España, aguarda inquieta la reunión del BCE
La situación económica del país se fragiliza. Este mes de julio, Bruselas anunció un ambicioso rescate bancario que no logró serenar a los mercados. Esta semana se esperan decisiones del Banco Central Europeo. Suiza está a salvo.
Madrid atraviesa un complejo verano. Tras varias semanas de incertidumbre, finalmente, el pasado día 20 de julio, la Comisión Europea (CE) aprobó un rescate por el equivalente a 120.000 millones de francos suizos destinado a los bancos españoles.
Los fondos estarán disponibles en cuatro tramos durante los próximos 18 meses. A cambio, Madrid deberá cumplir una treintena de rigurosas medidas de austeridad; de lo contrario, el flujo de recursos se suspenderá.
Sin embargo, este ambicioso anuncio no fue suficiente para calmar la volatilidad de los mercados. Durante la última semana de julio, la prima de riesgo española –diferencial entre la tasa de interés que paga Alemania por colocar bonos a 10 años y lo que paga otro país– alcanzó el 7,6%.
Se trata del nivel más alto desde 1999 y cercano a la que alcanzaron Irlanda, Portugal o Grecia cuando se detonaron sus rescates. Este martes, la tasa cedió al 6,6%, después de que se esbozara el posible apoyo del BCE a la Europa en crisis.
Pese al enrarecido panorama, por el momento, los riesgos para Suiza son acotados.
Suiza, a salvo
Rebeca García, portavoz de la Asociación Suiza de Banqueros (ASB) confirma a swissinfo.ch que actualmente la exposición al riesgo de los bancos suizos en España totaliza 21.000 millones de dólares.
De este monto, unos 12.000 millones son pasivos que el sector privado español tiene con la banca helvética; otros 7.600 millones de dólares corresponden a compromisos de los bancos españoles con sus homólogos helvéticos; y los 1.400 millones restantes son compromisos del sector público con los bancos helvéticos.
La exposición al riesgo de Suiza está muy por debajo de la enfrentan otros países europeos. Concretamente, los activos en riesgo que Alemania tiene en España suman actualmente 146.000 millones de dólares (7 veces más que los suizos) y los de Francia totalizan 114.700 millones de dólares (5,5 veces más que los helvéticos), según información de la misma ASB.
Evitando la catástrofe
El deterioro de la situación económica en España avanzó a una gran velocidad durante este mes de julio, mientras el gobierno del Partido Popular (PP, conservador) se resistía a aceptarlo abiertamente.
Una negación que ha sido una constante de la administración española en los últimos años, sin importar el nombre del partido que ha estado al frente del gobierno.
En junio, cuando el salvamento bancario por parte de Bruselas ya era inminente, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy afirmó que “no se trataba de un rescate para España, sino un préstamo en condiciones muy favorables”.
Un lustro antes, en 2007, su predecesor en el cargo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, acuñó un hoy célebre: “España es la que más goles mete en la Champions League de las economías”.
Según el UBS, el país se resistió mucho, antes de dar los pasos necesarios para pedir un rescate para sus bancos.
No obstante, en el análisis El dolor de España: ¿Cuál será el costo del rescate de los bancos?, el economista jefe de UBS Suiza, Daniel Kalt, estima que los 100.000 millones de euros previstos para apuntalar al sistema financiero español “son suficientes en las circunstancias presentes”.
Y advierte que el centrarse en apuntalar directamente a las instituciones financieras con problemas se busca evitar un rescate soberano, esto es, un salvamento que involucre al Estado como conjunto, como sucedió en Portugal, Grecia o Irlanda.
Kalt aclara también que será la evolución de la economía la que determine si dichos apoyos serán suficientes o no. Y todo dependerá de cómo evolucione la economía ibérica durante los próximos dos o tres años.
Falta de claridad
Tras los dolores de cabeza de Madrid, como representante del Gobierno central, Cataluña, la segunda región más rica de España, aceptó la semana pasada que requiere ayuda financiera del Ejecutivo central.
Previamente, Valencia y Murcia habían hecho lo propio. A 31 de julio, son 17 las comunidades autónomas que dejaron de tener acceso a los mercados de bonos debido a que las tasas de interés que deben pagar superan su capacidad financiera.
En principio, España intentará afianzar a las autonomías mediante la creación de un fondo de rescate de 18.000 millones de euros (unos 21.500 millones de francos suizos), pero que se financiaría vía deuda soberana, en un momento de tasas históricamente altas.
