de situaciones de pobreza. Es el caso de muchos inmigrantes del Valais y del Tesino.

Por otro lado, hay empresarios suizos que invierten capital privado en Argelia. El caso más conocido es el de la colonia de Sétif, 20 000 hectáreas de terreno cedida por Napoleón III a una empresa de Ginebra y entre cuyos fundadores se encuentra Henry Dunant, el padre de la Cruz Roja.

Un enfoque paracolonial

La Confederación no tiene fines estrictamente coloniales. Sin embargo, el caso argelino muestra hasta qué punto Suiza se inserta en las estructuras coloniales (en este caso la francesa), tanto por iniciativas empresariales como por la presencia de emigrantes suizos. Fois habla de un “enfoque paracolonial”.

El reconocimiento creciente, a partir de las primeras décadas del siglo XX, de las comunidades suizas en el extranjero, en su papel como embajadores de los valores suizos y como puntos de apoyo para la expansión comercial suiza, también participa en este enfoque.

Por otro lado, el sentido de pertenencia a la Quinta Suiza (el término se utiliza desde 1938, cuando el romanche se convirtió en la cuarta lengua nacional) proporciona cohesión interna, especialmente en los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial.

“Estrechamente vinculados al consulado suizo en Argel, los suizos que viven en los tres grandes departamentos franceses del norte de África muestran el más hermoso espíritu patriótico”, reza el artículo de la Gazette de Lausanne citado arriba.

Una mujer les sirve sopa a unos niños.
Colonia de vacaciones de la comunidad suiza en La Bouzareah, Argeliai, 1941. Archivio federale svizzero

Entre Quinta Suiza y buenos oficios

El final de la Segunda Guerra Mundial corresponde al despertar del movimiento independentista argelino. La comunidad suiza permanece inicialmente al margen del conflicto. “Al principio, la percepción es que se trata de una etapa pasajera, que no afectará la vida de la colonia”, señala Fois.

Sin embargo, a medida que continúa el conflicto, aumentan las tensiones y los temores. Las solicitudes de recuperación de la nacionalidad suiza van en aumento y las autoridades suizas empiezan a enfrentar el problema de la repatriación.

Pero Berna también está involucrada en otros niveles en la guerra de Argelia. La diplomacia suiza juega un papel de primer plano en las negociaciones que conducen a la firma en 1962 de los acuerdos de Evian entre Francia y el gobierno provisional argelino sobre el alto el fuego. Es un paso decisivo en el camino hacia la independencia de Argelia, proclamada el 3 de julio del mismo año.

Suiza es también un lugar de refugio para muchos argelinos. Aparentemente, la decisión de levantarse en armas contra el poder colonial francés la toman los líderes del Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN) en Berna en 1954, en el marco de la Copa del Mundo. Durante las negociaciones del alto el fuego, la delegación argelina reside en Suiza.

Expectativas fallidas

La acogida de refugiados argelinos y los esfuerzos de las autoridades suizas por establecer buenas relaciones con el Gobierno Provisional de Argelia (GRPA) también apuntan en cierta medida a defender los intereses de los suizos de Argelia.

Sin embargo, estos últimos ven con escepticismo la posición neutral de Berna en el conflicto, especialmente porque el papel negociador de la diplomacia suiza expone a la colonia suiza a las amenazas de la Organización Ejército Secreto (OES), entidad paramilitar clandestina que lucha contra la independencia.

La comunidad suiza también es duramente golpeada por la guerra de independencia; solamente en 1961 sufrió 14 muertes y 10 secuestros.

“La política de buenos oficios, si sirve para garantizar las futuras relaciones con el nuevo Estado, acaba por situarse en contradicción con las expectativas de la comunidad suiza en Argelia”, observa Fois.

El éxodo de los suizos de Argelia

A partir de 1956, las salidas de Argelia superan las llegadas y la cuestión de la repatriación de ciudadanos suizos se convierte en una prioridad. En 1958, con el apoyo de la Confederación, se crea un fondo de solidaridad para los suizos en el extranjero.

La firma de los acuerdos de Evian, los disturbios tras la proclamación de la independencia y la nacionalización de bienes de ciudadanos extranjeros en 1963 provocan el éxodo definitivo de europeos del país norteafricano.

La Confederación ofrece asistencia para la repatriación. Pero para aquellos que dejan Argelia, la partida a menudo significa el abandono de todas sus posesiones. Berna intenta organizar la repatriación de bienes muebles, pero la ofensiva diplomática suiza tiene poco efecto en el frente de compensación por bienes inmuebles nacionalizados.

Tampoco tienen éxito sus intentos de resolver el problema en el marco de un posible acuerdo comercial con Argelia. De hecho, el asunto entraña el riesgo de deteriorar las relaciones entre los dos países.

Sin embargo, Berna opta por una vía pragmática. Con Argelia hay que “mostrar paciencia, tolerancia y generosidad, como con un niño difícil”, escribe en una nota de 1968 el embajador Olivier Long, principal negociador suizo para los acuerdos de Evian.

“Extranjeros en casa”

Desde el punto de vista de los suizos en Argelia que regresaron a su patria, la situación dista mucho de ser satisfactoria. La reintegración es más difícil de lo esperado, y muchos tienen la impresión de ser “extranjeros en casa”. La imagen ideal de la Quinta Suiza choca con una realidad difícil.

En 1967 es creada la Asociación de Suizos de Argelia o de Ultramar Espoleados (Assaom), en un intento por obtener reparaciones por las propiedades perdidas.

Consciente de las limitadas posibilidades de éxito de las negociaciones con Argelia, la Assaom pide a la Confederación que asuma las compensaciones. Pero Berna se niega, porque teme que ello debilite su posición negociadora y cree un precedente que pueda provocar demandas de otros grupos.

El desapego de las colonias

La discusión se prolonga durante décadas, las reivindicaciones de los suizos de Argelia también son respaldadas por la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE). El tema se discute varias veces en los Congresos de Suizos en el Extranjero. Assaom se alía con asociaciones similares en los antiguos países coloniales de Europa, lo que dificulta aún más la posición de Berna.

Sin embargo, los repetidos intentos de la Confederación de obtener una compensación de Argelia o Francia fracasan. En 1989, el Consejo Federal renuncia definitivamente a sus pretensiones respecto a Argelia. En 2000, el Congreso de los Suizos en el Extranjero también cierra ese expediente.

Esta historia es aún emblemática de la dificultad de los antiguos colonos para aceptar el proceso de descolonización. En esto, los suizos de Argelia no se diferencian de los repatriados a los países coloniales. La diferencia es que Suiza, como observa Fois, experimenta una “descolonización sin colonias”.

El libro:

Marisa Fois: ‘Héritages coloniaux. Les Suisses d’Algérie’, Seismo 2021

Enlaces:

 Traducido del italiano por Marcela Aguila Rubín

En cumplimiento de los estándares JTI

Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI

Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.

Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR