HAYA Therapeutics explora un futuro en el que podrá curar el cáncer y el alzheimer
Samir Ounzain, director general de la start up científica HAYA Therapeutics, habla sobre las limitaciones a las que se enfrenta el espíritu emprendedor en Suiza, aborda su incursión en el mercado estadounidense y explica cómo su terapia para atender enfermedades del corazón podría transformar la medicina global.
Fundada en 2019, HAYA Therapeutics es pionera en su enfoque para tratar diversas enfermedades: convierte las células enfermas en células sanas. Actualmente, esta empresa emergente desarrolla una terapia destinada a atender la insuficiencia cardiaca que tiene planeadas tres desafiantes fases de ensayos clínicos. De resultar exitosa, permitiría tratar una vasta gama de enfermedades comunes, crónicas y derivadas del envejecimiento.
HAYA Therapeutics ha logrado conseguir financiación por el equivalente a 90 millones de dólares (72 millones de francos suizos) y se ha ganado la confianza de la comunidad inversora internacional, pero los pasos que debe dar para consagrar su éxito lucen complejos, incluida la obtención de una autorización para comercializar sus productos, explica a Swissinfo el director general y cofundador de la empresa, Samir Ounzain, desde la sede en Lausana.
Swissinfo: Usted es de origen británico y se formó en el Reino Unido, ¿por qué decidió establecer una empresa emergente (start up) en Suiza?
Samir Ounzain: Suiza es un estupendo lugar para convertir ideas académicas en productos comerciales. Hemos recibido un gran apoyo como empresa emergente. Además, decidimos instalarnos en el campus BiopôleEnlace externo que está cerca de Lausana, porque es un espacio consagrado completamente a las ciencias de la vida. Reúne a ambiciosas start up, a grandes empresas multinacionales y también a instituciones de investigación ofreciéndoles instalaciones de gran modernidad para el trabajo investigativo.
Somos beneficiarios también del amplio legado que ofrece la industria farmacéutica suiza. Pero, en mi opinión, la principal ventaja que ofrece Suiza es el acceso a personas altamente talentosas, lo mismo de origen suizo que de otros países de Europa, que llegan atraídas por el elevado nivel de vida y las oportunidades profesionales que ofrece el país.
Swissinfo: Usted constituyó en Estados Unidos una estructura dedicada exclusivamente a recaudar fondos y buscar vías de acceso a los mercados. ¿Por qué ha sido tan relevante para ustedes este tema?
S.O.: Nuestro objetivo es lograr el impacto más significativo y veloz en nuestros pacientes, así que tenemos un enfoque completamente innovador en el descubrimiento y desarrollo de fármacos. Esto nos ha llevado a privilegiar una perspectiva global: buscamos lo mejor de lo mejor en términos de asociaciones internacionales, elección de proveedores, talentos, oportunidades de financiación y estrategias para despertar el interés del mercado, más que enfocarnos solo en Suiza.
Sin embargo, nos sentimos profundamente satisfechos de tener una estructura suizo-estadounidense porque, como ya se ha mencionado, Suiza es un lugar estupendo para la atracción de talentos y es muy respetada en nuestro ámbito de acción. Estados Unidos, por su parte, nos ofrece oportunidades insuperables de financiación, así como un gran mercado y operadores en biotecnología con una larga experiencia.
Creo que en Suiza y Europa aún hay espacio para mejorar en el campo de la expansión de empresas emergentes. No es común que las empresas con menos de 10 años de vida alcancen el grado de «unicornio» (valor de mercado superior a los 1.000 millones de dólares), especialmente en las ciencias de la vida.
Swissinfo: La regulación helvética exige a las personas que fundan una empresa el pago de impuestos elevados en función de la valoración virtual que tienen las compañías. ¿Considera que esto supondrá un obstáculo para la futura expansión de su empresa en Suiza?
S.O.: Sí, Suiza es uno de los pocos países del mundo que grava el patrimonio. Las personas que fundan una empresa emergente pueden pagar hasta el 1% de la valoración establecida por especialistas externos en inversiones. Por ejemplo, si una empresa emergente vale 1.000 millones de francos suizos, sus accionistas -lo que incluye al grupo fundador- recibirán salarios modestos, pero tendrán que pagar 10 millones de francos suizos de impuestos cada año en cumplimiento de sus obligaciones fiscales patrimoniales.
Si bien este régimen de exención fiscal (que limita el cobro de impuestos cantonales al 60% de los ingresos gravables) mitiga el impacto del problema, la realidad es que sigue siendo muy desafiante para la comunidad emprendedora el reto de quedarse en Suiza. Y el problema central es la brecha que existe entre la valoración virtual de una empresa emergente -sustentada en su potencial de éxito a largo plazo- y la liquidez real del grupo fundador. Encontrar una solución a este enorme desafío sería de gran beneficio para el ecosistema de las empresas emergentes en Suiza.
Swissinfo: HAYA Therapeutics ha recaudado un total de 90 millones de dólares. Como otras empresas emergentes prometedoras, la mayoría de las personas que invierten en su firma son extranjeras, generalmente de Estados Unidos o la Unión Europea, ¿le motiva esto a trasladarse más cerca de ellas?
