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“Queremos parar la batalla entre tumor y tejido sano”

Eduardo Moreno, biólogo celular de la Universidad de Berna, encabeza un equipo de científicos dedicados a comprender por qué el cáncer rompe la cohesión social celular. swissinfo.ch

En la Universidad de Berna, un equipo de investigadores del Departamento de Biología Celular se centra en un cometido fundamental: Tras descubrir cómo el cáncer rompe la cohesión social entre las células, ahora estudia las posibilidades de frenar este proceso.

Entrevista con el director del proyecto, el doctor Eduardo Moreno, premio Josef Steiner, el ‘Nobel’ en las investigaciones sobre el cáncer.

El motivo fundamental por el que el doctor Eduardo Moreno recibió el premio Josef Steiner 2011 en octubre pasado en Berna es que sus investigaciones permiten entender lo que ocurre en esas primeras etapas de la alteración celular para conformar un tumor.
 
El paso siguiente es saber qué genes o qué moléculas están involucradas en estas alteraciones. De este modo se podría diseñar la tecnología adecuada para detectar y tratar los tumores antes de lo que ahora se hace.
 
Para el doctor en Biología Celular, tal vez nos encontramos al inicio de una serie de descubrimientos para comprender mejor las relaciones sociales de nuestras células y cómo el cáncer las afecta. Entrevista.

swissinfo.ch: La cohesión social no es solo asunto de política, sino que resulta muy relevante para el inicio de un tumor, como su equipo lo ha demostrado.

Eduardo Moreno: Efectivamente, las células de nuestros cuerpos deben tener cierta interacción social, y el cáncer la rompe.
 
Lo que me interesa es saber cómo los trillones de células que componen nuestro cuerpo forman una cohesión social que colabora de forma muy efectiva. ¿Cómo ese trillón de individuos –puesto que cada célula puede vivir por su cuenta- decide cooperar y conformarse como un nuevo organismo?
 
Al profundizar en este asunto mi equipo empezó a observar cómo esa cohesión social a veces se quebranta porque los genes que la mantienen se mutan, dejan de funcionar adecuadamente; lo que lleva al cáncer u a otras modificaciones.

swissinfo.ch: Usted no es un científico dedicado al cáncer, sino biólogo celular. ¿Por qué es el actual ‘Nobel’ en ese ámbito de la investigación oncológica?

E.M.: Mi interés es básico: saber cómo el cuerpo humano mantiene esa sociedad celular con estas implicaciones en enfermedades como el cáncer. El motivo del premio es el descubrimiento de que las etapas tempranas del cáncer parecen deberse a esta ruptura de la cooperación entre las células.

swissinfo.ch: Investigación tan básica como fundamental.

E.M.: Cierto. Se trata de comprender cómo las células se comunican entre sí. Nosotros, para cooperar entre individuos usamos el lenguaje, nuestro modo de comunicación. El de las células es a través de los genes, las moléculas y las proteínas. Y si falla esa comunicación, si se vuelve aberrante de modo que unas células no hacen caso de lo que les piden otras, ocurre una patología.

swissinfo.ch: Explique en palabras sencillas su descubrimiento sobre la competición celular.

E.M.: Hemos contribuido a saber cómo las células normales reconocen que la vecina es una célula rara o peligrosa y cómo esa célula es eliminada por las células de alrededor. Este sistema de cohesión social, de monitoreo de las células vecinas, lo hemos denominado ‘código Flower’ que procede de la analogía con las “guerras floridas” entre los aztecas y sus vecinos, anteriores a la llegada de los españoles a lo que hoy es México.
 
Estos enfrentamientos tenían la peculiaridad de que ganadores y perdedores no se mataban entre sí en el campo de batalla, sino que se capturaba al perdedor y se le pintaba de azul. Posteriormente -si se daba una serie de circunstancias durante el ritual-, se sacrificaba para apaciguar a los dioses.
 
De modo semejante, las células sanas en estas batallas para eliminar a las células peligrosas o que no están haciendo lo que deben, usan ese código que recuerda a las guerras floridas porque se pinta a los perdedores con una molécula.
 
Si la molécula marca a la célula como problemática, de menor calidad, entra en un proceso de comunicación con otras células para determinar si esa célula deberá ser eliminada o si se mantiene con esa etiqueta, pues el daño sería transitorio y se le da tiempo a recuperarse. Se trata de un sistema de muerte “social”, la célula marcada no llegará a destruirse si está rodeada por otras con su misma marca.
 
El concepto de destrucción de las células más débiles a favor de las más fuertes es el fundamento de la competición celular.

swissinfo.ch: ¿Qué tiene que ver esto con el inicio del cáncer?

E.M.: Este código social, normalmente beneficioso porque permite seleccionar a las mejores células de la población, puede ser mal empleado por las células precancerosas.
 
