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ICSS: el deporte al servicio de la seguridad del Estado

Personal trabajando en el centro de mando de seguridad para la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Qatar
Personal del centro de mando de seguridad de Aspire para la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Qatar. Afp

Como parte de su objetivo de reformular una narrativa en torno al deporte, Qatar creó el Centro Internacional para la Seguridad en el Deporte (ICSS). Su sede se trasladó posteriormente a Ginebra. Pero desde el principio su agenda se vio empañada por la falta de transparencia y los vínculos con el emirato.

Antes de que Qatar ganara la competencia para ser sede de la Copa del Mundo de 2022, el Estado del Golfo ya tenía planes para crear una organización destinada a luchar contra la impunidad en el deporte. En marzo de 2011, apenas unos meses después de que se anunciara la candidatura ganadora, Mohammed Hanzab, antiguo teniente coronel de las fuerzas de defensa del país y oficial de inteligencia, anunció la creación del Centro Internacional para la Seguridad en el Deporte. Actualmente sigue siendo su presidente. 

La ofensiva de Qatar en Ginebra

Esta es la primera parte de una serie de tres capítulos sobre cómo Qatar ha utilizado Suiza como centro para promover su imagen pública desde que fue nombrado anfitrión de la Copa del Mundo de 2022. En el primer episodio, analizamos las redes y la influencia creadas por el emirato en Ginebra, mientras que en el tercer episodio hablamos sobre la Sports Integrity Global Alliance (SIGA), una institución fundada por Qatar y con sede en Ginebra que se enfrenta a acusaciones por falta de transparencia.

En 2017,  el ICSS trasladó su centro de operaciones europeas de Londres a una propiedad junto al lago de Ginebra. Hanzab comentó en ese momento: “Ginebra es el hogar de algunos de los principales influyentes del mundo”. También señaló que el ICSS esperaba “trabajar en estrecha colaboración con los funcionarios en Ginebra para ampliar aún más nuestra cartera actual de clientes y socios globales con las principales organizaciones internacionales, gobiernos, agencias de aplicación de la ley, órganos de gobierno y otras ONGs.”

En el momento de su creación, el ICSS comunicó que su propósito era “servir como centro internacional […] para beneficiar y salvaguardar el deporte”.

Los vínculos del ICSS con Qatar despertaron de inmediato dudas sobre si el país estaba utilizando a la organización como una herramienta de poder para impulsar su propia agenda deportiva y ocultar bajo la alfombra los temas sensibles, como las violaciones de los derechos humanos, que sistemáticamente se negaba a abordar.  

Después de persistentes preguntas sobre su financiación y de que Hanzab negara repetidamente tanto los vínculos con Qatar como los conflictos de intereses, la organización reveló en 2017 que tenía un presupuesto anual de 26 millones de francos suizos (26,1 millones de dólares) – aproximadamente lo mismo que la Asociación Mundial Antidopaje (AMA) – y que el 70 % procedía de Qatar.
 

A medida que Qatar se embarcaba en la candidatura para la Copa del Mundo de 2022, los informes sobre abusos y muertes de los trabajadores inmigrantes que construían las infraestructuras se convirtieron en un creciente lastre para la optimista narrativa que el país productor de gas estaba deseando proyectar. A esos trabajadoresEnlace externo procedentes de comunidades empobrecidas del sur y el este de Asia se les negaba a menudo su salario, se les prohibía cambiar de trabajo y no podían salir libremente del país. Algunos trabajadores extranjeros también se enfrentaban a duros castigos por criticar el sistema.

Una investigación del periódico The GuardianEnlace externo descubrió que al menos 6 700 trabajadores inmigrantes murieron en Qatar entre 2010 y 2020, mientras el país se preparaba para el evento deportivo. Sin embargo, no está claro cuántos de esos trabajadores estaban empleados en los proyectos de construcción de la Copa del Mundo. Las autoridades qataríes afirman que 37 trabajadores murieron mientras trabajaban en las obras del evento, y que solo tres de estas muertes fueron consecuencia de un accidente laboral.

