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El Senado de EEUU exige más ‘mano dura’

Pie de foto: Brady Dougan, director General del Credit Suisse, defendió a su banco ante el senado de EEUU. Keystone

El Credit Suisse acudió a comparecer hace unos días ante el Senado estadounidense. Hasta ahora, el gobierno suizo ha conseguido evitar que se repita una debacle estilo UBS, pero los expertos están divididos con respecto al rigor con el que la justicia del país norteamericano podría tratar a los bancos suizos en el futuro inmediato.

En 2008 y 2009, una agresiva campaña de Washington contra la evasión fiscal derribó cual fichas de dominó algunas de las principales fortalezas de la plaza financiera suiza: la credibilidad del UBS, el legendario secreto bancario y la prometedora perspectiva de la administración de fortunas.

Una embestida que tambaleó al UBS, pero que favoreció involuntariamente a su competidor, el Credit Suisse, que parece tener frente a sí un futuro menos oscuro, pero no por ello exento de riesgos.

El pasado miércoles (26.02), una audiencia celebrada el Senado de EEUU evidenció la molestia de un poderoso grupo de parlamentarios suizos sobre la laxitud con la que se está conduciendo la justicia de su país a la hora de meter en cintura al Credit Suisse y obligarle a pagar por los delitos fiscales que cometió en territorio estadounidense. Un grupo legislativo encabezado por el senador Carl Levin exige regresar a los tiempos gloriosos en los que los fiscales fueron implacables con la banca suiza.

Las cosas cambiaron

La nueva acometida de la cámara alta estadounidense tiene lugar, no obstante, en un terreno de juego que se ha transformado sensiblemente desde que el UBS pagó una multa de 780 millones de dólares (693 millones de francos suizos) por haber promovido la evasión entre sus clientes. Una falta que le obligó también a entregar a las autoridades estadounidenses las coordenadas de miles de sus clientes norteamericanos.

El Credit Suisse ha corrido una mejor suerte. A pesar de que registraba 22.000 cuentas de estadounidenses en 2008 y e banco admitió que sus empleados habían promovido la evasión entre su clientela, por el momento este banco solo ha tenido que entregar 238 nombres de contribuyentes incumplidos. Un privilegio que Credit Suisse debe al acuerdo firmado por Suiza y EEUU en agosto del 2013, que prohibió la entrega de nombres a las autoridades de EEUU (ver recuadro).

Inconforme con este panorama y dejando entrever que podrían observarse nuevas citaciones para comparecer ante la justicia, Levin afirmó la semana pasada: “Si no vamos a obtener la cooperación de los suizos entonces utilizaremos nuestros propios medios”.

El DoJ, presionado

Las opiniones están divididas con respecto a la estrategia que seguirá el Departamento de Justicia de EEUU (DoJ) con respecto al Credit Suisse y a otros bancos. Contra lo que podría suponerse, el DoJ también fue blanco de duras críticas por parte del Senado por no aplicar mano dura como lo hizo con el UBS.

“El DoJ está recibiendo una gran presión para enviar más citaciones judiciales a los bancos suizos. Sin embargo, este departamento ha expresado firmemente que no quiere utilizar el mismo camino que con UBS. Por ello, no se verán nuevos procesos penales contra los bancos suizos”, dice a swissinfo.ch Peter V. Kunz, experto fiscal de la Universidad de Berna.

Becket Cantley, experto en política tributaria de la Escuela de Derecho John Marshal en Atlanta, EEUU, considera en cambio que el poder del senador Levin y del Subcomité Permanente de Investigaciones (SPI) no debe ser tomado a la ligera.

“Yo esperaría que el DoJ actúe con más rigor, especialmente en el caso del Credit Suisse”, dijo a swissinfo.ch y subrayó la influencia que el SPI tiene sobre algunos de los principales protagonistas de la política y la impartición de justicia de EEUU.

Cantley también manifestó su inquietud por la evidente irritación que muestran Levin y otros senadores por la tardanza del Credit Suisse para entregar nombres de evasores norteamericanos. Acto que podría evidenciar que el banco número dos de Suiza no aprendió la lección el UBS, y que además no está dispuesto a cooperar.

“Credit Suisse podría terminar en una situación incluso peor a la de UBS si no colabora con el DoJ, dada la presión que está ejerciendo el senador Levin”, advirtió.

En 2008, el Departamento de Justicia (DoJ) comenzó a investigar al UBS por promover y cobijar la evasión de impuestos entre sus clientes estadounidenses. Un año más tarde, UBS admitió ser culpable de dichas faltas y se vio obligado a pagar una multa de 780 millones de dólares.