Estas células mutadas, hiperactivas y muy individualistas, que hemos bautizado como ‘supercompetidoras’, usan el código Flower para hacer creer a las células sanas que son ellas las perdedoras y las convencen de desaparecer. Matan así a las células sanas e invaden el tejido normal, destruyen los órganos.

swissinfo.ch: Su equipo, al descubrir este código, se ha inmerso en un micromundo desconocido. ¿Qué sigue?

E.M.: Queremos intentar modificar esta comunicación o esta guerra molecular mal empleada, de forma que paremos la batalla entre el tumor y el tejido normal; ver si al degradar o bloquear esas moléculas del código Flower se puede impedir el crecimiento de un tumor. 
 
Además, nos interesa mucho descubrir cómo las células leen el código Flower de sus vecinas. Descubrimos esta molécula que las marca como perdedoras o ganadoras, pero no sabemos aún cuál sería la molécula que reconoce estas marcas. En términos visuales, sabemos cuál es la pintura, pero no cuál es el ojo molecular que la ve.

swissinfo.ch: Entonces prevalece un gran desconocimiento de esos inicios de las modificaciones celulares que provocan el cáncer…

E.M.: En el caso del cáncer -cuando un médico lo detecta con las técnicas actuales-, ya cientos de miles de células están afectadas. Pero la mayoría de los cánceres inicia con una única célula que acumula mutaciones, pero una célula es muy pequeña; nuestros cuerpos están compuestos por trillones de ellas.

swissinfo.ch: ¿Cuál es el tamaño de un ‘pequeño tumor’ detectado por el médico, a ojos de un biólogo celular?

E.M.: Lo que los patólogos identifican como un “pequeño tumor” compromete a mil millones de células, lo mínimo detectable actualmente.
 
Es decir, todo ese proceso después de que esa primera célula maligna o premaligna comienza a dividirse y formar un cáncer no lo podemos detectar sino hasta que alcanza un tamaño suficientemente grande.
 
El 75% de este crecimiento previo, de las duplicaciones de la población de células pretumorales o tumorales ocurre antes de que pueda tener un tamaño detectable.
 
Esa ventana inicial no la conocemos, y eso lleva lamentablemente a que los casos se detecten muy tardíamente. Un tumor puede llevar varios años o decenas de años creciendo antes de poder ser descubierto.

swissinfo.ch: Gran retraso en la detección de un tumor…

E.M.: Sí. Llevamos un retraso grave. La esperanza es que a largo plazo nuestro trabajo de ciencia básica tenga un impacto clínico. Que dentro de 10 o 20 años, nuestros hijos se puedan beneficiar. La ciencia debe progresar aún más de lo que ha avanzado hasta ahora, pues no hay que olvidar que cada vez hay más cánceres curables, que las técnicas de diagnóstico han mejorado y que cada vez hay más pacientes que sobreviven a la enfermedad.

Es el primer investigador de la Universidad de Berna en recibir el premio internacional de la Fundación Dr. Josef Steiner, conocido como “el premio Nobel de la investigación sobre el cáncer” y dotado con un millón de francos suizos.
 
El científico, de origen español y 41 años, comparte el galardón 2011 con el profesor Christoph Klein de la Universidad de Ratisbona (Alemania). 
 
Desde enero de 2011, Moreno dirige un equipo multicultural en el Departamento de Biología Celular de la Universidad de Berna dedicado al estudio pionero de la cohesión social celular y al análisis de las células madre.
 
Egresado por la Universidad Autónoma de Madrid, realizó sus estudios doctorales en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (Madrid).
 
Fue científico postdoctoral en el Instituto de Ciencia Molecular de la Universidad de Zúrich de 2001 a 2004, y en Madrid fungió como investigador principal en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de 2004 a 2010.
 
Moreno ha recibido hasta ahora 6 premios por sus investigaciones.

Principal causa de mortalidad mundial.
 
Los cánceres que causan mayor número anual de muertes son los de pulmón, estómago, hígado, colon y mama.
 
El cáncer comienza en una célula.
 
La transformación de una célula normal en una tumoral es un proceso que abarca varias fases y suele consistir en la progresión de una lesión precancerosa a un tumor maligno.
 
El cáncer es un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados de células.
 
Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo.
 
El tumor suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en puntos distantes del organismo.
 
Actualmente, un porcentaje importante de cánceres pueden curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana.
 
El 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer.
 
Fuente: OMS

36.000 nuevos casos al año
 
15.600 decesos anuales.
 
Tipos más frecuentes/hombres:
Próstata: 29,6%
Pulmón: 12,5%
Colon: 11,3%
Melanoma: 4,8%
 
En las mujeres:
Seno: 31,9%
Colon: 11,1%
Pulmón: 7,6%
Melanoma: 5,8%

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