La evasión fiscal, un secreto difícil de guardar
Las revelaciones sobre paraísos fiscales publicadas recientemente por diversos medios internacionales, han causado asombro y clamor. Aunque los bancos suizos no quedan a salvo, Suiza ve con buenos ojos la divuglación de esta información.
“Lo que más sorprende en esta historia es la rapidez con la que se creó una nueva vía de información para las autoridades fiscales”, sostiene Marco Bernasconi, profesor de Derecho Fiscal en la Universidad de Lucerna. “Hasta hace poco, el intercambio de información bancaria debía realizarse en el marco de los tratados bilaterales. Las autoridades fiscales debían cumplir procedimientos frecuentemente laboriosos y pedir información caso por caso, si querían obtener datos sobre evasores potenciales”.
“Ahora, gracias a la informática, millones de coordenadas pueden ser liberadas en cuestión de segundos, lo que nos hace cada vez más conscientes del poder de esta herramienta de divulgación, que ya había demostrado sus alcances en muchos otros dominios. Es un importante punto de inflexión que reducirá cada vez más el margen de maniobra para la evasión fiscal”.
La plaza financiera suiza fue, de hecho, la primera que sufrió las consecuencias de este nuevo fenómeno: una serie de CD con millones de datos bancarios confidenciales fueron entregados -o vendidos- a las autoridades fiscales de diversos países vecinos, desafiando el secreto bancario. Ahora, los documentos que llegaron a las oficinas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación pusieron en sus manos información sobre más de 120.000 empresas fantasma, 12.000 intermediarios y 130.000 clientes bancarios de 140 países.
El año pasado, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) recibió un CD que contenía 2,5 millones de archivos.
Durante varios meses, periodistas de 58 medios revisaron los datos que evidencian un complejo sistema de evasión de impuestos, debido en parte a la optimización fiscal internacional.
Los documentos pusieron al descubierto a 120.000 empresas, 12.000 intermediarios y 130.000 titulares de cuentas de un total de 140 países. Entre las personas involucradas figuran líderes políticos, empresarios, artistas y ricos herederos de todo el mundo.
En el centro de esta red hay dos empresas que se especializan en operaciones offshore: Commonwealth Trust Limited, de las Islas Vírgenes Británicas, y Portcullis Trustnet, con sede en Singapur, pero con operaciones en las Islas Caimán, Samoa y Cook.
Los fondos, incluidos los de Suiza, se limpiaban a través de la creación de miles de trusts y empresas fantasmas. Entre los bancos suizos supuestamente involucrados están el UBS y el Credit Suisse.
La punta del iceberg
Bruno Gurtner, presidente de la Tax Justice Network (TJN) hasta marzo pasado, una ONG que lucha desde hace más de una década contra la evasión de impuestos, interpreta favorablemente las revelaciones.
“Me alegra mucho que este tipo de información despierte el interés mundial, aunque solo se trate de la punta del iceberg. De acuerdo con nuestras investigaciones, hay hasta 32 billones de dólares escondidos en la totalidad de los paraísos fiscales del planeta”, afirma.
“Esos documentos demuestran de forma concreta cómo funciona la evasión en paraísos fiscales: se trata de un problema que no involucra solo a pequeñas islas. Los fondos ocultos provienen frecuentemente de plazas financieras importantes, como las de Londres, Nueva York, Zúrich o Singapur. Son estructuras basadas en redes perfectamente organizadas que involucran a empresas, contribuyentes acaudalados, centros financieros y paraísos fiscales del mundo entero. Y son los Estados y sus contribuyentes los que pagan la factura. Evadir impuestos es literalmente sinónimo de robar a las poblaciones concernidas”.
Bruno Gurtner espera que las revelaciones en el caso de Offshore-Leaks incremente la presión para que los gobiernos actúen. Las autoridades fiscales deben, primero, enfocarse en los casos ya denunciados y castigar a los responsables, dice.