Adicionalmente, el gobierno suizo autorizó la entrega a Washington de datos confidenciales –nombres incluidos- de 4.500 clientes, consintiendo con ello la violación del secreto bancario.

Poco después, el DoJ emprendió acción legal contra otros 14 bancos suizos, entre ellos, el Credit Suisse.

Wegelin –el que fuera el banco privado más antiguo de Suiza- fue la primera cabeza que rodó. La presión ejercida por EEUU durante la investigación que emprendió en su contra, el descrédito que lo rodeó y los gastos financieros en los que incurrió durante el proceso, obligaron a esta institución a vender toda su cartera de clientes no estadounidenses al banco Raifeissen de Suiza en 2012. Un año más tarde, Wegelin había cerrado sus puertas por completo.

El banco Frey, por su parte, anunció el año pasado que podría cesar sus operaciones debido a que las autoridades fiscales de EEUU lo investigaban por evasión.
 
En agosto del 2013, Suiza y EEUU llegaron a un acuerdo para evitar un enjuiciamiento masivo de bancos que asesoraron a sus clientes norteamericanos para evadir impuestos.

Las instituciones que sabían que habían incurrido en un ilícito pero que aún no eran investigadas debieron manifestarse voluntariamente y revelar el volumen de las fortunas que acogieron, y la fecha de apertura de las cuentas. Aceptaron también pagar multas de entre 20 y 50% de valor de los fondos no declarados a cambio regularizar su situación en EEUU.

Este acuerdo precisaba que los bancos no estaban comprometidos a incluir el nombre de sus clientes evasores.

A finales de 2013, ya sumaba 106 el número bancos suizo que se habían acogido a este programa.

Desde entonces, diversos banqueros suizos, abogados y asesores patrimoniales han sido convocados a comparecer. Entre ellos se cuentan al menos siete ex empleados de Credit Suisse.

Suiza aprendió

Más optimista, Kunz esgrime las razones por las que cree que Credit Suisse no vivirá el mismo baño de sangre que el UBS. Actualmente, el DoJ no tiene en su poder el tipo de evidencias que tenía hace cinco años, entre ellas, la declaración de Bradley Birkenfeld, un ex empleado del UBS quien denunció voluntariamente las prácticas irregulares que promovían muchos de los directivos del banco.

Por otra parte, el acuerdo diplomático bilateral al que llegaron Berna y Washington –que jamás fue apoyado por Levin- evita la entrega inmediata de nombres de clientes evasores. Y ha sido una eficaz herramienta para que una centena de bancos suizos que también dieron pasos en falso, aunque a menor escala, admitan sus faltas y paguen multas a EEUU.

Y existe una razón aún más contundente, en opinión de Kunz. Las autoridades suizas ya tuvieron tiempo de recuperarse del shock del ataque al UBS, y sustituyeron el pánico por aplomo y las frágiles reacciones iniciales por argumentos sólidos.

“En el caso del UBS se cometieron muchos errores, pero los nervios se templaron ya. El DoJ debe entender ahora que no obtendría los mismos resultados si repite la táctica que utilizó con el Credit Suisse”, enfatizó el experto de la Universidad de Berna.

Pese a ello, los directivos del banco número dos de Suiza ni se pavonean ni cantan victoria. Saben que por el momento la institución se ha salvado de una suerte parecida  a la del UBS, pero durante la comparecencia ante el senado norteamericano, el propio Brady Dougan, director General del Credit Suisse, expresó que el banco había intentado convencer al gobierno helvético de que le autorizara a revelar más nombres de clientes evasores.

Una multa inminente

Credit Suisse tiene un gran interés por sacudirse definitivamente el conflicto de evasión que enfrenta en EEUU ya que esto le permitiría concentrarse de nuevo plenamente en sus negocios.

La División de Administración de Fortunas de este banco atrajo nuevos activos por 18.900 millones de francos suizos en 2013, un dato interesante pero muy lejano a los 28.600 millones de francos que recibió UBS durante el mismo periodo.

“La reputación del Credit Suisse sufrió un gran golpe”, afirma el analista del Banco Cantonal de Zúrich, Andreas Brun, “pero éste se ha dejado sentir más en Suiza que en otros países. No se han visto demasiados titulares negativos al respecto en el extranjero”.

No obstante, tras el pago de una primera multa por 196 millones de dólares a EEUU por otorgar asesoría de inversión trasfronteriza, el Credit Suisse aún tiene pendiente el pago de otros 300 millones de francos por delitos fiscales cometidos en este país.

Y Brun estima que el castigo financiero total que enfrentarla la institución superará incluso los 780 millones de dólares que pagó UBS en 2009.

Traducción del inglés, Andrea Ornelas

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