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Farmacéuticas apuestan por ventas justas en China

Roch y Novartis se proponen impulsar la transparencia en sus ventas en el gigante asiático. Keystone

Novartis y Roche suscriben el compromiso de no ofrecer sobornos a médicos y hospitales chinos para que consuman sus medicamentos y vacunas.

A cambio, los dos gigantes helvéticos aprovechan para desplazar parte de su producción e investigación al país asiático, lo que les permite generar cuantiosos ahorros.

Made in China, la etiqueta que recorre los cinco continentes grabada en todo tipo de productos, gana su espacio entre los bienes farmacéuticos.

Gigantes del sector como Novartis, Roche, ambas de origen helvético, o Pfizer, saben que producir sus medicamentos en China es uno de los caminos más atractivos y rentables para generar economías de escala y para reducir costos (vía insumos y mano de obra).

Por otra parte, la inversión dedicada a proyectos de investigación y desarrollo (I + D) también se torna cada vez más atractiva en terreno asiático, ya que en China, en concreto, es posible encontrar científicos de primera calidad cuyos honorarios suman apenas 20-25% de los que cobran sus homólogos suizos y europeos, en general.

De ahí, que tanto Novartis como Roche eligan nuevas rutas.

Integrar dos medicinas

Desde 2004, tanto Novartis como Roche colaboran con el Instituto para Temas Médicos de la Shangai.

En el primer caso a través de un acuerdo que permite identificar compuestos derivados de la medicina tradicional china para integrarlos a los principios de la medicina occidental, en busca de nuevos y más eficaces fármacos.

Adicionalmente, Novartis inauguró un centro de I + D en la misma ciudad, en donde trabajan activamente 52 científicos chinos. Los principales avances se han conseguido en tratamientos para paliar el cáncer.

En el segundo, Roche opera cada vez más desde Beijing y Shangai y ha invertido más de 2.000 millones de francos suizos en cuatro años en materia de desarrollo de investigación de nuevos medicamentos.

A juicio de Roche, China disfruta de excelentes condiciones para el desarrollo de proyectos químicos, además de ser un mercado de clientes potenciales muy atractivo.

Negocios justos

Como todo mercado en desarrollo China es golpeado por plagas de la economía de mercado como el subempleo o la corrupción.

Es por ello que este mes (20.10), un grupo de 38 farmacéuticas de talla mundial se comprometió a firmar un pacto de ventas justas y transparentes con China.

Y son justamente Roche y Novartis las que están a la cabeza del proyecto por parte de la industria farmacéutica suiza.

El compromiso que asumieron es aceptar una nueva regulación que incluye severas medidas para evitar sobornos comerciales dentro del sector salud chino, afirmó Shu De, director de la División Médica de la Asociación China de Empresas con Inversión Extranjera al anunciar el proyecto.

Al encabezar en Beijing un foro contra el soborno en el ámbito médico, afirmó que la tranparencia permite crear un mercado más justo para todas las firmas.

Cabe recordar en este setnido que sólo durante los nueve primeros meses de 2006 se han registrado 790 casos de soborno comercial dentro del sector salud en China por un total de 10 millones de francos suizas.

Soborno tradicional

La forma tradicional de operar sobornos en China consiste en ofrecer recompensas (financieras en especie, autos, viajes gratuitos al extranjero, etcétera) para que los médicos y/o funcionarios de los hospitales garanticen la venta de sus medicamentos, y no los de su competencia.

Y si este esquema de corrupción funciona bien en China es debido a que los medicamentos son en general muy caros, con lo que frecuentemente quedan fuera del alcance de la población de bajos ingresos.

Otro camino para el soborno es ofrecer recompensas a funcionarios de gobierno de rango cuarto, tercer y segundo niveles para que los hospitales públicos firmen cuantiosos contratos con las farmaceúticas para el suministro de antivirales, vacunas, etcétera.

Y la decisión de estas 38 compañías se inscribe en un compromiso mucho más amplio, en el que Suiza es puntero, para realizar negocios justos dentro y fuera de su territorio.

El interés por China

China es un mercado atractivo por casi todos los frentes.
De acuerdo con la Secretaría de Economía china, ofrece un mercado de 1.300 millones de habitantes, y una de las manos de obra más baratas del mundo. Es posible encontrar obreros que cobran menos de 100 francos suizos mensuales, un sueldo lejano a sus necesidades y con frecuencia injusto, pero que es una constante en el mercado.

Esta es una de las razones que han llevado a China a atraer en 2006, alrededor de 76.200 millones de francos suizos de inversión extranjera, y a colocarse, gracias a su apertura y la integración que ha demostrado en el mercado internacional del comercio, y en una de las 20 economías más competitivas del orbe, según el Libro de la Competitividad 2006 (que hace apenas un año le colocaba en el sitio número 31).

Los defectos más grandes de los que adolece su economía son la falta de un verdadero sistema de seguridad social, que genera inseguridad en las familias y frena el consumo de los hogares.

Así como el agravamiento del desempleo y el subempleo, especialmente desde el año 2000, ya que pese al dinamismo de la población, ésta comienza un incipiente proceso de envejecimiento que cobra sus primeras facturas.

La balanza helvético-china

En términos generales, Suiza exportará al continente asiático bienes y servicios por alrededor de 28.300 millones de francos suizos en 2006. De ese total, la mitad se dirigirá a China, Hong Kong y Japón. El resto habrá de distribuirse entre Singapur, India, Taiwán, Corea del Sur y otros mercados.

En contrapartida, Suiza le importará a Asia productos por un total aproximado de 13.456 millones de francos suizos este año, de los cuales 62% se concentran nuevamente en China, Hong Kong y Japón.

Suiza le vende a china materiales químicos, farmacéuticos, maquinaria de todo tipo y relojería de lujo, aunque esta última sufrió un revés la primavera pasada cuando el gobierno chino decidió imponer un impuesto a los artículos de lujo que golpeo directamente la importación de relojes helvéticos de alta calidad.

En el reverso de la moneda, Suiza le compra a china zapatos, textiles, ropa y aparatos electrónicos de bajo costo.

Y es justamente para que la relación de largo plazo funcione entre las dos naciones, que las empresas helvéticas están estableciendo compromisos de respecto y comercio justo con un gigante con el que el avance de los negocios ya es prácticamente irreversible.

swissinfo/Andrea Ornelas

La Oficina Suiza de Promoción del Comercio (OSEC) es la entidad oficial responsable de promover el comercio entre Suiza y China, debido a la responsabilidad que le fue conferida por mandato de la Confederación Helvética.

El primer acuerdo comercial entre China y Suiza tuvo lugar en 1974. Le siguieron el Acuerdo de Protección de inversiones (1987), y un Acuerdo para Evitar la Doble Imposición (1991).

La industria farmacéutica suiza es la sexta más poderosa del mundo, tiene dos siglos de vida, y genera divisas por más de 45.000 millones de francos suizos cada año para este sector.

Las empresas suizas más importantes que operan en territorio chino son: ABB, Ciba, Holcim, Lonza, Logitech, Nestle, Novartis, Rieter y Roche.

El PIB per cápita en China es de 2.174 dólares.

La economía china crecerá 10% este año, 4 veces más que la Suiza.

La tasa china de desempleo será de 9% en 2006, el triple de la helvética

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