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra, realizó lo que denomina un “análisis en profundidad” de las muertes relacionadas con el trabajo en Qatar y concluyó que 50 trabajadores murieron en 2020, más de 500 resultaron gravemente heridos y 37 600 sufrieron lesiones leves, todo ello principalmente en el sector de la construcción.

Bajo la presión de la Confederación Sindical Internacional (CSI), con sede en Ginebra, y de la Organización Internacional del Trabajo, Qatar anunció compromisos de reforma laboral siete años después de ganar la candidatura, entre los que se incluyen la prohibición del trabajo al aire libre al mediodía durante los meses de verano, la autorización para que los trabajadores salgan de Qatar sin el permiso del empleador y el establecimiento de un salario mínimo.

Pero el grupo de defensa de derechos humanos Human Rights WatchEnlace externo aseguraba que esas medidas habían sido “lamentablemente inadecuadas y mal aplicadas”.

También se pusieron en marcha investigaciones sobre la corrupción en el proceso de licitación. A finales de 2021, el Departamento de Justicia de Estados Unidos declaróEnlace externo que varios funcionarios de la FIFA habían recibido sobornos para votar por Qatar en 2010.

En Francia se está investigando también una reunión entre el expresidente Nicolas Sarkozy, el expresidente de la federación europea de fútbol UEFA, Michel Platini, y el emir qatarí días antes de la candidatura ganadora. Se alega que se obtuvieron beneficios económicos a cambio del voto francés. No se han presentado cargos.

A menos de un mes del inicio del Mundial, Tamim Bin Hamad Al-Thani, el emir de Qatar, describió el evento como una “gran ocasión humanitaria” en un discurso ante el consejo de la Shura, el órgano legislativo de dicho país y afirmó que las críticas a Qatar eran “invenciones”.

Durante la última década, sus actividades han comprendido desde la organización de la seguridad en los eventos deportivos hasta la lucha contra el arreglo de partidos y la organización de eventos lujosos. Detrás de la fachada de un enorme grupo de redes, el ICSS ha logrado consolidar los vínculos entre Qatar y las organizaciones internacionales.

Un acuerdo anticipado entre el ICSS y el comité organizador de la Copa del Mundo de Qatar para ayudar en las consideraciones de seguridad en el período previo al evento marcó la pauta del grupo. Comenzó a reclutar figuras de seguridad de alto rango. Khoo Boom Hui, antiguo presidente de Interpol, se unió al grupo como miembro del consejo asesor. Chris Eaton, otro exfuncionario de Interpol y jefe de seguridad de la FIFA, dejó el organismo futbolístico junto con todo su equipo para unirse al ICSS. Su traspaso se realizó justo después de haber supervisado un examen de intercambio de votos entre Qatar y España-Portugal de cara a la adjudicación del Mundial de 2022.

“Hay un ambiente [en el ICSS] marcado por antiguos policías y militares [y] que incluye a personas de Qatar y de otros lugares”, decía Jens Sejer Andersen, director de Play the Game, una iniciativa respaldada por Dinamarca para elevar los estándares éticos, la democracia y la transparencia en el deporte.

Mohammed Hanzab
Mohammed Hanzab, exteniente coronel del ejército qatarí, es fundador y presidente del ICSS. AFP

Una configuración poco usual

En Ginebra, el ICSS se inscribió como fundación en el registro de comercio suizo y fijó su primera residencia en una finca junto al lago, no muy lejos de la residencia del embajador de Qatar, antes de trasladarse a un edificio adjunto que extrañamente no lleva marcas visibles de la presencia de la organización.

Desde el principio sorprendió esa falta de transparencia.

El ICSS brinda una dirección en su página web -Boulevard Georges Favon, 18- que, tras una inspección, resulta ser de las oficinas de una compañía de seguros suiza y de una serie de otras empresas. Justo al otro lado de la calle se encuentra PM Audit and Office Consultant Société Fiduciaire, la misma entidad responsable de preparar los informes financieros de SIGA, otra organización estrechamente vinculada a Qatar. (ver capítulo 3)

Sin embargo, en el registro mercantil de Ginebra, la dirección más reciente del ICSS figura como una casa unifamiliar en Chemin de la Carcellière 17, en el frondoso barrio de Vésenaz. En el buzón aparece un nombre, no el del ICSS, sino el del responsable de relaciones públicas del grupo, un antiguo empleado de la misión de Qatar en la ONU en Ginebra.