S.O.: En Suiza es fácil acceder a la financiación inicial que apoya las primeras etapas. Pero la obtención de capitales se torna mucho más escasa durante las etapas de crecimiento posteriores. Por ejemplo, en nuestro caso el grueso de la comunidad inversora está basada en el extranjero. Durante nuestra última ronda de financiación, en la que obtuvimos 65 millones de dólares, las principales proveedoras de capital fueron Sofinnova Partners (que tiene oficinas en París, Milán y Londres) y Earlybird Ventura Capital (presente en Berlín, Londres, Milán y Múnich).
En general, la comunidad inversora internacional observa a Suiza positivamente porque valora su fiabilidad y capacidad de innovación, así que no ejerce presión para que las empresas se muden a otros países. Pero en el caso de HAYA Therapeutics decidimos establecer también una filial en San Diego para poder acercarnos al mercado estadounidense, tanto de la biotecnología altamente experimentada como de los capitales estadounidenses. Este último es fundamental, ya que la comunidad inversora estadounidense gusta del riesgo y tiende a apoyar las ideas audaces.
Swissinfo: La presentación de un nuevo medicamento en el mercado tiene un costo aproximado de 1.000 millones de dólares, especialmente porque los ensayos clínicos de la fase III son extensos y muy onerosos. ¿Cómo financiarán estos procesos?
S.O.: Efectivamente, necesitaremos fondos considerables en el futuro. Por ahora, tenemos planeado iniciar la primera fase de los ensayos clínicos de nuestro principal producto a principios del próximo año, nuestro objetivo inmediato es probar que es seguro y ofrecer indicios de su eficacia. Si es exitoso, entonces encontraremos la forma de abrir otras vías de financiación, como fondos de crecimiento, asociaciones con grandes empresas farmacéuticas y a través de una Oferta Pública Inicial (OPI), posiblemente en el Nasdaq neoyorquino. Los premios que hemos obtenido, especialmente el llamado «Pioneros Tecnológicos» otorgado por el Foro Económico Mundial (WEF en inglés), nos han dado más visibilidad y credibilidad, lo que fortalecerá nuestra posición a la hora de conseguir los fondos necesarios.
Swissinfo: Obtener una autorización reglamentaria global es prohibitivamente caro para una empresa emergente. ¿Dónde pedirán primero la autorización para comercializar su terapia?
S.O.: Cada país o bloque (por ejemplo, la Unión Europea) posee su propio marco regulatorio. Sin duda, intentar con todos a la vez resultaría excesivamente costoso. Por ello, nuestra prioridad es generar ensayos clínicos apegados a los requisitos que exige la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA en inglés) en Estados Unidos, pues sería nuestro principal mercado.
El principal objetivo que nos hemos fijado es utilizar el capital disponible de la forma más eficiente posible. Así que estamos analizando la posibilidad de realizar nuestros ensayos clínicos en jurisdicciones más rentables y que faciliten un rápido reclutamiento de pacientes. Esta estrategia nos permitiría acelerar los plazos de desarrollo, pero respetando los requisitos regulatorios.
Swissinfo: Su producto líder, una terapia para atender la insuficiencia cardiaca, está dirigido a un mercado muy concreto. ¿Lo han decidido así para potenciar las probabilidades de éxito de la empresa?
S.O.: Nuestro producto líder XTX-001 es una terapia dirigida a atender la insuficiencia cardiaca. Se centra en la miocardiopatía hipertrófica no obstructiva. Su enfoque es muy novedoso: se ocupa de tratar las células que tienen un comportamiento anómalo. Algo muy importante es que, si logramos demostrar que la alteración de los estados celulares genera resultados positivos podremos usar nuestra metodología en una vasta gama de enfermedades comunes y crónicas que van de la mano del envejecimiento, como la hipertensión, los transtornos del metabolismo, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o el alzheimer.
Swissinfo: El desarrollo y comercialización de los medicamentos es cada vez más costoso. ¿Cómo garantizarán que todo tipo de pacientes tenga acceso a las terapias que ustedes ofrecen?
S.O.: El principio por el cual nos guíamos está claro: solo comercializamos medicamentos seguros, necesarios, eficaces y asequibles. Nuestra misión final es cubrir las necesidades no atendidas de unos 10 millones de pacientes. Por lo tanto, nuestros medicamentos deben tener precios accesibles gracias, al menos parcialmente, a los sistemas de reembolso médico.
Como mencioné antes, queremos transformar la manera en la que la industria aborda los descubrimientos y desarrollos de los fármacos. Nuestras terapias (basadas en el ARN) son naturalmente programables y pueden ser ampliadas con relativa facilidad. Nuestros costes de operación global y de fabricación están por debajo de la media del mercado, lo que fortalece nuestra confianza en que los productos que ofrecemos serán accesibles.
Texto original editado por Virginie Mangin. Adaptado del inglés por Andrea Ornelas. Revisado por Carla Wolff.
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