“Existe una gran falta de transparencia respecto a los requerimientos financieros efectivos”, señala a swissinfo.ch Janwillem C. Acket, economista jefe del banco Julius Baer.
“Como observadores neutrales, no podemos emitir juicios acerca de las políticas concretas del Gobierno. Pero dada la opacidad que existe respecto a la separación entre el presupuesto del gobierno español y el (español) FROB -Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria-, y considerando la caldeada situación política que hay en España, es imposible realizar pronósticos”, precisa.
BCE, ¿el obligado rescatista?
De acuerdo con el think-tank británico Open Europe, los requerimientos totales de financiación de España superan los 600.000 millones de francos suizos entre 2012 y e2015, lo que aumenta los temores de que Madrid pida un rescate soberano y no solo un salvamento para sus bancos.
Finlandia, Holanda y Alemania, las tres joyas económicas de Europa, se oponen por el momento a la idea de un rescate a gran escala, lo que ha concedido un papel protagónico al Banco Central Europeo (BCE), cuyas políticas son capaces de virar el ritmo de los mercados, pero cuyo mandato es claro y puntual: velar por la estabilidad de precios en la zona euro.
“El problema hoy es el poder del BCE se ha visto cada vez más invadido por el mundo político, que quiere tomar parte de las decisiones de la política monetaria”, afirma Jürg de Spindler, analista político del UBS, en el estudio El BCE: estructura financiera pretenciosa o rescatista del euro.
El pasado domingo, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker afirmó que la zona euro se prepara, junto con el BCE, para comprar deuda soberana de países en problemas. Mario Draghi, presidente del BCE, se mostró cauto, pero deslizó el mensaje de que no dejará caer la zona euro.
El próximo jueves por la tarde, los ojos del mundo económico estarán puestos en la reunión que celebra el BCE y en la posibilidad de que alguno de sus anuncios evacúe parte de la tensión que hoy pesa sobre Madrid, especialmente a través de la adquisición masiva de deuda española.
Una decisión que tiene tantos adeptos como enemigos. Para Jürg de Spindler, dichas adquisiciones podrían crear riesgos mayores en el futuro, porque la misión del banco central es velar por la estabilidad de precios de la zona, no resolver los problemas de un país. Pero es el mismo experto quien reconoce que no tomar decisiones también podría entrañar grandes riesgos para el futuro de la moneda común.
La cumbre europea de julio permitió dar tres pasos importantes:
-Se pactó la creación de un mecanismo europeo de supervisión que estará en marcha antes de fines de 2012 y que dirigirá el BCE.
-Vía este mecanismo, los bancos pueden pedir prestado dinero directamente al llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
-El MEDE estará en capacidad de adquirir de forma directa bonos soberanos, lo que se anticipa como un alivio para las economías en crisis de la región.
En la reunión del BCE, prevista para el 2 de agosto se espera cualquiera de estas opciones:
-Bajar las tasas de interés del 0,75 a 0,50%, con lo que se acercarían a las tasas rectoras cercanas a cero que existen actualmente en Japón o EEUU.
-Reactivar la compra de deuda soberana –política suspendida en marzo pasado-, una alternativa que rechaza el Bundesbank.
-Flexibilizar los requisitos que pide para acceder a sus subastas de liquidez: ampliar el abanico de garantías que pide cuando presta dinero a los bancos.
España la cuarta más importante de Europa y la más grande de todas las que han solicitado apoyos a Bruselas.
Sobre el rescate bancario por 100.000 millones de euros que recibirá en los meses por venir, el Gobierno conservador de Mariano Rajoy ha insistido en que se trata de una “línea de crédito a tasas preferenciales”.
La troika -Bruselas, FMI y el Banco Central Europeo (BCE)- se encargará de supervisar que España cumpla con los 32 compromisos que asumió a cambio de los recursos.
La pregunta que se hace hoy Europa es si el rescate bancario es suficiente o si España requerirá un rescate soberano.
El 26 de julio, el presidente del BCE, Mario Draghi, afirmó que el Banco Central Europeo haría todo lo posible para salvar la zona euro.
Sus declaraciones concedieron un respiro momentáneo a las tasas de interés españolas, que actualmente se sitúan en niveles cercanos a las que alcanzaron en Portugal, Grecia o Irlanda cuando se formalizaron los rescates soberanos.
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