Tampoco hay mucha información en la página web del ICSS sobre sus finanzas o controles y balances. La plataforma se limita a indicar que “el ICSS prepara estados financieros de acuerdo con las Normas Internacionales de Información Financiera”, y que los registros económicos de su sede son auditados por KPMG. Pero esos registros no están disponibles públicamente.
 

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Salas de reuniones VIP

Apenas creado, el ICSS organizó múltiples conferencias y actos sobre temas como la participación de los jóvenes y las mujeres en el deporte y la integridad financiera. Invitó a funcionarios de organismos gubernamentales del mundo del deporte y de organizaciones internacionales, así como a grupos de medios de comunicación, para ser oradores en las principales ciudades.

Entre las sedes para los eventos estaban la Cámara de los Comunes de Londres y Times Square de Nueva York, donde la ex secretaria de Estado norteamericana Condoleeza Rice, sin experiencia conocida en deportes, se encontraba entre los invitados. La plaza se transformó en campos de fútbol improvisados. Se celebraron otras reuniones en Washington, Nueva York, Bruselas y Ginebra.

El grupo también se aventuró a abordar el arreglo de partidos, que aún no había sido reconocido como una amenaza importante por la mayoría de las organizaciones deportivas. Un informe de la Universidad de la Sorbona de 2014, encargado por el ICSS, reveló que cada año se blanquean unos 140.000 millones de dólares a través de la manipulación de partidos.
 

 La organización vio la oportunidad de tomar una posición

“Era un espacio abierto que estaba en juego”, dice Andersen, de Play the Game. “El ICSS no tardó en darse cuenta de que había un reto mayor en materia de integridad deportiva a nivel internacional, en el que se podía ganar una reputación y reunir información si se participaba en él”.

En 2015, pocas semanas después de que las autoridades suizas detuvieran a siete funcionarios de la FIFA en un hotel de Zúrich a petición de las autoridades estadounidenses, el ICSS organizó una charla en el Club Nacional de Prensa de Washington sobre el aumento de la transparencia en las licitaciones para la celebración de grandes eventos deportivos y la lucha contra la corrupción, lo que suscitó dudas y preguntas sobre las intenciones del grupo.

A principios de 2015 se firmó una asociación con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con sede en Viena, en la que el fiscal general de Qatar asumió un papel destacado en la lucha contra la corrupción (véase la parte 1). La asociación tenía como objetivo reforzar la cooperación transfronteriza para luchar contra el arreglo de partidos a través de la asistencia jurídica y el levantamiento del secreto bancario, y mediante el lanzamiento de una guía de buenas prácticas para las investigaciones.  

El ICSS realizó un taller en 2021 con la Organización Mundial de la Salud sobre la “comunicación de riesgos” en eventos deportivos. Este año organizó un diálogo sobre la prevención del extremismo violento a través del deporte con otras oficinas e institutos de la ONU, de los que Qatar es uno de los principales donantes.

Sin embargo, cualquier debate sobre las irregularidades cometidas por Qatar quedó fuera de debate. Ya en 2015, en un foro de Integridad Financiera y Transparencia en el Deporte (FITS) organizado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en Ginebra, el presidente del ICSS, Hanzab, abandonó la sala cuando Jaimie Fuller, activista deportiva y crítico de la FIFA, preguntó por los abusos laborales en Qatar, recuerda Andersen, que asistió a la reunión.

Editado por Virginie Mangin/gw

Adaptado del inglés por Norma Domínguez

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Debate
moderado por Dominique Soguel

¿Qué habría que hacer para que los grandes eventos deportivos no perjudiquen los derechos humanos ni el medio ambiente?

¿Qué criterios deben tener en cuenta las organizaciones deportivas a la hora de elegir una sede para competiciones internacionales como la Copa del Mundo o los Juegos Olímpicos?

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*Este artículo se modificó el 17 de noviembre para proporcionar información adicional sobre el número de trabajadores migrantes que se cree que han muerto en Qatar.

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