Posteriormente, los gobiernos tendrán que reforzar sus medidas de lucha contra la evasión fiscal y volver más transparentes las actividades de los trusts, las fundaciones, las empresas ficticias y de cualquier otra entidad o instrumento utilizado para ocultar dinero en el extranjero.
Suiza, menos aislada
Da anni nel mirino di vari paesi europei e degli Stati uniti, la piazza finanziaria svizzera non è risparmiata neppure dallo scandalo Offshore-Leaks. Nei documenti figurano i nomi di 300 ricchi contribuenti, 70 società, 20 banche e decine di avvocati e fiduciari. La cosa non sorprende, tenendo conto già soltanto del fatto che sono le due grandi banche svizzere, UBS e Credit Suisse, a detenere i più ingenti patrimoni mondiali offshore.
La ministra delle finanze Eveline Widmer-Schlumpf si è detta tuttavia “contenta del fatto che, questa volta, si parla anche di altre piazze finanziarie”. A suo avviso, questa vicenda dimostra l’importanza della strategia per una piazza finanziaria pulita, proposta dal governo, e la necessità di proseguire il processo di adeguamento agli standard internazionali imposti dall’Organizzazione per la cooperazione e lo sviluppo economico (OCSE).
Sempre più confrontate a pressioni, sanzioni e processi, alcune banche svizzere hanno già cominciato di propria iniziativa a imboccare questa strada. Appena pochi giorni fa, Credit Suisse e Julius Bär hanno annunciato che, d’ora in poi, accetteranno soldi dei contribuenti tedeschi solo se proveranno concretamente di aver dichiarato al fisco i loro averi.
El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, anunció el miércoles que su país aceptará el intercambio automático de información a partir del 1 de enero de 2015.
Austria parece también cada vez más dispuesta a avanzar en esta dirección. Suiza se encuentra pues cada vez más aislada en Europa en su intento por defender el secreto bancario, aunque ha cedido mucho terreno en la materia durante los últimos años.
Por ejemplo, abolió la distinción entre fraude y evasión fiscal. Históricamente, Suiza concedía asistencia administrativa a otros países solo en casos de presunto fraude y no en los de sospechas de evasión.
A finales de este año, el gobierno suizo pondrá en marcha una nueva estrategia para limpiar su plaza financiera y adaptarla a las normas internacionales vigentes.
Más obligaciones
“Los bancos suizos se sienten cada vez más obligados a aplicar este tipo de medidas, no solo por la presión internacional, sino también por el creciente riesgo de fuga de datos. Hace algunos años era posible invertir un patrimonio en una entidad offshore con cierta seguridad. Hoy, es un secreto mucho más difícil de guardar”, opina Marco Bernasconi.
Numerosos observadores han expresado que si Suiza logra liberarse de este modelo antiguo y genera una nueva imagen a escala internacional, su plaza financiera saldrá ganando.
“Los grandes bancos serían los principales ganadores. En contrapartida, los pequeños establecimientos privados pagarían el precio, pues son los que trabajan sobre todo con fondos de clientes europeos que no han declarado sus patrimonios al fisco de sus países”, señala el abogado ginebrino Douglas Hornung.
Los tiempos por venir se anuncian difíciles también para los intermediarios dedicados a la llamada optimización fiscal –como despachos de abogados, sociedades financieras o fiduciarias, según Hornung.
Para adaptarse a los nuevos estándares de la OCDE, a finales de este año el gobierno helvético deberá introducir ajustes que crearán un vínculo directo entre la evasión fiscal y el blanqueo de dinero.
“En el futuro, todo intermediario que permita o tome parte en la creación de estructuras destinadas a la evasión fiscal será perseguido por el delito de lavado de dinero, si no denuncia al cliente, o si rehúsa transmitir información a las autoridades supervisoras. Toda una amenaza para quienes trabajan en este campo (de la optimización fiscal). A los abogados, les convendrá más ocuparse de divorcios”.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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