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Extranjeros aprovechan lagunas inmobiliarias

Una mansión a orilas del Lago de Zúrich, una inversión atractiva para los extranjeros. Keystone

El creciente número de denuncias de extranjeros acaudalados que violan las reglas del mercado suizo de los bienes raíces añade una nota picante a las campañas políticas de este año.

La prensa suiza denunció la semana pasada a inescrupulosos abogados locales que están en colusión con rusos y chinos para ‘pescar’ los mejores chalés suizos del mercado. La inmigración y sus efectos, siempre son tema de actualidad en Suiza.

La inmigración y sus efectos sobre la sociedad son temas recurrentes en la agenda suiza. Y el debate en torno sus efectos se ha intensificado especialmente a partir de 2002, cuando Suiza abrió sus fronteras a trabajadores de la Unión Europea (UE).

En la actualidad, uno de cada cinco habitantes suizos posee un pasaporte extranjero, una situación que inquieta con frecuencia a la población local.

 
En el periodo político que atraviesa Suiza, la atención se ha enfocado sobre todo en el repunte de los precios de la vivienda y en los contratiempos del sector de la infraestructura, pero el debate incluye también otros tópicos.

Por ejemplo, mientras una corriente defiende los beneficios que ha traído consigo la inmigración, porque Suiza ha atraído extranjeros altamente cualificados que cubren los vacíos que existían en la fuerza laboral, promoviendo el crecimiento económico; también se han abierto espacios que permiten a magnates millonarios y barones industriales introducirse sigilosamente por la puerta de atrás a la adquisición de inmuebles.

Concretamente, a algunos de ellos se les acusa de violar la legislación Lex Koller diseñada para acotar la adquisición de propiedades por parte de extranjeros.

La semana pasada, el diario económico Handelszeitung publicó evidencias de una serie de estafas registradas en Suiza debido a las lagunas que presenta esta legislación. Uno de los timos consiste en adquirir hoteles que serán utilizados por sus propietarios como vivienda y no para fines comerciales, como debía suceder.

“Muy agujereada”

Domink Matter, experto de la consultora de planeación urbana Fahrländer Partner, es también coautor de un informe elaborado por encargo del Gobierno suizo en el que aborda las lagunas de la Lex Koller.

“Es una regulación muy agujereada y fácil de burlar. Deja fuera a los inversores institucionales, como los fondos de inversión inmobiliaria, pero tiene poco efecto sobre la compra de propiedades en el caso de inversores privados”, explica a swissinfo.ch.

Y aunque desde hace mucho se sospechan argucias ilegales que se realizan debido a las lagunas que registra esta legislación, no es fácil encontrar evidencias sólidas y tampoco es posible determinar cuánto se han extendido estas prácticas. O qué argucias nuevas pueden surgir a partir de las debilidades que presenta esta ley.

El experto precisa a swissinfo.ch que los extranjeros solo son escrutados cuando compran una propiedad en Suiza, pero no hay autoridad que se ocupe de verificar posteriormente si los nuevos dueños se quedan en territorio helvético o si parten al extranjero después de materializar la compra.

“Asimismo, es posible para un suizo establecer un negocio, comprar una propiedad a nombre de una compañía determinada y después transferir dicha propiedad corporativa a un extranjero. Producto de lo anterior, la compra de bienes raíces suizos por parte de extranjeros se resbala todo el tiempo entre sus propias deficiencias”.

Tema antiguo

El futuro de las reglas Lex Koller –que toman su nombre de Arnold Koller, ex ministro de Justicia- ha sido sujeto de debate durante muchos años. La comunidad extranjera ha sido acusada reiteradamente de adquirir propiedades vacacionales en destinos turísticos atractivos para luego ir a residir a otro sitio y mantenerlos desocupados la mayor parte del año.


En 2005, el Gobierno propuso reemplazar la Lex Koller por una nueva regulación que abriría el mercado a los extranjeros mientras restringía la construcción de nuevas viviendas.

Por su parte, en 2007, el ambientalista suizo Franz Weber lanzó iniciativas para reforzar la ley Lex Koller y prevenir la expansión urbana.

A finales de 2008, el Parlamento decidió rechazar la iniciativa que proponía Weber y optó por una aplicación más estricta de las regulaciones cantonales que frenan la especulación en el mercado inmobiliario suizo. Esencialmente, la decisión tomada por el Legislativo pavimentaban el camino para que las reglas Lex Koller sean abandonadas en el mediano plazo.

Pero el asunto acapara nuevamente reflectores debido a la rapidez con la que han crecido los precios de las propiedades en Ginebra, Zúrich y otros destinos como Saint Moritz, la célebre estación alpina en el cantón de los Grisones.

Y también porque crecen los rumores sobre la posibilidad de que algunos criminales ‘laven’ dinero ilícito vía la adquisición de propiedades en Suiza.

Barrera al mercado masivo

Para Dominik Matter, en Suiza, el repunte en el precio de los bienes inmuebles se ha visto impulsado recientemente por el crecimiento de la demanda doméstica y las bajas tasas de interés. Sin embargo, las reglas fiscales vigentes están hechas para desincentivar la especulación inmobiliaria, ya que castigan –vía impuestos- a los propietarios que deciden vender pronto un bien inmueble adquirido.


En su turno, Daniel Müller-Jentsch, experto en bienes raíces del think tank Avenir Suisse, opina que sería peligroso desechar en el presente la Lex Koller ya que el franco suizo atrae ya un volumen importante de inversiones hacia el país.

“Si Suiza anula ahora la Lex Koller abriría las compuertas a una expansión descontrolada de compra de chalés y otras propiedades inmobiliarias en destinos clave del país. El franco ya es, por sí mismo, una destino refugio. Y eliminar las reglas citadas podría ampliar el círculo de compradores extranjeros que buscan inversiones seguras vía el sector inmobiliario”, señala a swissinfo.ch.

Aunque las restricciones actuales no representan un serio obstáculo para individuos acaudalados decididos a comprar, ya que están dispuestos a pagar elevados honorarios legales o costes de transacción, sí operan como barrera (a la adquisición de bienes raíces suizos por parte de extranjeros) en un mercado masivo.

En 1961 se puso en marcha una serie de restricciones aplicables a la adquisición de propiedades suizas por parte de extranjeros fueron puestas, en un intento de evitar que los inversores foráneos distorsionaran el mercado inmobiliario doméstico.

Dichas disposiciones se integraron y formalizaron en 1983 en la Ley Federal de Adquisiciones de Bienes Raíces para Personas Extranjeras. Una legislación que posteriormente tomó el nombre informal de Arnold Koller, antiguo ministro de Justicia.

Los extranjeros (personas y compañías) interesados en comprar una propiedad suiza deben solicitar un permiso al cantón en donde quieren realizar su compra. Y el número de permisos es restringido por las autoridades cantonales.

Los ciudadanos europeos y los habitantes con permiso ‘C’ –para ciudadanos de la UE y de Liechtenstein, Noruega e Islandia interesados en residir en Suiza- no son considerados como ‘extranjeros’ en la Lex Koller.

Los extranjeros que compran propiedades para vivir en ellas deben cumplir con este compromiso y deben convertirla en su residencia principal, no en una propiedad vacacional.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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